Paro de COB torna violento en La Paz
La Paz, Abi
El paro convocado por la matriz Central Obrera Boliviana (COB) en oposición a un anuncio oficial de incremento salarial de 5%, tornó violento la tarde del martes cuando trabajadores fabriles atacaron hasta con explosiones de detonadores de dinamita las oficinas del Ministerio de Trabajo, en el centro de La Paz, con un saldo de una mujer herida de consideración y 15 detenidos.
La protesta, que no se sintió en áreas rurales ni periurbanas, envolvió sólo a un sector de maestros urbanos, salubristas y fabriles, estos últimos los más radicales y no incorporó a campesinos ni transportistas.
La media tarde, una marcha, principalmente de fabriles, se alojó frente al Ministerio de Trabajo, en la intersección de las calles Mercado y Yanacocha, y derivó en un intento de toma violento por parte de irascibles manifestantes.
La Policía, que debió apelar a bombardas de gas lacrimógenos para barajar la situación, detuvo a 15 manifestantes que prendieron fuego a uno de los accesos de esa cartera de Estado.
El ministro de Gobierno, Sacha Llorenti deploró la violencia desatada por los manifestantes, a los que trató de "vándalos", y anunció que sobre los culpables recaerá todo el peso de la ley.
"El derecho a la protesta está garantizado y es nuestro deber garantizar ese derechos. Lo que no está garantizado es actos de vandalismo como los que hemos visto, específicamente en ese lugar. Que no se confunda, no estamos generalizando con todos los trabajadores que se han movilizado, pero sí a algunos individuos y esos tiene que ser procesados de acuerdo a nuestras normas", afirmó en conferencia de prensa.
Hasta ese momento la protesta discurría en medio de virulentas consignas, pero alejada de acciones de hecho ante un control policial desplegado en las calles de La Paz.
De todas formas, el paro se cumplió parcialmente, sólo en puntos focales urbanos de Bolivia, cuya dinámica de normalidad la marcó en forma el transporte.
Raptos de irracionalidad también signaron la protesta por grupos de trabajadores fabriles que incomunicaron el central departamento de Cochabamba.
El ministro de Economía y Finanzas, Luis Arce, ratificó que el gobierno del presidente Evo Morales no revocará bajo ningún concepto su decisión de subir los salarios hasta un techo de 5%.
"También tenemos que dedicarnos a otros rubros que son importantes para el resto de la población (..) Excedernos más allá del incremento (señalado) puede generar una presión inflacionaria", explicó.
Arce refirió que los sectores alzados contra la decisión gobiernista de elevar los salarios en 5% en 2010 perciben ingresos considerables, para el tiempo y actividad laborales que realizan a diario.
En base de nóminas oficiales dijo que, promedio, un profesor percibe 1.800 bolivianos de salario mensual, más allá de bonificaciones y una enfermera titulada hasta 8.000.
Mientras se escuchaban versiones que la manifestación había sido "inflitrada" por violentos contratados para generar caos, Arce recomendó a los trabajadores fabriles negociar incrementos mayores y racionales con el empresariado local.
"Hay un sector privado enorme. El gobierno ha puesto un piso de negociación (del 5%). A nadie le va a interesar, menos a los trabajadores (del sector privado) incrementos que vayan a generar la quiebra de las empresas", afirmó.
Reveló que los empresarios expresaron su acuerdo con elevar el salario en 2 y 3% y que el gobierno impuso su criterio de 5%.
Por conducto de su titular, la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia (CEPB), patentó su acuerdo con la suba de salarios y advirtió que un índice mayor a incremento podría escalar los precios.
"Cuando hay demasiado dinero en circulación en el mercado, empieza a haber un gasto desmedido y se empieza a generar una inflación", sostuvo el titular de la CEPB, Daniel Sánchez en declaraciones la víspera a la agencia española EFE.
En lugar de estar haciendo huelga deberían estar haciendo estrategias de negociación", instó.
La huelga encontró divididos a los maestros de las ciudades, puntal, junto al sector fabril, de la protesta, que acataron y desacataron la convocatoria de la COB.
En buena parte de las escuelas fiscales en las ciudades de Santa Cruz (este), Cochabamba (centro), El Alto y La Paz (oeste) pasaron clases con relativa normalidad.
Decenas de cientos de educadores, fabriles y salubristas, que repelen el incremento a los salarios propuesto por el gobierno de Morales, se soltaron por las calles del centro de La Paz, en demanda de tres y cuatro veces más que lo ofrecido por el Ejecutivo boliviano.
Maestros, médicos y paramédicos y fabriles se alternaron por el neural paseo capitalino El Prado, en La Paz, cuyo tráfico estuvo a punto de colapsar a media mañana, al tiempo que, contra todo pronóstico, un grupo de trabajadores de la estatal Empresa Nacional de Telecomunicaciones (ENTEL) se plantó en las puertas de las oficinas de la estatal en la calle Suazo, de La Paz, para reclamar el pago de un bono a la producción.
