La economía boliviana goza de buena salud
Pese a las turbulencias financieras que agobiaron los mercados de valores del mundo y, por extensión, a la economía global en su conjunto, Bolivia terminó el año 2009 con positivos registros económicos: un crecimiento del PIB cercano al 4% -el más alto de la región-, una bajísima tasa de inflación acumulada (0.5%) y con un destacable superávit en la cuenta corriente de la Balanza de Pagos, así como en materia fiscal, aunque las cifras, en ambos apartados, alcanzaron magnitudes inferiores a los registros de años precedentes.
A inicios de 2009, pocos analistas eran optimistas sobre los efectos de la borrasca financiera en la economía boliviana. Si bien se creía que, por la ausencia de un mercado bursátil plenamente desarrollado, el contagio de la infección financiera mundial sería menor, se anticipó que los efectos serían más bien indirectos, esto es por la marejada recesiva que impulsaría la contracción de la demanda mundial de materia prima (concretamente en la minería) y el flujo de un menor caudal de divisas por concepto de remesas, dado que los trabajadores bolivianos en el extranjero (particularmente en Estados Unidos y España) habrían de soportar, in situ, lo peor de la crisis en el epicentro del capitalismo mundial, traducido en una explosiva desocupación.
Mientras los Bancos Centrales de las principales economías del mundo intervenían de urgencia para evitar la quiebra de los mercados (por la inmovilización del crédito y el desplome de los “comodities”, así como el derrumbe de la actividad comercial), Bolivia conseguía techos históricos en la acumulación de reservas internacionales, llegando al récord de 8.8 mil millones de dólares, es decir excediendo en mil millones el registro anterior al estallido de la crisis financiera.
Según el informe del Banco Central de Bolivia (BCB), el adecuado manejo de las políticas macroeconómicas y el usufructo de las favorables condiciones del contexto internacional dieron, a nuestra economía, una baja vulnerabilidad externa, fiscal y financiera; rasgo que impidió –o minimizó- los potenciales daños del huracán recesivo.
FISCALIDAD
Los Importantes recursos fiscales ahorrados por el sector público no financiero (SPNF) alcanzados entre 2006 y 2008 (4,5% en 2006, 1,7% en 2007 y 3,2% en 2008) permitieron ahorrar importantes recursos fiscales. A fines de septiembre de 2008, los depósitos del SPNF en el BCB alcanzaron al equivalente de 18,4% del PIB, más del triple de los recursos depositados tres años antes.
De acuerdo al informe del BNB, antes del estallido de la crisis, “en los lineamientos aprobados por el Directorio del BCB para el cuarto trimestre de 2008, ya se estableció una orientación expansiva gradual de la política monetaria con redenciones netas de títulos por OMA. En un contexto de descenso sostenido de la inflación y menores presiones de liquidez, esta orientación se profundizó en 2009 con el propósito de apuntalar la demanda agregada y dotar de la liquidez necesaria al sistema financiero.
De este modo, se redimieron títulos en montos considerables y el saldo se redujo de $us2.299 millones a fines de septiembre de 2008 a $us1.590 a fines de noviembre de 2009, las tasas de interés de los títulos públicos disminuyeron de forma pronunciada y se están transmitiendo a las tasas de las entidades financieras favoreciendo al dinamismo de la actividad económica”.
Respecto al tipo de cambio – que se ha mantenido estable durante los últimos dos años-, su estabilidad fue asegurada, evitando movimientos bruscos que habrían exacerbado las expectativas de devaluación, generado pérdidas de reservas internacionales y revertido el proceso de bolivianización. Economías vecinas como Brasil, Chile, Colombia y Perú realizaron fuertes oscilaciones de sus tipos de cambio (entre apreciación y depreciación) generándose una innecesaria volatilidad (rodeo innecesario) que el caso boliviano, hubiera implicado costos reales
y financieros. La política cambiaria de Bolivia, que permitió disipar las expectativas en un contexto de fuertes perturbaciones, fue calificada de exitosa por organismos internacionales.
TIPO DE CAMBIO
Las medidas en el ámbito cambiario estuvieron enfocadas al cumplimiento del objetivo principal del BCB de mantener la estabilidad de precios, además de preservar la bolivianización de la economía y atenuar los efectos de posibles choques externos.
Se evitaron movimientos bruscos del tipo de cambio por su impacto en la inflación y por los efectos negativos sobre la economía por su carácter todavía dolarizado. El régimen cambiario ha permitido afrontar de mejor manera los choques externos que se registraron en los últimos años, y ha sido calificado de exitoso por organismos internacionales.Cabe destacar también que el índice de Tipo de Cambio Efectivo y Real (ITCER), indicador que permite seguir la evolución de la competitividad cambiaria efectiva del país respecto a nuestros principales socios comerciales, al 30 de noviembre de 2009 presentó un incremento de 12,6% respecto del observado a fines del mismo mes de 2008. El tipo de cambio nominal tiende a ajustarse.
