La sombra del escándalo se alarga sobre Kawhi Leonard y los Clippers

El periodista Pablo Torre asegura que Steve Ballmer, el propietario de los Clippers, pagó 28 millones de dólares a Kawhi por no hacer nada en una empresa creada para darle ese dinero.

Juanma Rubio
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La NBA descuenta los días para que, en menos de tres semanas, se ponga en marcha la pretemporada y empiece de verdad la cuenta atrás para el curso 2025-26, en el que defenderá título Oklahoma City Thunder. En el tramo de menos movimiento y actividad de la competición, y con casi todos los ojos puestos en un Eurobasket lleno de puentes con la NBA (ya se sabe: Jokic, Giannis, Doncic, Sengun, Markkanen, Wagner…), aparece un asunto que, si se confirma, tiene una pinta muy fea para Los Angeles Clippers, Kawhi Leonard y la propia competición.

Según el periodista Pablo Torre, ahora vinculado a The Athletic, los Clippers crearon una empresa fraudulenta de plantación de árboles para poder regatear los topes salariales y, en la práctica, dar más dinero a Kawhi. Según Torre, esa empresa fantasma, creada con una inyección de 50 millones de dólares de Steve Ballmer, propietario de los Clippers, firmó un contrato con Kawhi, al que pagó 28 millones de dólares por no hacer literalmente nada, simplemente a cambio (una condición inexcusable) de que no se fuera de los Clippers, el equipo al que llegó en 2019. Entonces, el alero sorprendió al mundo NBA por su decisión de dejar los Raptors, con los que acababa de ser campeón y MVP de las Finales, para regresar a su California natal y jugar en L.A… pero no en los Lakers, que pujaron fuerte por él para formar un big three temible con LeBron James y Anthony Davis (los otros dos fueron campeones sin Kawhi unos meses después), sino en los Clippers.

Torre asegura que cuenta con la documentación que demuestra que es real ese entramado creado por unos Clippers que, en su primera reacción, facilitaron un comunicado en el que aseguraban que no había caso con la empresa Aspiration: “Ni el Señor Ballmer ni los Clippers han hecho nada para esquivar el salary cap ni han cometido ningún acto inadecuado con Aspiration”.

Sin embargo, Torre afirma que un empleado de Aspiration le dejó claro, de forma anónima, que Kawhi nunca había rendido ningún tipo de cuenta ni hecho nada vinculado a un contrato teóricamente de promoción: “Fue algo solo para saltarse el salary cap de la NBA. La mayor cantidad pagada por la empresa en lo referente a marketing no tuvo ningún tipo de impacto ni espacio en la prensa... y él no tuvo que hacer después absolutamente nada”. Además, la investigación sitúa a Kawhi como acreedor (por una deuda de siete millones más) una vez confirmada la bancarrota a través de una de las empresas del jugador, KL2 Aspire LLC.

Los hechos se remontan a 2022, cuando según Torre se firmó ese acuerdo entre Aspiration, que se declaró en bancarrota en 2025, y un Kawhi Leonardo que se llevó así 28 millones de dólares extra sin ningún cometido real. Ballmer, ex CEO de Microsoft, la octava persona más rica del mundo (casi 150.000 millones de dólares de fortuna estimada) y desde luego el propietario con más dinero del deporte profesional estadounidense, habría usado esta artimaña para que los Clippers pagarán más en la práctica a Kawhi, que en agosto de 2021 firmó su segundo contrato con el equipo angelino, un vínculo de cuatro años y 176,2 millones de dólares (en 2019 había firmado un máximo de 103,1 millones por tres temporadas). En enero de 2024, Kawhi acordó una extensión de tres años y 149,5 millones.

El salary cap (que tiene excepciones y matices al no ser un sistema cerrado sino abierto) está pensado para equilibrar el gasto de las franquicias en plantilla y evitar, precisamente, que equipos con más posibilidades económicas y/o propietarios con especial capacidad de gasto pueden obtener ventajas competitivas a base de disparar su inversión en salarios. Los Clippers ya gastaron dinero en un ritmo histórico durante los primeros años del proyecto Kawhi Leonard/Paul George, totalmente fallido, a costa del impuesto de lujo y las multas por superarlo que Ballmer pagó sin ningún problema. Pero eso es algo legal que depende de la decisión de cada franquicia. Este otro movimiento, si se confirma, va más allá y supondría un caso de mala praxis para obtener una ventaja con la que retener a una gran estrella más allá de los límites establecidos por la NBA. Un fraude que habrá que ver, en primer lugar, si queda definitivamente probado. Porque si es así, la competición tendrá obviamente algo que decir al respecto.

De entrada, la NBA tiene establecidas unas multas por eludir de forma ilegal el salary cap que incluyen, si se confirman los hechos, castigos económicos que van de 4,5 millones de dólares en el primer caso a 5,5 si hay reincidencia, pérdida de un pick de primera ronda de draft e incluso la anulación del contrato al que se vincula el hecho fraudulento. Esto, por último, es lo que considera ilegal la NBA a este respecto: que un equipo “llegue a algún tipo de acuerdo con un espónsor, socio empresarial o tercera parte que acepte pagar a un jugador con contrato con ese equipo a cambio de servicios relacionados con el baloncesto aunque se designé ese pago como no vinculado al baloncesto”. Si esa cantidad entra en terreno fraudulento es algo definido por “implicar una cantidad drásticamente por encima de lo que estipula la lógica del mercado por un acuerdo como el firmado”.

Los precedentes invitan a, como mínimo, el nerviosismo en los Clippers. Después de la temporada 1999-2000, los Timberwolves fueron castigados por esquivar el salary cap a base de pagar al margen de su contrato con la franquicia a Joe Smith, el número 1 del draft de 1995. Smith se comprometió a firmar tres contratos mínimos de un año, lejos de su valor de mercado, para que el equipo tuviera margen salarial con el que reforzarse. A cambio, además de la promesa de un gran contrato en el futuro, el ala-pívot recibió dinero por otras vías. La sanción fue terrible y muy costosa para los Wolves en el corto, el medio y el largo plazo: una multa de 3,5 millones, la anulación del contrato de Smith y cinco años sin primeras rondas de draft.

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