Negociaciones de Bolivia y Chile: Perú vuelve a la escena
La Paz, Abi
Perú recuperó en los últimos meses de 2010 el terreno perdido en 3 años de relaciones tirantes con Bolivia y Chile se dejó estar luego de negociar con intensidad histórica, entre 2006 y 2009, la Agenda de 13 puntos, el primer entendimiento binacional en firme, al punto que el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), el chileno José Miguel Insulza, urgió a La Moneda una solución a la mediterraneidad boliviana.
Torre Tagle dio un golpe de timón a mediados de 2010 en las relaciones con Bolivia, al designar al ex canciller peruano Manuel Rodríguez Cuadros en lugar de Fernando Rojas en la Embajada peruana en La Paz.
El canciller del ex presidente Alejandro Toledo (2000-2005) revirtió, en poco menos de medio año, las rispideces que dejó la virulencia de los presidentes Evo Morales, de Bolivia, y Alan García de Perú, y hasta desempolvó el Tratado de Ilo que, suscripto en enero de 1992, concedía un paso sin soberanía a la mediterránea Bolivia al Océano Pacífico.
En cuestión de meses generó los espacios para un reencuentro de los mandatarios que, ubicados en ambos extremos del continuo ideológico, se pasaron parte de 2007, 2008 y 2009 enfrascados en una escaramuza verbal que iba de derechas a izquierda.
En medio, los gobiernos de Morales y de la ex presidenta chilena Michelle Bachelet, afinaron la Agenda de los 13 puntos que incluye por primera vez el centenario reclamo boliviano por una salida soberana a los mercados de ultramar, que graba a fuego la relación trilateral desde 1879, cuando Bolivia y Perú, en alianza, perdieron una guerra con Chile y cedieron territorios y litoral.
En el transcurso de la inédita negociación boliviano chilena, Perú interpuso un proceso ante la Corte Internacional de la Haya para reivindicar 100 km2 de aguas marítimas en línea con la frontera peruano chilena, por donde Bolivia aspira a un corredor soberano, lo que truncó, en gran manera, el resultado de las conversaciones de La Paz y Santiago.
Perú y Chile, a los que espera un proceso de 4 años más en Hage, firmaron en 1924 en tratado, perfeccionado 5 años después, en que se estableció que Santiago deberá consultar con Lima la cesión de territorios para cualquier potencia, y que antes de la guerra pertenecieron a la jurisdicción peruana, lo que la historiografía trinacional reconoce como el "candado" para las aspiraciones marítima bolivianas.
El ascenso a La Moneda del empresario Sebastián Piñera, en lugar de la socialista Bachelet, también prolongó durante la mayor parte de 2010 el avance de las negociaciones, lentas pero constantes, entre La Paz y Santiago.
En el interín, García y Morales limaron asperezas y pusieron en práctica el remozado Tratado de Ilo, donde Bolivia, que en 1879 perdió 400 km de costas, todo su litoral, y 120.00 km2 de territorios, construye ya instalaciones para su Armada.
Se trata de un enclave marítimo que a Bolivia le permitirá salir a los mercados de ultramar.
A meses de fenecer su mandato y al tiempo de salir al paso a críticas internas por el arrebato de restañar con rapidez meteórica la relación con la Bolivia de Morales, García insistió en que Ilo "es simplemente una concesión no soberana, estamos ante el mundo que comprende la ansiedad de Bolivia, histórica".
Ilo perfila hasta la exportación de gas boliviano a ultramar, 7 años después que la perspectiva de bombear gas boliviano a Estados Unidos y México, desde una planta de Chile, lo que insumía que también se abastezca ese mercado, le costó la cabeza al expresidente Gonzalo Sánchez de Lozada, lo bañó en ignominia y llenó su consciencia de muertos y heridos que salieron a defender los hidrocarburos bolivianos.
Tras la asunción de Piñera, Chile, por su parte, produjo el relevo de cónsules en La Paz (Jorge Canelas por el concertacionista Ricardo Herrera) y bajó un par de cambios a la velocidad de las negociaciones con Bolivia, principalmente por los esfuerzos que debió volcar al proceso de reconstrucción del país devastado por un furioso terremoto, el quinto más potente de la historia, en febrero último.
Pese a los avances sustanciales con Bolivia durante la administración Bachelet, que Piñera ha sabido mantener, La Moneda no está en condiciones aún de lidiar con la opinión pública chilena que poco y nada quiere saber de entregar a Bolivia un corredor soberano en el extremo norte del longilíneo país. El último sondeo que 7 de cada 10 chilenos consultados no quieren saber que se entregue un milímetro de soberanía al vecino del oeste. No pasan de 1,7 de cada 10 los que miran con buenos ojos tal insunuación.
De todas formas la vinculación entre ambos países ha crecido exponencialmente entre 2006 y 2009, inclusive 2010.
