Xabi, primer aviso
Al Madrid se le atragantó el primer gran rival de la Liga. Algunas decisiones controvertidas del técnico y la falta de intensidad del equipo, en el diván
La presencia del inglés fue la gran sorpresa en la alineación que Xabi Alonso presentó en el Metropolitano. Nadie duda de que Jude será uno de los fijos en el once del tolosarra. Pero, con solo 20 minutos de juego, la titularidad de Bellingham en el derbi se presumía, y se desveló, prematura. Fue una decisión muy cuestionada y los números que hizo el británico estuvieron muy lejos de avalarla. Jude anduvo desubicado y desaparecido. Tan solo alguna pincelada de su sacrificio defensivo en un par de acciones en el área propia. Y seis recuperaciones (líder del equipo) en un partido de abulia generalizada entre sus compañeros. Incluso Valverde, que está jugando en posiciones más atrasadas, apareció más que él en las inmediaciones del área rival. Una de las incógnitas por esclarecer en el esquema de Xabi Alonso es el encaje del británico. De momento, en el derbi no se resolvió.

…y la suplencia de Mastantuono
El argentino, la gran sensación en el arranque de la temporada, fue el damnificado para dar entrada a Bellingham. Se ha metido al madridismo en el bolsillo, pero pese al monumental partido que venía de marcarse frente al Levante, Xabi apostó por sacrificar a Mastantuono en un encuentro muy especial. No solo por ser un derbi, sino porque también era una suerte de derbi particular para el argentino frente a la colonia de compatriotas que hay en el vestuario rojiblanco. Y lo demostró en su salida al campo, ultramotivado y al final del partido sacando su rabia por la derrota en una acción antideportiva en ese balonazo que dirigió a la grada del Metropolitano. Uno de los seis disparos que hizo un Madrid inocuo fue obra suya. Y en apenas media hora (salió con 3-2), fue el jugador que más centros puso al área (5).

Inexplicable Güler
Si incomprensible fue la titularidad de Bellingham, indescifrable fue el cambio del turco. Lo justifica que llevaba apenas unos minutos cargado con una amarilla por su penalti a Nico. Y eso pareció pesar más en la balanza de Xabi que el partido que estaba haciendo la perla de Altindag. Arda fue el único que puso algo de dinamismo al adormecedor juego del equipo y resultó clave en los dos goles. Supo ver el movimiento de Mbappé, con el que se entiende a las mil maravillas (es la tercera asistencia que le da esta temporada al astro francés) para tirarle la pared en el 1-1 y atacó el espacio en el punto de penalti para llegar a rematar el pase que le dejó Vinicius. Tenía amarilla, sí, pero también la poca chispa que mostró el equipo.
Falta de presión e intensidad
Estaba siendo una de las señas de identidad de Xabi Alonso, una de las manifestaciones del cambio de paradigma de un equipo acomodado en el bloque bajo que ahora sí sale a buscar al rival. El equipo venía promediando 6,5 recuperaciones por partido en el último tercio del campo, según datos de Opta. Ante el Atlético, solo ganó un balón en esa zona. En todas las parcelas, un total de 32, frente a las 54 veces que recuperó la pelota cuatro días antes contra el Levante en el Ciutat de València. Y el técnico lo resaltaba en su análisis del partido: “Lo más preocupante es por qué nos ha faltado esa intensidad”.
Cambios tardíos
Xabi tuvo que mover ficha en el descanso por la lesión de Militao y reaccionó al 3-2 dando entrada en el 59’ a Camavinga y Mastantuono por Carvajal y Güler. Pero tardó en poner toda la carne en el asador. Rodrygo no entró hasta el 70’ por un desfigurado Bellingham y se guardó el último cambio, ya con 4-2 y a la desperada, hasta el 89’ cuando dio entrada a Gonzalo por Huijsen. El entrenador madridista acabó con cinco atacantes sobre el campo (Mbappé, Vinicius, Mastantuono, Rodrygo y Gonzalo), pero sin apenas tiempo para dar la vuelta al partido. Ese es otro rasgo de este Madrid de Xabi, 33 de los 38 cambios que ha hecho esta temporada han sido a partir del minuto 70, según datos de BeSoccer Pro.

Doble revolcón
El Madrid se presentaba en el derbi con una hoja de servicios inmaculada esta temporada: siete partidos, siete victorias. El Atlético era la primera prueba de fuego para un Madrid que se había medido con el Espanyol (cuarto clasificado) y con cinco de los seis equipos clasificados entre el 13º y el 18º. Y aunque el Atlético no llegaba en su mejor momento en cuanto a resultados (pese a que hasta el derbi era el equipo que menos minutos había estado por debajo en el marcador en esta Liga), no dejaba de ser el primer miura de la temporada. Como sucediera en el Mundial de Clubes ante el PSG, el Madrid descarriló ante la primera curva. Aquel revolcón, de un equipo aún en fase de adaptación y en un contexto más de urgencia que de construcción de un proyecto, encontró condescendencia. Este es mucho más doloroso.