La mafia, las apuestas y la NBA
La investigación del FBI deja a la competición norteamericana en el punto de mira después de que (de momento) hayan sido arrestados Billups, Rozier y Jones.
Desde luego, no estamos hablando de algo gigantesco. La trama se divide en dos partes: por un lado, partidas de poker ilegales en las que se utilizaba tecnología de alto nivel para hacer trampas y acabar robando dinero a la gente mediante la estafa. En esta variable, se atraía a determinadas personas para participar con el gancho de que lo iban a hacer con gente famosa. Esto incluye a Billups y a Damon Jones, exjugador que estuvo 11 años en la NBA y que ahora mismo ejerce de entrenador. Por otro lado, están los amaños de partidos para conseguir dinero, lo que incluye a Terry Rozier... y a Damon Jones, que es una de las tres personas que está en ambos casos de las 30 a las que se ha detenido en Estados Unidos y que han operado en 11 estados diferentes.
La NBA podría escapar de lo primero alegando que esas personas actuaban individualmente y que en su tiempo libre pueden hacer lo que quieran. Pero es más difícil hacerlo con lo segundo. Una de las cosas que se reveló en la comparecencia posterior a las detenciones fue que Terry Rozier les dijo a los acusados que abandonaría un partido antes de tiempo el 23 de marzo de 2023 debido a una lesión. Los susodichos apostaron entonces más de 200.000 dólares en apuestas por debajo de la apuesta inicial, y Rozier abandonó el partido a los nueve minutos. Esas apuestas generaron decenas de miles de dólares en ganancias, y los beneficiarios, Rozier entre ellos, contaron el dinero en su casa.
Eso sí que afecta a la NBA y de lleno. El FBI mencionó a cuatro equipos que están siendo investigados (no tienen por qué estar involucrados) en el plan de apuestas: Charlotte Hornets, Portland Trail Blazers, Toronto Raptors... y Los Angeles Lakers. Mención especial a estos últimos por ser quienes son, representar al mercado más grande de la historia de la competición y a un equipo que, como negocio y franquicia, siempre tiene todos los ojos puestos sobre él. Algo verdaderamente increíble y que asesta un golpe que ya veremos si es mortal a la liga. Ahí juegan LeBron James y Luka Doncic con todo lo que ello conlleva. Y son también los principales generadores de opinión pública, ese lugar en el que se ganan y se pierden las batallas que deciden las guerras. Y ahora la NBA no está precisamente en posición de ganar. Por lo que sea.
La trama criminal, además, relaciona a los acusados directamente con la Cosa Nostra, una mafia italiana que incluye a las familias Bonanno, Gambino, Genovese y Lucchese. Algunos de los acusados (13, en concreto) son directamente mafiosos. Y las víctimas han perdido hasta 7 millones de dólares, con una en particular yéndose a los 1,8 millones en pérdidas. Ahora bien, ¿qué necesidad tiene Billups, un hombre que ha sido MVP de las Finales y que se llevó más de 107 millones en contratos como jugador y que tiene un sueldo astronómico como jugador, de meterse en partidas de poker para estafar gente? ¿Y qué necesidad tiene Rozier, que lleva más de 135 millones en ganancias, en amañar partidos a través de apuestas para ganar todavía más dinero?
Por no hablar de Damon Jones, la parte más sombría y oscura de la situación. El exjugador es el único de los tres hombres relacionados con la NBA que estaba en ambas tramas corruptas... y es cercano a, ojo con esto, LeBron James. Fue su entrenador de tiro en 2023 y filtró información sobre su ausencia en un partido en el que los Lakers iban a jugar contra los Bucks para que las apuestas fueran en ese sentido. ¿Involucra esto a la estrella? Una que siempre ha confiado en la importancia del entorno, que ha liderado la era de los jugadores empoderados, que ha hecho y deshecho entre bambalinas y que sigue siendo protagonista por lo que hace en la pista y fuera de ella. En ningún momento se ha mencionado su nombre y todo indica que Jones estaba actuando solo. Pero que salgan por ahí ciertos nombres...
Los Lakers están afectados (insistimos: no necesariamente involucrados) por este hecho. Los Hornets por la actuación de Rozier, que vestía dicha camiseta en 2023. De los Blazers lo único que se sabe es que Billups es (o más bien: era) su entrenador, sin que esto les salpique, de momento, de otra forma. Y los Raptors por Jontay Porter, al que la NBA suspendió de por vida al enterarse de todo (que de hecho, no era todo) lo que había ocurrido en su caso. De su figura se ha filtrado que le captaron al estar de deudas hasta arriba, pero eso no le convierte precisamente en víctima, porque los motivos importan hasta cierto puntos. La investigación seguirá su curso. Y caerán más nombres. Ya lo ha dicho el FBI.
