Los otros Eyjafjalla
¿Hay más volcanes europeos peligrosos? Que carezcan de actividad no significa que estén muertos. Su tiempo no se mide a escala humana
Javier Rico
La erupción continúa en el Eyjafjalla, y no se sabe cuándo parará. Los expertos pien¬¬san que puede durar meses, incluso años. No sería la primera vez que un volcán expulsa fuera de sus entrañas todo tipo de materiales sólidos y gaseosos durante años. En nuestro país, los volcanes de Timanfaya situados en el sector centro-occidental de la isla de Lanzarote, en Canarias, se mantuvieron en erupción durante 2.055 días, casi seis años, de septiembre de 1730 a abril de 1736.
El tiempo de erupción es una de las muchas incógnitas que ha despertado la actividad eruptiva del Eyjafjalla en Islandia, cuya repercusión sobre el tráfico aéreo multiplica por cien la trascendencia real del fenómeno. Los vulcanólogos sostienen que todos los meses se producen 10 erupciones mayores que esta y que la aparatosa emisión de cenizas se debe a circunstancias concretas por el contacto entre el magma y el agua fundida del glaciar bajo el que se abre paso el volcán.
"Todo volcán que ha tenido alguna erupción en los últimos 10.000 años se considera activo". Inés Galindo, responsable de la delegación de Canarias del Instituto Geológico y Minero de España (IGME), contesta así a la siguiente pregunta que más ronda por la cabeza de la gente: ¿Podría ocurrir algo similar en España? Los procesos geológicos nada tienen que ver con el tiempo histórico en el que nos movemos los humanos, de ahí que no sirva de mucho pensar que lo que no ha ocurrido en el pasado reciente no pueda suceder ahora mismo.
De entrada, Islandia, por su ubicación en plena dorsal atlántica y en el límite de las placas americana y euroasiática, reúne todas las papeletas para tener el número mayor de volcanes activos del planeta por metro cuadrado. España cuenta con menos puntos en este terreno; sin embargo, según información del Instituto Geográfico Nacional (IGN), existen varias zonas volcánicas en nuestro territorio: las islas Canarias, la comarca de La Garrotxa (Girona), el cabo de Gata (Almería), Cofrentes (Valencia), las islas Columbretes (Castellón) y Campo de Calatrava (Ciudad Real). Solamente en La Garrotxa y en Canarias se tiene constancia de erupciones durante los últimos 10.000 años, y únicamente se han dado en el archipiélago canario en épocas históricas.
Otra vulcanóloga, María José Blanco, jefa del Centro Geofísico de Canarias del IGN, recuerda una de las muchas historias que dejó la famosa erupción del Pinatubo (Filipinas) en 1991: "Cerca del volcán se había instalado una base militar estadounidense porque se desconocía que estuvieran ante un volcán activo, puesto que hacía más de 500 años que no había entrado en erupción". La realidad geológica demostró que el Pinatubo estaba lo suficientemente activo como para provocar una de las erupciones más grandes del siglo XX.
Inés Galindo y María José Blanco trabajan en la monitorización de la zona volcánica de las islas Canarias. Con su equipo del IGME, la primera se encarga de la elaboración de mapas de peligrosidad que afectan a la ordenación del territorio, para así detectar las zonas con mayor riesgo para la población. De momento ya cuentan con un mapa de la isla de Tenerife y pronto se tendrán los de El Hierro y Fuerteventura. El equipo del IGN que dirige María José Blanco (30 personas dentro de la unidad de vigilancia volcánica) realiza un seguimiento de la actividad volcánica, una especie de chequeo continuo en el que se estudia la sismicidad, la gravimetría, la deformación del terreno y el potencial espontáneo, entre otras variables. El principal objetivo de los dos equipos es conocer con la suficiente antelación una posible erupción y actuar para minimizar al máximo los daños.