El estado de la relación con Bolivia, que Morales, -que ha conversado varias veces con Piñera con el que incluso se ha jugado un partido de fútbol- ha preciado pese al frenazo de los últimos meses, llevó a Insulza a urgir celeridad a Santiago para enmendar el pedido de marras boliviano.
Mientras se escuchan cada vez más tenues voces que, incluso desde el plano político, claman por atención a la causa boliviana, Insulza ha pedido a Piñera "propuestas concretas" de Chile para resolver la centenaria demanda de Bolivia
Insulza, ex Ministro del Interior y de Relaciones Exteriores de Chile, consideró que "ya llevan mucho tiempo" las negociaciones entre La Paz y Santiago, sin respuestas a la aspiración boliviana de una salida soberana al mar.
"Es un tema que en Chile sale a cada rato y que alguna vez hay que resolver. No sé cómo se va a resolver (...), yo siempre decía que probablemente requiera de un tiempo ir ajustando una salida, pero ya lleva mucho tiempo el diálogo de Bolivia y Chile, y creo que es hora de hacer propuestas concretas", dijo.
Los dichos de Insulza levantaron urticaria en algunos sectores políticos vinculados a Piñera.
El diputado del Partido por la Democracia, Jorge Tarud, calificó como "inaceptables" las declaraciones de Insulza, porque -a su juicio-, el representante de la OEA no puede entrometerse en el diálogo y la relación bilateral entre Chile y Bolivia.
Por su parte, el Canciller boliviano, David Choquehuanca, dijo que confía en que hasta fin de año la administración Piñera presente propuestas concreta a Bolivia.
"Chile tiene que presentar propuestas útiles, concretas y factibles sobre el tema marítimo", declaró en La Paz.
El 22 de octubre último, el senador chileno Pablo Longueira, de la Unión Demócrata Independiente, integrante de la coalición derechista que apoya al gobierno de Piñera, sugirió un plebiscito para ver la posibilidad de entregar a Bolivia una salida soberana al Océano Pacífico.
También el senador socialista chileno Camilo Escalona aseguró que era necesario explorar toda alternativa que permita a Bolivia tener una salida marítima, sin descartar la posibilidad de la soberanía compartida.
Lo mismo, el reconocido cineasta, actor y escritor chileno Alejandro Jodorowsky propuso que Chile realice un acto de solidaridad con Bolivia y otorgue una salida al mar "sin pedir nada a cambio".
El vicepresidente boliviano Álvaro García Linera calificó de oportunos y valientes los dichos de Insulza.
"Me parece una palabra muy oportuna y valiente la del secretario general de la OEA", dijo en La Paz.
El pueblo boliviano observa con "expectativa" y" mucho interés" el mensaje que mandó el secretario general de la OEA al Gobierno chileno.
Torre Tagle dio un golpe de timón a mediados de 2010 en las relaciones con Bolivia, al designar al ex canciller peruano Manuel Rodríguez Cuadros en lugar de Fernando Rojas en la Embajada peruana en La Paz.
El canciller del ex presidente Alejandro Toledo (2000-2005) revirtió, en poco menos de medio año, las rispideces que dejó la virulencia de los presidentes Evo Morales, de Bolivia, y Alan García de Perú, y hasta desempolvó el Tratado de Ilo que, suscripto en enero de 1992, concedía un paso sin soberanía a la mediterránea Bolivia al Océano Pacífico.
En cuestión de meses generó los espacios para un reencuentro de los mandatarios que, ubicados en ambos extremos del continuo ideológico, se pasaron parte de 2007, 2008 y 2009 enfrascados en una escaramuza verbal que iba de derechas a izquierda.
En medio, los gobiernos de Morales y de la ex presidenta chilena Michelle Bachelet, afinaron la Agenda de los 13 puntos que incluye por primera vez el centenario reclamo boliviano por una salida soberana a los mercados de ultramar, que graba a fuego la relación trilateral desde 1879, cuando Bolivia y Perú, en alianza, perdieron una guerra con Chile y cedieron territorios y litoral.
En el transcurso de la inédita negociación boliviano chilena, Perú interpuso un proceso ante la Corte Internacional de la Haya para reivindicar 100 km2 de aguas marítimas en línea con la frontera peruano chilena, por donde Bolivia aspira a un corredor soberano, lo que truncó, en gran manera, el resultado de las conversaciones de La Paz y Santiago.
Perú y Chile, a los que espera un proceso de 4 años más en Hage, firmaron en 1924 en tratado, perfeccionado 5 años después, en que se estableció que Santiago deberá consultar con Lima la cesión de territorios para cualquier potencia, y que antes de la guerra pertenecieron a la jurisdicción peruana, lo que la historiografía trinacional reconoce como el "candado" para las aspiraciones marítima bolivianas.
El ascenso a La Moneda del empresario Sebastián Piñera, en lugar de la socialista Bachelet, también prolongó durante la mayor parte de 2010 el avance de las negociaciones, lentas pero constantes, entre La Paz y Santiago.