El papel de la NBA
Ahora bien: ¿dónde demonios queda la NBA en todo esto? ¿Qué narices van a hacer para salir indemnes de la situación? La implicación que la organización pueda tener en una trama en la que queda asociada directamente con la mafia todavía es difusa, pero su relación con el mundo de las apuestas es un hecho consumado. Y todo en la época de un Adam Silver que heredó el negocio de David Stern y que siempre ha convencido con su discurso magnético y su capacidad para estar en el lado bueno de la historia... relativamente. Ha sido bajo su mandato con el que los anuncios publicitarios sobre las casas de apuestas se han convertido en el pan de cada día de la NBA. Y no ha hecho nada para impedirlo.
¿Por qué iba a hacerlo? La ética y la moral no importan cuando un negocio sale tan increíblemente rentable y la idea de capitalismo puro con la que se mueve tanto la competición en particular como la cultura estadounidense en general pone el dinero por encima de todo. Ahora bien, eso es indiscutiblemente una puerta abierta a todo lo que está pasando ahora, se mire por donde se mire. Y también un acercamiento de una auténtica lacra que afecta a lo que menos tienen pero que beneficia a los que tienen más. Si la NBA ha permitido esto, ¿por qué Rozier iba a contenerse a la hora de ganar dinero fácil? ¿Por qué Billups se iba a negar a embolsarse un poquito más?
Y eso no es todo: Adam Silver y sus lacayos suspendieron de por vida a Porter, pero investigaron a Rozier y le exoneraron, alegando que no había indicios. Y sí, está claro que la NBA no tiene los mismos recursos que el FBI ni capacidad para hacerse con determinadas órdenes. Pero, ¿llegaron realmente al fondo del asunto? ¿O se dedicaron a utilizar a Porter como una especie de chivo expiatorio que sirviera como brindis al sol para acallar bocas? Al final, esto es como es: Patrick Dumont y la familia Adelson, sin ir más lejos, están íntima y peligrosamente relacionados con las casas de apuestas y se hicieron con la propiedad de los Mavericks desplazando a Mark Cuban. La NBA lo sabía y no hizo nada para evitarlo, fortaleciendo además su compadreo con los propietarios de la competición. Y así todo.
La ESPN, la NBC y los diversos medios de comunicación que emiten contenido baloncestístico tienen anuncios de casas de apuestas. Y ya no es un hecho aislado que afecte a jugadores a los que le gusta apostar, como un tal Michael Jordan que suena lejano y cercano al mismo tiempo; el problema real es que en lugar de limitarse a jugar al poker en una sobremesa han utilizado su poder e influencia para empobrecer a gente haciendo trampas entre medias y manejando una información crucial y extensa que está prohibido compartir sobre qué jugadores están lesionados y cuándos minutos va a jugar según quién para beneficiar a los amigos y perjudicar a todos los demás. Ya no es un peligro: es una realidad que, al mismo tiempo, supone la consecuencia de esa puerta que se dejó abierta.
Ahora, toca apechugar. El comunicado de que Billups y Rozier quedan expulsados de sus respectivos cargos y que se colaborará con la investigación queda muy corto, y no sería de extrañar (de hecho, es casi seguro) que ambas figuras se queden fuera de por vida de cualquier relación con la competición. Pero eso también suena a poco. Y esperar algún tipo de asunción de culpa, no en la trama en sí, sino en haber permitido la entrada de un fatídico mundo a la NBA, suena a mucho. La liga del progresismo, de los adolescentes y de la idea de precocidad y juventud se tambalea. La idea que (nos) han vendido ya no colea. Y la capacidad de autoengaño será directamente proporcional a las consecuencias que tenga. Al fin y al cabo, si esto no se apaga va a volver a pasar, antes o después. Y, ¿va a renunciar la NBA a la ingente cantidad de dinero que se lleva con el negocio de las apuestas? Los optimistas dirán que quizá. Pero por eso precisamente el verdadero realismo es el pesimismo.
De repente, aparece la magia italiana de El Padrino, las partidas de poker de Los Soprano. Aperece Malas Calles, Uno de los Nuestros, Casino e Infiltrados. Aparecen Robert De Niro, Francis Ford Coppola o Martin Scorsese. Y, sobre todo, aparecen preguntas y más preguntas, especialmente de la implicación que tiene la NBA en todo esto. Porque parte de culpa tiene y de eso es difícil escapar. Porque la expiación no se consigue sólo saliendo a decir que todo lo que ha pasado está mal y que colaborarán en lo que sea necesario. Porque los pecados, se confiesen o no, nunca desaparecen rezando. Porque el dinero llama al dinero, pero a qué coste. Y porque esto no se limita a Chauncey Billups, Terry Rozier, Damon Jones, la Cosa Nostra, las mafias italianas o las tramas criminales. Esto es más. Mucho más. Y pedir perdón nunca está de más. Pero hay veces que no es suficiente.


