Estados Unidos acuñó su último centavo y puso fin a más de dos siglos de historia monetaria

El país clausura la fabricación de su moneda más pequeña tras más de doscientos años de circulación. La medida busca reducir costes y refleja el avance imparable de los pagos digitales en la vida cotidiana estadounidense

Infobae

Estados Unidos despidió este miércoles una de sus piezas más emblemáticas: la moneda de un centavo. En una ceremonia en la Casa de la Moneda de Filadelfia, las autoridades acuñaron la última unidad de curso regular, cerrando así 232 años de producción continua. La decisión, motivada por razones presupuestarias, marca el final de una era en la que el pequeño “penny” fue símbolo cotidiano de ahorro, comercio y cultura popular.


El acto tuvo un tono más histórico que festivo. Funcionarios de la Casa de la Moneda recordaron que mantener la producción del centavo se había vuelto insostenible: cada unidad cuesta 3,69 centavos en materiales y manufactura, más del triple de su valor nominal. “Si bien la producción circulante ha cesado, el centavo sigue siendo moneda de curso legal. Se estima que hay 300.000 millones en circulación, lo que supera con creces la cantidad necesaria para el comercio”, señaló la institución en un comunicado.

La Casa de la Moneda aclaró que seguirá fabricando ediciones limitadas del centavo con fines “históricos y de colección”, pero la fabricación masiva se da por concluida. La medida permitirá ahorrar unos 56 millones de dólares anuales al presupuesto federal, según el Departamento del Tesoro.

FOTO DE ARCHIVO: En esta
FOTO DE ARCHIVO: En esta ilustración se muestra una moneda de un centavo estadounidense, conocida como penique, después de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, informara en su cuenta de Twitter, Twitter, que había ordenado al secretario del Tesoro de Estados Unidos que dejara de producir nuevos peniques, el 11 de febrero de 2025 (REUTERS/Carlos Barria/Ilustración/Foto de archivo)

El retiro del centavo se inscribe en una tendencia global: varios países ya eliminaron sus monedas de menor denominación al considerar que su producción resultaba antieconómica frente al avance de los pagos electrónicos. En Estados Unidos, los billetes y monedas en circulación ya representan una porción mínima de las transacciones totales, desplazadas por tarjetas, aplicaciones móviles y sistemas digitales.

Introducido en 1793, el centavo fue durante generaciones el emblema más humilde —y también más querido— del dólar. En su anverso luce desde 1909 el rostro del presidente Abraham Lincoln, y en el reverso, desde 2010, un escudo que simboliza la unión de los estados. Su tono cobrizo, aunque hoy solo superficial —pues desde los años ochenta se fabrica con zinc recubierto de cobre—, se convirtió en un icono cultural estadounidense.

La despedida del “penny” llega acompañada de cierta nostalgia. Museos numismáticos y coleccionistas celebraron el evento como un hito patrimonial, mientras que comerciantes y ciudadanos expresaron sentimientos encontrados. Algunos temen un redondeo generalizado de precios; otros ven en su desaparición una muestra más de la transformación digital y del pragmatismo económico de la era pospandemia.

Monedas de un centavo en
Monedas de un centavo en blanco esperan ser acuñadas en la Casa de la Moneda de Estados Unidos antes de la visita del Tesorero estadounidense, Brandon Beach, para acuñar las últimas cinco monedas de un centavo en circulación, poniendo fin a 232 años de producción de centavos en Estados Unidos. Filadelfia, Pensilvania, EE. UU., 12 de noviembre de 2025 (REUTERS/Rachel Wisniewski)

Durante décadas, diversos estudios del Congreso y del Tesoro habían advertido que la moneda más pequeña del país era un lujo costoso. El debate se reavivó cada vez que los precios de los metales subían, haciendo que el costo de acuñar superara su valor real. Aun así, su retirada había sido políticamente sensible: abolir un símbolo tan enraizado en la cultura estadounidense requería consenso y una narrativa de modernización más amplia.

El Gobierno de Donald Trump reactivó el proceso de revisión de la estructura monetaria, y la administración actual culminó la decisión con un enfoque de eficiencia fiscal. Los economistas coinciden en que el impacto será limitado: las operaciones comerciales y bancarias redondearán al centavo más cercano, sin alterar de forma significativa los precios minoristas.

El cierre de la producción también refleja un cambio generacional. Para millones de estadounidenses, el centavo evocaba los frascos de ahorro infantil, las limosnas en las iglesias o las máquinas expendedoras que aceptaban monedas exactas. Hoy, esos gestos desaparecen junto a la pieza que los acompañó durante más de dos siglos.

En los próximos meses, el Tesoro iniciará una retirada progresiva de la moneda. Los centavos seguirán circulando hasta agotar su vida útil, pero su destino está sellado. 

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