"Repudiamos el 5% impuesto por el gobierno, es una limosna; nos somos pordioseros", afirmó el líder de los profesores José Luis Alvarez.
En Santa Cruz, 900 km al este de La Paz, personal del Centro de diagnóstico de Enfermedades Tropicales (CENETROP) marchó por corto lapso por las calles del centro de la ciudad, la más poblada y pujante de Bolivia, donde los maestros impartieron clases con normalidad.
Trabajadores de la Caja Nacional de Salud (CNS), poco menos de medio millar, de acuerdo con estimaciones de medios locales, que calificaron de "mísero" el incremento, adhirieron la convocatoria de la COB.
El paro en rechazo al incremento salarial se circunscribió, en la mañana, a la protesta de técnicos y paramédicos del CENETROP y de la CNS.
"Es muy poco" el aumento de salarios prescrita por el gobierno, dijo un portavoz de los trabajadores de CENETROP.
Un profesor que desacató la convocatoria de la COB dijo no haber sido notificado del paro.
"Debemos pasar a clases normalmente, de lo contrario los padres de familia 'nos tragan'", ilustró una funcionaria del Colegio Japón.
Por lo estratégico del golpe, la presión de sintió en Cochabamba, a 400 km al oriente de La Paz, donde los fabriles incendiaron neumáticos y cortaron la carretera que une esa ciudad con Santa Cruz, a la altura del km 5 de la localidad de Sacaba, en la confluencia Huallani.
De acuerdo con reportes del terminal de autobuses de Cochabamba, el corte de rutas en Sacaba dejó aislada a la ciudad. "No salen ni entran (auto) buses" a Cochabamba, dijo un portavoz de la base de autos de transporte colectivo interdepartamental.
En Sucre, capital de Bolivia a 756 km al sudoriente de La Paz, se registró una movilización que reunió a medio millar de personas.
Entre 1.000 y 1.500 manifestantes recorrieron en paz las principales calles de la ciudad y exigieron, luego de convocar a un ampliado el miércoles, mayor aumento de salarios.
En la sureña ciudad de Tarija y en otros puntos del país se registraron protestas más modestas y galvanizadas por los mismos sectores enfrentados al gobierno.
En la combativa ciudad de El Alto la actividad productiva rayó en la normalidad.
El paro convocado por la matriz Central Obrera Boliviana (COB) en oposición a un anuncio oficial de incremento salarial de 5%, tornó violento la tarde del martes cuando trabajadores fabriles atacaron hasta con explosiones de detonadores de dinamita las oficinas del Ministerio de Trabajo, en el centro de La Paz, con un saldo de una mujer herida de consideración y 15 detenidos.
La protesta, que no se sintió en áreas rurales ni periurbanas, envolvió sólo a un sector de maestros urbanos, salubristas y fabriles, estos últimos los más radicales y no incorporó a campesinos ni transportistas.
La media tarde, una marcha, principalmente de fabriles, se alojó frente al Ministerio de Trabajo, en la intersección de las calles Mercado y Yanacocha, y derivó en un intento de toma violento por parte de irascibles manifestantes.
La Policía, que debió apelar a bombardas de gas lacrimógenos para barajar la situación, detuvo a 15 manifestantes que prendieron fuego a uno de los accesos de esa cartera de Estado.
El ministro de Gobierno, Sacha Llorenti deploró la violencia desatada por los manifestantes, a los que trató de "vándalos", y anunció que sobre los culpables recaerá todo el peso de la ley.
"El derecho a la protesta está garantizado y es nuestro deber garantizar ese derechos. Lo que no está garantizado es actos de vandalismo como los que hemos visto, específicamente en ese lugar. Que no se confunda, no estamos generalizando con todos los trabajadores que se han movilizado, pero sí a algunos individuos y esos tiene que ser procesados de acuerdo a nuestras normas", afirmó en conferencia de prensa.
Hasta ese momento la protesta discurría en medio de virulentas consignas, pero alejada de acciones de hecho ante un control policial desplegado en las calles de La Paz.
De todas formas, el paro se cumplió parcialmente, sólo en puntos focales urbanos de Bolivia, cuya dinámica de normalidad la marcó en forma el transporte.
Raptos de irracionalidad también signaron la protesta por grupos de trabajadores fabriles que incomunicaron el central departamento de Cochabamba.
El ministro de Economía y Finanzas, Luis Arce, ratificó que el gobierno del presidente Evo Morales no revocará bajo ningún concepto su decisión de subir los salarios hasta un techo de 5%.
"También tenemos que dedicarnos a otros rubros que son importantes para el resto de la población (..) Excedernos más allá del incremento (señalado) puede generar una presión inflacionaria", explicó.