Aunque el último volcán en entrar en erupción en España fue el de Teneguía (1971), en la isla de La Palma, ambas investigadoras señalan al Teide, en la de Tenerife, como el que nos podría dar un susto gordo. "Entre la primavera y el verano de 2004 se produjo una crisis sismovolcánica en Tenerife que no desembocó en ninguna erupción, pero sirvió para demostrar que existe la probabilidad de una inestabilidad volcánica. Por este motivo, el IGN asumió las competencias para hacer un seguimiento exhaustivo de la actividad del edificio del Teide", explica Blanco. Por su parte, Inés Galindo recuerda que lo del Teneguía fue "una erupción pequeña, con emisiones de gases y piroclastos [materiales sólidos] a corta distancia, debido a la baja explosividad". "Con toda seguridad, la del Teide sería de mayor envergadura", concluye. Cuando en 1909, el edificio del Teide se abrió por el volcán Chinyero (popularmente conocido como Las Narices del Teide), las cenizas alcanzaron las islas de El Hierro y La Palma, situadas a más de 120 kilómetros tanto al Norte como al Sur.
Todos estos trabajos de predicción y protección civil hacen que los efectos actuales sobre la población y el territorio no sean tan catastróficos como en otras épocas. Antes de que el Eyjafjalla cubriera el cielo de cenizas ya se había desplazado a los escasos habitantes de los alrededores (unos 800) y recomendado el uso de mascarillas y proteger los ojos. Pero si en España se señala al Teide como el volcán con una erupción potencial más explosiva, en el resto de Europa el candidato es el Vesubio italiano, con el agravante de que la ciudad de Nápoles (casi un millón de habitantes) se encuentra a escasos diez kilómetros de distancia.
En unas recientes declaraciones recogidas por la agencia Efe, el director de Protección Civil del país transalpino, Guido Bertolaso, denunció ante la prensa internacional que, aunque el volcán está ahora en un ciclo de reposo, "desde las últimas erupciones ha aumentado considerablemente la población en la zona roja, donde hay 18 municipios y 700.000 habitantes". A pesar de todo, Bertolaso también informó que, antes que el Vesubio, existe la posibilidad de que entre en erupción el volcán del monte Epomeo, en la isla de Isquia, justo enfrente de Nápoles: "Se ha observado que desde la última erupción [1300] el cono ha crecido 800 metros y se está cargando la cámara magmática", concluye. Como ocurre en Islandia, pero en menor medida, Italia, Grecia y Turquía también se sitúan en una zona de riesgo sísmico y volcánico debido a su proximidad al límite entre las placas africana y eurasiática.
Javier Rico
La erupción continúa en el Eyjafjalla, y no se sabe cuándo parará. Los expertos pien¬¬san que puede durar meses, incluso años. No sería la primera vez que un volcán expulsa fuera de sus entrañas todo tipo de materiales sólidos y gaseosos durante años. En nuestro país, los volcanes de Timanfaya situados en el sector centro-occidental de la isla de Lanzarote, en Canarias, se mantuvieron en erupción durante 2.055 días, casi seis años, de septiembre de 1730 a abril de 1736.
El tiempo de erupción es una de las muchas incógnitas que ha despertado la actividad eruptiva del Eyjafjalla en Islandia, cuya repercusión sobre el tráfico aéreo multiplica por cien la trascendencia real del fenómeno. Los vulcanólogos sostienen que todos los meses se producen 10 erupciones mayores que esta y que la aparatosa emisión de cenizas se debe a circunstancias concretas por el contacto entre el magma y el agua fundida del glaciar bajo el que se abre paso el volcán.
"Todo volcán que ha tenido alguna erupción en los últimos 10.000 años se considera activo". Inés Galindo, responsable de la delegación de Canarias del Instituto Geológico y Minero de España (IGME), contesta así a la siguiente pregunta que más ronda por la cabeza de la gente: ¿Podría ocurrir algo similar en España? Los procesos geológicos nada tienen que ver con el tiempo histórico en el que nos movemos los humanos, de ahí que no sirva de mucho pensar que lo que no ha ocurrido en el pasado reciente no pueda suceder ahora mismo.
De entrada, Islandia, por su ubicación en plena dorsal atlántica y en el límite de las placas americana y euroasiática, reúne todas las papeletas para tener el número mayor de volcanes activos del planeta por metro cuadrado. España cuenta con menos puntos en este terreno; sin embargo, según información del Instituto Geográfico Nacional (IGN), existen varias zonas volcánicas en nuestro territorio: las islas Canarias, la comarca de La Garrotxa (Girona), el cabo de Gata (Almería), Cofrentes (Valencia), las islas Columbretes (Castellón) y Campo de Calatrava (Ciudad Real). Solamente en La Garrotxa y en Canarias se tiene constancia de erupciones durante los últimos 10.000 años, y únicamente se han dado en el archipiélago canario en épocas históricas.
