Todo lo que da Raphinha

Flick, loco por recuperar al brasileño, que el año pasado ya llevaba doce goles y diez asistencias a estas alturas y se había convertido en el líder espiritual del Barça.

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Calienta Raphinha, que no juega desde que se lesionó en Oviedo el pasado 25 de septiembre. Su ausencia se ha hecho más larga que la de Joan García, porque en el caso del portero se daba por hecha su ausencia durante dos meses. Sin embargo, el brasileño quería estar de vuelta para el Clásico del 26 de octubre. Una recaída de su lesión en bíceps femoral de su pierna derecha ha alargado su regreso un mes. Tal vez, demasiadas prisas por volver a jugar.


Aunque a Flick no debieron de gustarle algunos gestos a principio de temporada (del brasileño se apuntó que podía ser uno de los destinatarios de la famosa frase “los egos matan el éxito”) Raphinha se había puesto las pilas. Ya había marcado dos goles en el partido contra el Valencia saliendo del banquillo y parecía el futbolista enchufado de hacía un año. Porque, sí, Raphinha le daba mucho al Barça la temporada pasada. A estas alturas, ya había marcado 12 goles y había repartido diez asistencias. Y además, se había erigido en líder espiritual del equipo después de dos actuaciones soberbias contra el Bayern (hat-trick) y en el Bernabéu, donde firmó el 0-4 después de una carrera devastadora en la que pasó por encima de Lucas Vázquez.

Flick ya ha mencionado su nombre varias veces en comparecencias de prensa. Pese a que Rashford está cumpliendo con unos números excelentes, Raphinha tenía un rol contagioso en el equipo. Era el alma-meter de la presión, el que conectaba los cables para que desde Lewandowski hasta el portero todo el mundo estuviese enchufado. Y convertía cada recuperación de balón en una misión. Su temporada, con 34 goles y 26 asistencias, resultó descomunal. Firmó los mejores números del fútbol europeo. Terminó extenuado, pero lo dio todo hasta el último minuto y no hay mejor ejemplo posible que el 2-3 de Milán, donde golpeó casi sin fuerzas. Primero con la izquierda, luego con la derecha. Pero con el alma. O el Clásico que abrochó la Liga con el Madrid, en el que también firmó dos goles. Ni marcó ni asistió en los últimos tres partidos. Estaba devastado.

Ese es el compromiso de Raphinha, que además afronta, a punto de cumplir los 29 años, una de las temporadas más importantes de su carrera, con el sueño de ganar la Champions y de capitanear a Brasil en el Mundial. El Barça todavía está en condiciones de todo y con la Pentacampeona, pese a sus tiempos de crisis, nunca se sabe.

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