Detuvieron a un ex general sirio acusado de cometer ejecuciones y torturas masivas en la temida prisión de Saydnaya bajo el régimen de Assad
Akram Salloum al-Abdullah, quien dirigió la Policía Militar siria, fue arrestado por su participación en crímenes cometidos dentro de la cárcel conocida como el “matadero humano”
El ministerio sostuvo que Abdullah estaba “implicado en cometer graves violaciones contra los detenidos en la prisión de Saydnaya”, acusándolo de ser “directamente responsable de llevar a cabo las ejecuciones de prisioneros dentro de la prisión militar de Saydnaya… durante su mandato como comandante de la policía militar”.

La Asociación de Detenidos y Personas Desaparecidas de la Prisión de Saydnaya estima que unas 30 000 personas fueron encarceladas allí desde 2011, y que solo alrededor de 6 000 han sido liberadas. El resto continúa desaparecido. Diab Serriya, cofundador de la asociación, declaró que Abdullah es “la persona de mayor rango” arrestada hasta la fecha por los crímenes cometidos en Saydnaya.
Serriya explicó que la policía militar estaba a cargo de la prisión y que, durante el liderazgo de Abdullah, se produjeron numerosas ejecuciones y actos de tortura contra los prisioneros. “Él es responsable de esos crímenes”, afirmó a la AFP.
En una publicación en Facebook, Serriya también aseguró que las “salas de sal” de Saydnaya que “servían como depósitos para almacenar cuerpos antes de su traslado a fosas comunes”, fueron creadas durante el mandato de Abdullah. Investigaciones realizadas por la AFP en 2022, basadas en entrevistas con ex reclusos, confirmaron la existencia de al menos dos de esas salas dentro de la prisión.
Por su parte, el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, con sede en el Reino Unido, calcula que más de 200 000 personas han muerto en las cárceles sirias, incluidas víctimas de ejecuciones y de torturas.
Según un informe de la ONU titulado “Red de agonía: detenciones arbitrarias, torturas y malos tratos en la República Árabe Siria”, publicado sobre el periodo comprendido entre marzo de 2011 y diciembre de 2020, se documentan con detalle las brutales prácticas de tortura empleadas en los centros de detención sirios. El reporte describe métodos como las palizas constantes, los electroshocks, la suspensión por las extremidades, las quemaduras y la negación deliberada de atención médica.
También se mencionan técnicas particularmente crueles, como el uso del “dulab” —en el que las víctimas eran obligadas a introducirse en el interior de un neumático para ser golpeadas— y la “silla alemana”, un dispositivo diseñado para provocar torsiones extremas en el cuerpo.
Las condiciones de reclusión eran igualmente inhumanas: un promedio de 2,5 detenidos por metro cuadrado, sin acceso a agua potable ni alimentos suficientes. En muchos casos, los niños eran confinados junto a adultos. Numerosos prisioneros murieron a causa del hambre, las enfermedades o las torturas, y sus cuerpos permanecían durante días junto a los sobrevivientes.


