Francia y Reino Unido celebraron los avances en la propuesta de Trump para frenar la guerra entre Rusia y Ucrania
Emmanuel Macron y Keir Starmer destacaron el nuevo impulso diplomático e hicieron hincapié en la importancia de incorporar garantías reales para Kiev antes de respaldar cualquier acuerdo, así como en la gestión europea de los fondos rusos congelados
“Por fin hay sobre la mesa una oportunidad de avanzar hacia una paz duradera en Ucrania”, expresó el presidente de Francia, Emmanuel Macron, al abrir la videoconferencia de la Coalición de los Voluntarios, un grupo creado para coordinar el respaldo internacional a Ucrania.
“Claramente no hay voluntad rusa de acordar un alto el fuego hoy”, añadió Macron, al tiempo que aseguró que Vladimir Putin tampoco ha mostrado ninguna “voluntad de discutir” el plan estadounidense.
En esta cita participaron también el primer ministro británico Keir Starmer y altos funcionarios estadounidenses.
El mandatario francés insistió en que la experiencia histórica demuestra la necesidad de evitar que el país invadido quede en situación de vulnerabilidad frente a futuras agresiones.
“Tenemos que obtener garantías de seguridad robustas para Ucrania y para nosotros”, dijo.
En diálogo con la radio RTL y la televisión M6, Macron valoró los esfuerzos diplomáticos de Trump y señaló que el programa estadounidense representa una base de discusión aceptable. Aun así, puntualizó que “el texto propuesto puede ser enmendado por los ucranianos en lo que les corresponde, y los europeos deben decidir sobre temas como los activos congelados y las garantías de seguridad”.
El uso de los aproximadamente 100.000 millones de dólares en activos rusos congelados en Europa se ha convertido en un punto clave en las discusiones.
Mientras la administración Trump ha sugerido que la mitad de estos fondos debería destinarse a Estados Unidos, Macron respondió que la decisión sobre su destino “corresponde a los europeos” por encontrarse bajo esa jurisdicción.
El presidente francés agregó que los ucranianos son quienes deben asumir las decisiones sobre posibles concesiones territoriales o cuestiones internas como el uso del idioma o la Constitución, mientras que a Moscú le corresponderá responder si está dispuesta a aceptar la idea de una paz estable.
Entretanto, el primer ministro británico, Keir Starmer, coincidió al destacar “el avance en una dirección positiva” dentro de las conversaciones multilaterales surgidas a partir del plan de Trump.
Starmer consideró que “los indicios actuales apuntan a que la mayoría del texto puede aceptarse”, a la vez que reconoció la importancia de mantener la defensa de los principios fundacionales de la Coalición de Voluntarios: la soberanía de Ucrania y la determinación exclusiva de Kiev sobre cualquier aspecto de su futuro.
El líder británico recordó ante sus pares que la seguridad de Ucrania en el tiempo dependerá de que “Rusia no vuelva a atacar” y propuso que la fuerza multinacional prevista por la coalición permanezca activa tras un eventual cese de hostilidades.
Starmer hizo un llamado para que los aliados mantengan e intensifiquen su respaldo material y financiero, señalando la necesidad de “un embargo total de la energía rusa” y de reforzar los envíos de defensa. Sobre este punto, anunció el envío de un nuevo lote de misiles antiaéreos a Ucrania dentro de la próxima semana.
El jefe del gobierno británico también remarcó el papel de los activos rusos embargados en Europa para financiar la recuperación ucraniana, e indicó que se había logrado un “buen avance” en las recientes reuniones celebradas en Ginebra.
Según puntualizó, Ucrania y sus asesores europeos han remarcado aspectos esenciales en el borrador estadounidense, introduciendo propuestas para adaptarlo a las necesidades de Kiev.
Al cierre de la reunión virtual, Macron insistió en que los europeos deben “aportar soluciones efectivas y, sobre todo, iniciar una nueva etapa en el respaldo a Ucrania que contemple a largo plazo los desafíos de seguridad continental”.
El gobierno francés reafirmó que los errores de acuerdos previos, como los de Minsk, no deben repetirse y que el actual proceso exige un mayor rigor en los nuevos compromisos.


