BETIS 0 - ATLÉTICO 2 / Simeone pulsa el botón fuera

Primera victoria del Atlético a domicilio en un partido intenso y competido ante el Betis. Al inicio brilló y después, resistió. Goles de Giuliano y Baena.

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Giuliano es a cada partido lo que el primer Atleti de Simeone fue al fútbol. La visita al dentista. La gota malaya. La pura insistencia. Fuerza, garra, grito, sudor, entrega. Y una bendición para su equipo. Porque al pundonor le va sumando números, partido a partido que diría su padre. Lanzado por su vigor encontró el Atleti lo que le faltaba esta temporada: la primera victoria fuera.


Su gol al Betis casi se enreda con el silbato del árbitro. La Cartuja derruida en el primer acercamiento rojiblanco al área del Betis. Había sido precisamente Giuliano quien la había pisado envuelto en peligro, con un centro a Julián que acabó en saque de banda. El Atleti lo lanzó en catapulta. El primer disparo de Koke rebotó en Bartra, Bellerín no fue capaz de alejar el peligro de su área y la pelota terminó de nuevo en la bota de Giuliano que, de volea, activó la granada. Zurdazo desde la frontal y gol. Minuto 3 y los rojiblancos ya por delante como tantas veces esta temporada pero a la búsqueda de otro final distinto a todos los anteriores fuera. El de la victoria. Simeone buscaría el botón para pulsarlo con Nuevo Cholismo: ni un paso atrás, todos adelante.

Los de Simeone ganan 0-2 al conjunto de Pellegrini en La Cartuja de Sevilla. Giuliano y Baena, los goleadores.

Había salido el Atleti con los de Londres con un cambio (Baena por Sorloth) y dando dentelladas. Con todos al fin disponibles (Johnny terminó siendo el descarte) Simeone puede encartar ya sus piezas como guste y quiere. Al ataque. El dibujo había cambiado: esta noche de lunes era 4-1-4-1 con Koke como pivote y Baena y Barrios como interiores. Los primeros 15 minutos fueron exultantes. La Cartuja, de pronto convertida en Metropolitano. El mood del Atleti era el mismo. El de casa. Trituradora. Con mando y ritmo. Con transiciones rápidas y ese triángulo de las Bermudas (Baena-Barrios-Julián) en el que el Betis se perdía como barco a la deriva.

Trataba de no perderle la cara al partido Pellegrini, sin embargo. Con posesión pero sin puntería tras esos primeros 15 minutos de vendaval rojiblanco. Le puso ritmo y competía, pero sufría en los repliegues y en las pérdidas. La idea de que Lo Celso fuese suplente de inicio y Fornals adelantara su posición para ejercer de mediapunta no le funcionó. Antony no andaba con el día muy lúcido y Amrabat, intensísimo, corría sin descanso, multiplicado, pero incapaz de llegar a todo, demasiado. Pudo ampliar la ventaja el Atleti con un remate cruzado de Nico que obligo a Pau a un manoplazo por bajo y al que Oblak enseguida replicó: su mano por bajo evitó el gol de Abde tras una dejada de Cucho. Giuliano, pícaro, aprovechaba los metros que Bellerín y Bartra dejaban a su espalda, pero Julián tampoco tenía el día fino y ninguna contra rojiblanca terminaba en gol. Hasta que llegó esa jugada en la que el Betis reclamó penalti de Le Normand sobre Natan. El juego continuó con una contra en la que Julián corrió como en x3 para llegar al área de Pau y que Baena se soplara la bota: recibió, recortó buscando el ángulo y pateó una rosca a la red por la escuadra. Su primer gol con la rojiblanca debía ser así, golazo. Este Atleti ya es el que se esperaba porque al fin ya está él. Y es un Griezmann en moreno. Todo calidad y visión de juego.

Pellegrini regresó del descanso enmendando su error: Lo Celso, en el césped por Roca para que Fornals regresara a su sitio natural en el pivote. El Betis enseguida lo notó. Comenzó a achuchar, verticalísimo y con mordiente. Simeone respondió con un doble cambio hombre por hombre: Griezmann y Sorloth por Baena y Julián. Al triángulo ya le faltaba Barrios, lesionado y sustituido por Gallagher diez minutos antes. El Betis vivía a los pies de un Oblak que volvería a negarle el gol, ahora a Lo Celso, otro paradón. Pellegrini seguiría buscando en su armario ganzúas, agotando los cambios en el 76’, para nada. Los rojiblancos resistían, porque ese también es su verbo, después del levantarse. Habían renunciado al ataque para ovillarse en su área. Porque centraba y rascaba el Betis pero o no encontraba agujero en el muro del Cholo o, si lo hacía, se topaba con Oblak. Sus guantes bañados en polvo de ladrillo también los probó Bakambu al final. Caería el Betis de pie pero caería ante ese Simeone que al fin encontró ese botón. El de las victorias fuera. Ojo. En Champions ya está.

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