Otra vulcanóloga, María José Blanco, jefa del Centro Geofísico de Canarias del IGN, recuerda una de las muchas historias que dejó la famosa erupción del Pinatubo (Filipinas) en 1991: "Cerca del volcán se había instalado una base militar estadounidense porque se desconocía que estuvieran ante un volcán activo, puesto que hacía más de 500 años que no había entrado en erupción". La realidad geológica demostró que el Pinatubo estaba lo suficientemente activo como para provocar una de las erupciones más grandes del siglo XX.
Inés Galindo y María José Blanco trabajan en la monitorización de la zona volcánica de las islas Canarias. Con su equipo del IGME, la primera se encarga de la elaboración de mapas de peligrosidad que afectan a la ordenación del territorio, para así detectar las zonas con mayor riesgo para la población. De momento ya cuentan con un mapa de la isla de Tenerife y pronto se tendrán los de El Hierro y Fuerteventura. El equipo del IGN que dirige María José Blanco (30 personas dentro de la unidad de vigilancia volcánica) realiza un seguimiento de la actividad volcánica, una especie de chequeo continuo en el que se estudia la sismicidad, la gravimetría, la deformación del terreno y el potencial espontáneo, entre otras variables. El principal objetivo de los dos equipos es conocer con la suficiente antelación una posible erupción y actuar para minimizar al máximo los daños.
Aunque el último volcán en entrar en erupción en España fue el de Teneguía (1971), en la isla de La Palma, ambas investigadoras señalan al Teide, en la de Tenerife, como el que nos podría dar un susto gordo. "Entre la primavera y el verano de 2004 se produjo una crisis sismovolcánica en Tenerife que no desembocó en ninguna erupción, pero sirvió para demostrar que existe la probabilidad de una inestabilidad volcánica. Por este motivo, el IGN asumió las competencias para hacer un seguimiento exhaustivo de la actividad del edificio del Teide", explica Blanco. Por su parte, Inés Galindo recuerda que lo del Teneguía fue "una erupción pequeña, con emisiones de gases y piroclastos [materiales sólidos] a corta distancia, debido a la baja explosividad". "Con toda seguridad, la del Teide sería de mayor envergadura", concluye. Cuando en 1909, el edificio del Teide se abrió por el volcán Chinyero (popularmente conocido como Las Narices del Teide), las cenizas alcanzaron las islas de El Hierro y La Palma, situadas a más de 120 kilómetros tanto al Norte como al Sur.
Todos estos trabajos de predicción y protección civil hacen que los efectos actuales sobre la población y el territorio no sean tan catastróficos como en otras épocas. Antes de que el Eyjafjalla cubriera el cielo de cenizas ya se había desplazado a los escasos habitantes de los alrededores (unos 800) y recomendado el uso de mascarillas y proteger los ojos. Pero si en España se señala al Teide como el volcán con una erupción potencial más explosiva, en el resto de Europa el candidato es el Vesubio italiano, con el agravante de que la ciudad de Nápoles (casi un millón de habitantes) se encuentra a escasos diez kilómetros de distancia.
En unas recientes declaraciones recogidas por la agencia Efe, el director de Protección Civil del país transalpino, Guido Bertolaso, denunció ante la prensa internacional que, aunque el volcán está ahora en un ciclo de reposo, "desde las últimas erupciones ha aumentado considerablemente la población en la zona roja, donde hay 18 municipios y 700.000 habitantes". A pesar de todo, Bertolaso también informó que, antes que el Vesubio, existe la posibilidad de que entre en erupción el volcán del monte Epomeo, en la isla de Isquia, justo enfrente de Nápoles: "Se ha observado que desde la última erupción [1300] el cono ha crecido 800 metros y se está cargando la cámara magmática", concluye. Como ocurre en Islandia, pero en menor medida, Italia, Grecia y Turquía también se sitúan en una zona de riesgo sísmico y volcánico debido a su proximidad al límite entre las placas africana y eurasiática.