El Senado español habla en cinco lenguas
Gerardo Lissardy, Europa
Los políticos españoles -como en cualquier parte del mundo- suelen tener problemas para entenderse sobre los grandes asuntos del país, pero desde esta semana los miembros del Senado pueden intentarlo en cinco lenguas… con traductor incluido.
Un cambio en el reglamento de la Cámara Alta española permitió a sus miembros discutir en cualquiera de las lenguas cooficiales del país: catalán, euskera, gallego o valenciano, además del castellano que todos hablan.
Los defensores de la medida afirman que sirve para reflejar la variedad lingüística de las distintas regiones de España, que la Constitución pide respetar y proteger.
Pero los críticos sostienen que el cambio convierte al Senado en una Torre de Babel y que la necesidad de una traducción simultánea en el hemiciclo aumenta el gasto en tiempos de ajuste y crisis.
La polémica, en la que se han involucrado el presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, y líderes opositores, tiene para muchos un valor más allá de lo anecdótico.
"Es el símbolo de un país que no tiene claras las prioridades y no sabe cómo resolver su integración", dijo Juan Carlos Rodríguez, investigador de la consultora española Analistas Socio-Politicos, a BBC Mundo.
Lenguas españolas
La crispación entre los políticos españoles sobre las lenguas regionales del país está lejos de ser una novedad.
El debate ha girado en los últimos tiempos en torno al empleo de determinada lengua en espacios públicos o en aulas de distintas partes de España.
En el pleno del Senado español, la única lengua reconocida hasta esta semana era el castellano, aunque las lenguas cooficiales podían utilizarse en reuniones de comisiones.
Pero en julio los senadores decidieron que a partir de 2011 se permitiría hablar las cinco lenguas en pleno hemiciclo para la discusión de mociones, aunque no de proyectos de ley o en las preguntas al Gobierno.
El primer senador en hacerlo fue el socialista Ramón Aleu, cuando el martes habló en catalán en pleno hemiciclo, mientras sus colegas se ponían los auriculares para escuchar la traducción al castellano.
Según medios españoles,el costo del servicio de traducción será el equivalente a unos US$473.000 anuales.
Al defender la iniciativa, Zapatero recordó que el Senado es la cámara de representación territorial de España y, por lo tanto, está llamada a reflejar la “pluralidad” que hay en el país con sus distintas lenguas.
"Son todas ellas lenguas españolas", afirmó el jefe de gobierno socialista.
Pero el opositor y conservador Partido Popular sostiene que en las instituciones estatales debe hablarse el castellano como lengua común y afirma que el cambio supondrá un gasto innecesario.
Algunos se preguntan qué pasaría hoy en el Senado español si el uso de las lenguas cooficiales se hubiera permitido desde el fin del régimen de Francisco Franco y la entrada en vigor de la Constitución de 1978.
"Hubiera sido todo más fácil", dijo Gonçal Mayos, profesor de filosofía contemporánea en la Universidad de Barcelona, en diálogo con BBC Mundo.
Mayos aseguró que existe una "tensión acumulada" en torno al uso de las lenguas cooficiales en España y su empleo ahora en el Senado "tiene un valor simbólico de reivindicación" por parte de algunos miembros.
"Que se haya tardado 31 años en poder hacer este gesto, incluso simbólico, indica un problema: no se ha conseguido despolitizar el hecho lingüístico", dijo.
En las regiones de España, las lenguas locales suelen verse como un rasgo de identidad propia y 18% de la población del país considera una de ellas como su lengua materna (más allá del castellano), según un estudio de Eurobarómetro en 2005.
Pero Rodríguez, de Analistas Socio-Politicos, indicó que cualquiera que viaje al Cataluña, Galicia, el País Vasco, la Comunidad Valenciana podrá comunicarse en castellano sin inconvenientes ni necesidad de traductores.
"La sociedad es mucho más libre y de acomodación recíproca que la clase política, que (plantea) las cosas mucho más en términos de blancos y negros", aseguró.