A inicios de 2009, pocos analistas eran optimistas sobre los efectos de la borrasca financiera en la economía boliviana. Si bien se creía que, por la ausencia de un mercado bursátil plenamente desarrollado, el contagio de la infección financiera mundial sería menor, se anticipó que los efectos serían más bien indirectos, esto es por la marejada recesiva que impulsaría la contracción de la demanda mundial de materia prima (concretamente en la minería) y el flujo de un menor caudal de divisas por concepto de remesas, dado que los trabajadores bolivianos en el extranjero (particularmente en Estados Unidos y España) habrían de soportar, in situ, lo peor de la crisis en el epicentro del capitalismo mundial, traducido en una explosiva desocupación.
Mientras los Bancos Centrales de las principales economías del mundo intervenían de urgencia para evitar la quiebra de los mercados (por la inmovilización del crédito y el desplome de los “comodities”, así como el derrumbe de la actividad comercial), Bolivia conseguía techos históricos en la acumulación de reservas internacionales, llegando al récord de 8.8 mil millones de dólares, es decir excediendo en mil millones el registro anterior al estallido de la crisis financiera.
Según el informe del Banco Central de Bolivia (BCB), el adecuado manejo de las políticas macroeconómicas y el usufructo de las favorables condiciones del contexto internacional dieron, a nuestra economía, una baja vulnerabilidad externa, fiscal y financiera; rasgo que impidió –o minimizó- los potenciales daños del huracán recesivo.
FISCALIDAD
Los Importantes recursos fiscales ahorrados por el sector público no financiero (SPNF) alcanzados entre 2006 y 2008 (4,5% en 2006, 1,7% en 2007 y 3,2% en 2008) permitieron ahorrar importantes recursos fiscales. A fines de septiembre de 2008, los depósitos del SPNF en el BCB alcanzaron al equivalente de 18,4% del PIB, más del triple de los recursos depositados tres años antes.
De acuerdo al informe del BNB, antes del estallido de la crisis, “en los lineamientos aprobados por el Directorio del BCB para el cuarto trimestre de 2008, ya se estableció una orientación expansiva gradual de la política monetaria con redenciones netas de títulos por OMA. En un contexto de descenso sostenido de la inflación y menores presiones de liquidez, esta orientación se profundizó en 2009 con el propósito de apuntalar la demanda agregada y dotar de la liquidez necesaria al sistema financiero.
De este modo, se redimieron títulos en montos considerables y el saldo se redujo de $us2.299 millones a fines de septiembre de 2008 a $us1.590 a fines de noviembre de 2009, las tasas de interés de los títulos públicos disminuyeron de forma pronunciada y se están transmitiendo a las tasas de las entidades financieras favoreciendo al dinamismo de la actividad económica”.
Respecto al tipo de cambio – que se ha mantenido estable durante los últimos dos años-, su estabilidad fue asegurada, evitando movimientos bruscos que habrían exacerbado las expectativas de devaluación, generado pérdidas de reservas internacionales y revertido el proceso de bolivianización. Economías vecinas como Brasil, Chile, Colombia y Perú realizaron fuertes oscilaciones de sus tipos de cambio (entre apreciación y depreciación) generándose una innecesaria volatilidad (rodeo innecesario) que el caso boliviano, hubiera implicado costos reales
y financieros. La política cambiaria de Bolivia, que permitió disipar las expectativas en un contexto de fuertes perturbaciones, fue calificada de exitosa por organismos internacionales.
TIPO DE CAMBIO
Las medidas en el ámbito cambiario estuvieron enfocadas al cumplimiento del objetivo principal del BCB de mantener la estabilidad de precios, además de preservar la bolivianización de la economía y atenuar los efectos de posibles choques externos.
Se evitaron movimientos bruscos del tipo de cambio por su impacto en la inflación y por los efectos negativos sobre la economía por su carácter todavía dolarizado. El régimen cambiario ha permitido afrontar de mejor manera los choques externos que se registraron en los últimos años, y ha sido calificado de exitoso por organismos internacionales.Cabe destacar también que el índice de Tipo de Cambio Efectivo y Real (ITCER), indicador que permite seguir la evolución de la competitividad cambiaria efectiva del país respecto a nuestros principales socios comerciales, al 30 de noviembre de 2009 presentó un incremento de 12,6% respecto del observado a fines del mismo mes de 2008. El tipo de cambio nominal tiende a ajustarse.