Arce refirió que los sectores alzados contra la decisión gobiernista de elevar los salarios en 5% en 2010 perciben ingresos considerables, para el tiempo y actividad laborales que realizan a diario.
En base de nóminas oficiales dijo que, promedio, un profesor percibe 1.800 bolivianos de salario mensual, más allá de bonificaciones y una enfermera titulada hasta 8.000.
Mientras se escuchaban versiones que la manifestación había sido "inflitrada" por violentos contratados para generar caos, Arce recomendó a los trabajadores fabriles negociar incrementos mayores y racionales con el empresariado local.
"Hay un sector privado enorme. El gobierno ha puesto un piso de negociación (del 5%). A nadie le va a interesar, menos a los trabajadores (del sector privado) incrementos que vayan a generar la quiebra de las empresas", afirmó.
Reveló que los empresarios expresaron su acuerdo con elevar el salario en 2 y 3% y que el gobierno impuso su criterio de 5%.
Por conducto de su titular, la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia (CEPB), patentó su acuerdo con la suba de salarios y advirtió que un índice mayor a incremento podría escalar los precios.
"Cuando hay demasiado dinero en circulación en el mercado, empieza a haber un gasto desmedido y se empieza a generar una inflación", sostuvo el titular de la CEPB, Daniel Sánchez en declaraciones la víspera a la agencia española EFE.
En lugar de estar haciendo huelga deberían estar haciendo estrategias de negociación", instó.
La huelga encontró divididos a los maestros de las ciudades, puntal, junto al sector fabril, de la protesta, que acataron y desacataron la convocatoria de la COB.
En buena parte de las escuelas fiscales en las ciudades de Santa Cruz (este), Cochabamba (centro), El Alto y La Paz (oeste) pasaron clases con relativa normalidad.
Decenas de cientos de educadores, fabriles y salubristas, que repelen el incremento a los salarios propuesto por el gobierno de Morales, se soltaron por las calles del centro de La Paz, en demanda de tres y cuatro veces más que lo ofrecido por el Ejecutivo boliviano.
Maestros, médicos y paramédicos y fabriles se alternaron por el neural paseo capitalino El Prado, en La Paz, cuyo tráfico estuvo a punto de colapsar a media mañana, al tiempo que, contra todo pronóstico, un grupo de trabajadores de la estatal Empresa Nacional de Telecomunicaciones (ENTEL) se plantó en las puertas de las oficinas de la estatal en la calle Suazo, de La Paz, para reclamar el pago de un bono a la producción.
"Repudiamos el 5% impuesto por el gobierno, es una limosna; nos somos pordioseros", afirmó el líder de los profesores José Luis Alvarez.
En Santa Cruz, 900 km al este de La Paz, personal del Centro de diagnóstico de Enfermedades Tropicales (CENETROP) marchó por corto lapso por las calles del centro de la ciudad, la más poblada y pujante de Bolivia, donde los maestros impartieron clases con normalidad.
Trabajadores de la Caja Nacional de Salud (CNS), poco menos de medio millar, de acuerdo con estimaciones de medios locales, que calificaron de "mísero" el incremento, adhirieron la convocatoria de la COB.
El paro en rechazo al incremento salarial se circunscribió, en la mañana, a la protesta de técnicos y paramédicos del CENETROP y de la CNS.
"Es muy poco" el aumento de salarios prescrita por el gobierno, dijo un portavoz de los trabajadores de CENETROP.
Un profesor que desacató la convocatoria de la COB dijo no haber sido notificado del paro.
"Debemos pasar a clases normalmente, de lo contrario los padres de familia 'nos tragan'", ilustró una funcionaria del Colegio Japón.
Por lo estratégico del golpe, la presión de sintió en Cochabamba, a 400 km al oriente de La Paz, donde los fabriles incendiaron neumáticos y cortaron la carretera que une esa ciudad con Santa Cruz, a la altura del km 5 de la localidad de Sacaba, en la confluencia Huallani.
De acuerdo con reportes del terminal de autobuses de Cochabamba, el corte de rutas en Sacaba dejó aislada a la ciudad. "No salen ni entran (auto) buses" a Cochabamba, dijo un portavoz de la base de autos de transporte colectivo interdepartamental.
En Sucre, capital de Bolivia a 756 km al sudoriente de La Paz, se registró una movilización que reunió a medio millar de personas.
Entre 1.000 y 1.500 manifestantes recorrieron en paz las principales calles de la ciudad y exigieron, luego de convocar a un ampliado el miércoles, mayor aumento de salarios.
En la sureña ciudad de Tarija y en otros puntos del país se registraron protestas más modestas y galvanizadas por los mismos sectores enfrentados al gobierno.
En la combativa ciudad de El Alto la actividad productiva rayó en la normalidad.