Boca, de la emoción a la tristeza
El sentido homenaje a Russo le dio lugar a una nueva decepcionante actuación del equipo, que no jugó bien y perdió sin merecerlo. Se viene una recta final sin margen de error con un plantel limitado y más dudas que certezas.
Los errores en las dos áreas explican lo sucedido frente a Belgrano, que casi no había pateado al arco hasta el infantil penal de Di Lollo. El segundo gol desnudó nuevas desatenciones defensivas y fue un mazazo del que no hubo recuperación. Ni siquiera el descuento sirvió de inyección anímica para ajustar la puntería en la definición. El doble nueve pide a gritos su disolución para reforzar un mediocampo al que le cuesta ocupar todos los espacios. Con la vuelta de Milton Delgado del Sub 20 se podría hacer justicia y devolverle el lugar que nunca debió haber perdido. ¿Y si se lo deja un poco más suelto a Paredes? Con probar no se pierde nada.
Los problemas más sensibles e inmediatos de Boca siguen siendo los cuatro encargados de la ofensiva.
Lo de Aguirre, que solo juega por su condición de extremo, ya es
exasperante. A Palacios lo condena su intermitencia y falta de
inteligencia. Y la dupla Merentiel-Giménez no tiene peso para
sostenerse. En un plantel a la altura de la historia del club ninguno de ellos sería titular.
A lo sumo un par podrían ser interesantes piezas de recambio, pero nada
más. Con su ingreso, Zeballos parece haber hecho méritos para meterse
en el equipo aunque no es la solución definitiva ni mucho menos. A veces
las ganas de que algo funcione son demasiado fuertes y no permiten ver
la realidad.
La falta de alternativas serias y reales en el banco es la muestra cabal del inconveniente de fondo, producto de las pésimas decisiones del Consejo de Fútbol. Después están las limitaciones del cuerpo técnico, que solo hizo tres cambios y dos de ellos… ¡a los 90 minutos! Hago
una pregunta: ¿en qué situaciones utilizarías al 9 suplente? Quizá por
alguna urgencia o para hacer descansar al principal, pero más que nada
si hay que ir a buscar el resultado. Entonces, si eso se necesitaba y no
se lo utilizó, ¿para qué lo tenés? Y con esto no quiero decir que Janson debió haber ingresado. Justamente todo lo contrario. Que llamen al 9 de la Reserva y terminemos de una vez con ciclos cumplidos que ni siquiera deberían ser tenidos en cuenta.
Ahora
no hay tiempo para lamentos ni excusas. Solo queda afrontar la recta
final para intentar entrar a los playoffs y pelear por el título, algo
que parece muy complicado por limitaciones propias, aunque en un fútbol
tan parejo y en un sistema de eliminación directa tampoco sería algo
descabellado. Antes habrá que asegurar el boleto para la próxima Copa
Libertadores por la tabla anual a la espera de saber si se suma algún
cupo. Si no, solo quedará ser campeón para no ausentarse del máximo
certamen continental por tercer año consecutivo. Una vez terminado el
año se deberá contratar un entrenador y armar un plantel de jerarquía que merezca realmente ponerse la camiseta.
Entre las decisiones coherentes no debería pasar de enterarnos de que hay un gran proyecto de lateral derecho por el Sub 20 -como lo es Dylan Gorosito- y que es suplente en la Reserva. Y un sinfín de ejemplos tan o más grotescos que este, con jugadores castigados sin motivo aparente y otros aún vigentes a pesar de claramente haber cumplido un ciclo. Que el hincha se sienta representado por lo que pasa dentro de la cancha y no sea solamente al revés. Para volver a tener por delante los objetivos que convirtieron al club en el más ganador de la Argentina. Y que cuando haya que rendir otro homenaje no sea como sucedió esta vez: Boca, de la emoción a la tristeza.