Los políticos españoles -como en cualquier parte del mundo- suelen tener problemas para entenderse sobre los grandes asuntos del país, pero desde esta semana los miembros del Senado pueden intentarlo en cinco lenguas… con traductor incluido.
Un cambio en el reglamento de la Cámara Alta española permitió a sus miembros discutir en cualquiera de las lenguas cooficiales del país: catalán, euskera, gallego o valenciano, además del castellano que todos hablan.
Los defensores de la medida afirman que sirve para reflejar la variedad lingüística de las distintas regiones de España, que la Constitución pide respetar y proteger.
Pero los críticos sostienen que el cambio convierte al Senado en una Torre de Babel y que la necesidad de una traducción simultánea en el hemiciclo aumenta el gasto en tiempos de ajuste y crisis.
La polémica, en la que se han involucrado el presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, y líderes opositores, tiene para muchos un valor más allá de lo anecdótico.
"Es el símbolo de un país que no tiene claras las prioridades y no sabe cómo resolver su integración", dijo Juan Carlos Rodríguez, investigador de la consultora española Analistas Socio-Politicos, a BBC Mundo.
Lenguas españolas
La crispación entre los políticos españoles sobre las lenguas regionales del país está lejos de ser una novedad.
El debate ha girado en los últimos tiempos en torno al empleo de determinada lengua en espacios públicos o en aulas de distintas partes de España.
En el pleno del Senado español, la única lengua reconocida hasta esta semana era el castellano, aunque las lenguas cooficiales podían utilizarse en reuniones de comisiones.
Pero en julio los senadores decidieron que a partir de 2011 se permitiría hablar las cinco lenguas en pleno hemiciclo para la discusión de mociones, aunque no de proyectos de ley o en las preguntas al Gobierno.
El primer senador en hacerlo fue el socialista Ramón Aleu, cuando el martes habló en catalán en pleno hemiciclo, mientras sus colegas se ponían los auriculares para escuchar la traducción al castellano.
Según medios españoles,el costo del servicio de traducción será el equivalente a unos US$473.000 anuales.
Al defender la iniciativa, Zapatero recordó que el Senado es la cámara de representación territorial de España y, por lo tanto, está llamada a reflejar la “pluralidad” que hay en el país con sus distintas lenguas.
"Son todas ellas lenguas españolas", afirmó el jefe de gobierno socialista.
Pero el opositor y conservador Partido Popular sostiene que en las instituciones estatales debe hablarse el castellano como lengua común y afirma que el cambio supondrá un gasto innecesario.
Algunos se preguntan qué pasaría hoy en el Senado español si el uso de las lenguas cooficiales se hubiera permitido desde el fin del régimen de Francisco Franco y la entrada en vigor de la Constitución de 1978.
"Hubiera sido todo más fácil", dijo Gonçal Mayos, profesor de filosofía contemporánea en la Universidad de Barcelona, en diálogo con BBC Mundo.
Mayos aseguró que existe una "tensión acumulada" en torno al uso de las lenguas cooficiales en España y su empleo ahora en el Senado "tiene un valor simbólico de reivindicación" por parte de algunos miembros.
"Que se haya tardado 31 años en poder hacer este gesto, incluso simbólico, indica un problema: no se ha conseguido despolitizar el hecho lingüístico", dijo.
En las regiones de España, las lenguas locales suelen verse como un rasgo de identidad propia y 18% de la población del país considera una de ellas como su lengua materna (más allá del castellano), según un estudio de Eurobarómetro en 2005.
Pero Rodríguez, de Analistas Socio-Politicos, indicó que cualquiera que viaje al Cataluña, Galicia, el País Vasco, la Comunidad Valenciana podrá comunicarse en castellano sin inconvenientes ni necesidad de traductores.
"La sociedad es mucho más libre y de acomodación recíproca que la clase política, que (plantea) las cosas mucho más en términos de blancos y negros", aseguró.