En el interín, García y Morales limaron asperezas y pusieron en práctica el remozado Tratado de Ilo, donde Bolivia, que en 1879 perdió 400 km de costas, todo su litoral, y 120.00 km2 de territorios, construye ya instalaciones para su Armada.
Se trata de un enclave marítimo que a Bolivia le permitirá salir a los mercados de ultramar.
A meses de fenecer su mandato y al tiempo de salir al paso a críticas internas por el arrebato de restañar con rapidez meteórica la relación con la Bolivia de Morales, García insistió en que Ilo "es simplemente una concesión no soberana, estamos ante el mundo que comprende la ansiedad de Bolivia, histórica".
Ilo perfila hasta la exportación de gas boliviano a ultramar, 7 años después que la perspectiva de bombear gas boliviano a Estados Unidos y México, desde una planta de Chile, lo que insumía que también se abastezca ese mercado, le costó la cabeza al expresidente Gonzalo Sánchez de Lozada, lo bañó en ignominia y llenó su consciencia de muertos y heridos que salieron a defender los hidrocarburos bolivianos.
Tras la asunción de Piñera, Chile, por su parte, produjo el relevo de cónsules en La Paz (Jorge Canelas por el concertacionista Ricardo Herrera) y bajó un par de cambios a la velocidad de las negociaciones con Bolivia, principalmente por los esfuerzos que debió volcar al proceso de reconstrucción del país devastado por un furioso terremoto, el quinto más potente de la historia, en febrero último.
Pese a los avances sustanciales con Bolivia durante la administración Bachelet, que Piñera ha sabido mantener, La Moneda no está en condiciones aún de lidiar con la opinión pública chilena que poco y nada quiere saber de entregar a Bolivia un corredor soberano en el extremo norte del longilíneo país. El último sondeo que 7 de cada 10 chilenos consultados no quieren saber que se entregue un milímetro de soberanía al vecino del oeste. No pasan de 1,7 de cada 10 los que miran con buenos ojos tal insunuación.
De todas formas la vinculación entre ambos países ha crecido exponencialmente entre 2006 y 2009, inclusive 2010.
El estado de la relación con Bolivia, que Morales, -que ha conversado varias veces con Piñera con el que incluso se ha jugado un partido de fútbol- ha preciado pese al frenazo de los últimos meses, llevó a Insulza a urgir celeridad a Santiago para enmendar el pedido de marras boliviano.
Mientras se escuchan cada vez más tenues voces que, incluso desde el plano político, claman por atención a la causa boliviana, Insulza ha pedido a Piñera "propuestas concretas" de Chile para resolver la centenaria demanda de Bolivia
Insulza, ex Ministro del Interior y de Relaciones Exteriores de Chile, consideró que "ya llevan mucho tiempo" las negociaciones entre La Paz y Santiago, sin respuestas a la aspiración boliviana de una salida soberana al mar.
"Es un tema que en Chile sale a cada rato y que alguna vez hay que resolver. No sé cómo se va a resolver (...), yo siempre decía que probablemente requiera de un tiempo ir ajustando una salida, pero ya lleva mucho tiempo el diálogo de Bolivia y Chile, y creo que es hora de hacer propuestas concretas", dijo.
Los dichos de Insulza levantaron urticaria en algunos sectores políticos vinculados a Piñera.
El diputado del Partido por la Democracia, Jorge Tarud, calificó como "inaceptables" las declaraciones de Insulza, porque -a su juicio-, el representante de la OEA no puede entrometerse en el diálogo y la relación bilateral entre Chile y Bolivia.
Por su parte, el Canciller boliviano, David Choquehuanca, dijo que confía en que hasta fin de año la administración Piñera presente propuestas concreta a Bolivia.
"Chile tiene que presentar propuestas útiles, concretas y factibles sobre el tema marítimo", declaró en La Paz.
El 22 de octubre último, el senador chileno Pablo Longueira, de la Unión Demócrata Independiente, integrante de la coalición derechista que apoya al gobierno de Piñera, sugirió un plebiscito para ver la posibilidad de entregar a Bolivia una salida soberana al Océano Pacífico.
También el senador socialista chileno Camilo Escalona aseguró que era necesario explorar toda alternativa que permita a Bolivia tener una salida marítima, sin descartar la posibilidad de la soberanía compartida.
Lo mismo, el reconocido cineasta, actor y escritor chileno Alejandro Jodorowsky propuso que Chile realice un acto de solidaridad con Bolivia y otorgue una salida al mar "sin pedir nada a cambio".
El vicepresidente boliviano Álvaro García Linera calificó de oportunos y valientes los dichos de Insulza.
"Me parece una palabra muy oportuna y valiente la del secretario general de la OEA", dijo en La Paz.
El pueblo boliviano observa con "expectativa" y" mucho interés" el mensaje que mandó el secretario general de la OEA al Gobierno chileno.