Flick, entre dos bandos

El alemán ya sorteó dos crisis el año pasado. La misión ahora parece más difícil y su segundo año en el Bayern genera dudas en un sector de la crítica.

Juan Jiménez
As
Frustradísimo en una cabina del Santiago Bernabéu, de la que viajará de nuevo al banquillo del Lluís Companys el próximo domingo en el partido ante el Elche, Hansi Flick no es capaz de arrancar esta temporada a un Barça que ya acumula tres derrotas en partido oficial (PSG, Sevilla y Real Madrid), cuando a estas alturas el curso pasado sólo llevaba una, y como consecuencia de una rotación masiva, en Pamplona.

Lo que el curso pasado era una maquinita perfecta, este año gripa. Hay quien excusa esta mala versión del Barça en las lesiones, pero es difícil comprar ese argumento recordando que el curso pasado empezó sin Pedri o De Jong, por poner un ejemplo. Se ha convertido en un personaje tan respetado Flick que muchos esperan un golpe de efecto que cambie la inercia del Barça. La temporada pasada ya lo hizo dos veces.

La primera, y más impactante, después de dos meses de crisis galopante en los que el equipo azulgrana dilapidó siete puntos de ventaja contra el Madrid y lo dejó escapar a otros siete. Perdió contra Real Sociedad, Las Palmas, Leganés y Atlético de Madrid; y empató contra Celta y Betis.

Desde enero, sin embargo, funcionó como un reloj y ya no se paró hasta mayo. Ahí, después de conquistar la Supercopa de España primero, y la Copa del Rey después, Flick reflotó moralmente a un equipo que estaba roto después de la eliminación in extremis en la semifinal de la Champions. Apenas cinco días después, se llevó el Clásico que abrochó la Liga. Dos rescates. Uno futbolístico y otro moral.

Flick camina en esta, su segunda temporada, entre leales y escépticos. Los primeros están convencidos de que virará la situación y conseguirá que el Barça se reencuentre. Sostienen esa teoría en la capacidad táctica y de gestión que demostró el año pasado; y la ratifican en el aluvión de bajas que ha sufrido el equipo en ataque a principios de temporada. Desde Lamine a Lewandowski, pasando por Raphinha, Fermín, Ferran y Olmo, todos han sufrido problemas físicos de los que sólo se han librado Rashford y Bardghji.

Flick, entre dos bandosBarcelona's German coach Hans-Dieter Flick is expelled by the referee during the Spanish league football match between FC Barcelona and Girona FC at Estadi Olimpic Lluis Companys in Barcelona on October 18, 2025. (Photo by Josep LAGO / AFP)JOSEP LAGO

Mientras la corriente optimista confía en ver pronto un equipo estructurado y convincente, los escépticos apuntan a la segunda temporada de Flick en el Bayern, cuando dejó el cargo sorprendentemente desgastado después de un primer año maravilloso, uno de los mejores de la historia del club.

Los pesimistas sugieran que Flick no ha sabido mantener el hambre en el vestuario y que incluso tiene dificultades para mantener el control de la caseta. También argumentan que no hay rastro del equipo esforzado y vertical que convirtió los partidos del Barça el año pasado en ejercicio de diversión que mantenía al aficionado enganchado a la pantalla y preocupado por saber cuándo era el siguiente partido de un equipo que enamoró a media Europa por su fútbol descarado, arriesgado, rápido y muy goleador.

Transformación necesaria

Flick es consciente de que el equipo necesita una transformación. Recuperar las huellas del curso pasado, repensarse. Su discurso, sin embargo, ha ido variando desde el verano. El Flick enfadado que se quejó de falta de intensidad en Mallorca y de que “los egos matan el éxito” en Vallecas viró en un técnico más condescendiente que pidió tiempo y habló de buena actitud después de la derrota contra el Sevilla.

Sin embargo, no ha sido capaz de tocar la tecla que permita que el equipo recupere el vigor y el halo de imbatibilidad del curso pasado. Muchos todavía creen en él. Algunos creen que no podrá con el segundo año.

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