Estudiantes cumplió en el partido, pero los penales exaltaron a Agustín Rossi y festejó Flamengo
El Pincha ganó por 1 a 0, pero el equipo brasileño tuvo en el arquero argentino a un especialista para llegar a las semifinales
Herido, desgastado, sin energías, Estudiantes cayó de pie y se despidió en la definición por penales de la Copa Libertadores. Ganó el partido por 1 a 0 y cumplió con el objetivo para los 90 minutos, en los que anuló a Flamengo, un rival que fue implacable en los disparos y tuvo en Agustín Rossi a la figura de la tanda, con atajadas a Benedetti y Ascacibar para festejar por 4-2.
La consigna no admitía dobleces: el que no crea, no venga. Con esa arenga, el Pincha convocó a sus hinchas al estadio Uno. No logró romper con el hechizo de 16 años sin ser parte del póquer de equipos que definen el título. Flamengo fue un conjunto terrenal en La Plata y ahora se medirá con Racing.

Sin el ímpetu que mostró en el tramo final en el Maracanã arrancó Estudiantes. Sin el juego de precisión y profundo con el que comenzó la serie, se posicionó Flamengo. El segundo episodio de los cuartos de final tuvo otro matiz, que se expresó en las alineaciones. Los cariocas lastimaron hace una semana por las bandas y el Pincha desactivó con la estrategia: por la izquierda, dos laterales –Benedetti y Arzamendia por delante-, por el sector opuesto Gómez y se recostó Tiago Palacios, que regresó a la formación. Tenía tres funciones el uruguayo: reforzar la contención, generar juego y acompañar a Carrillo, el goleador que reanimó al León con su gol agónico en la ida y fue la figura en la eliminación.
Flamengo se movió con otro ritmo, más cansino, de control del balón y juntando pases. Entre los volantes, la aparición de Jorginho en reemplazo de Nicolás De la Cruz era una señal de qué pretendía el rubro-negro: tocar, circular, no arriesgar. Sin los metros de recorrido que dispusieron los laterales Varela y Ayton Lucas –dejó el puesto a Alex Sandro- en el Maracaná, progresar sin impacientarse fue una virtud del visitante. De Arrascaeta era la primera opción de manejo, aunque el plan se centraba en recuperar en la mitad de la cancha y recién ahí acelerar.

Se equivocó Carrillo al rebotar una pelota y Flamengo avisó que estaba agazapado para martillar: Gonzalo Plata –expulsado en el primer partido por doble amarilla, aunque la Conmebol indultó al ecuatoriano porque estuvo mal sancionado por el árbitro colombiano Andrés Rojas- puso a correr a Samuel Lino, que cruzó de izquierda a derecha y por el opuesto definió Pedro; el cierre milagroso de Facundo Rodríguez se festejó como un gol en el estadio Uno.
El Pincha no descubría cómo quitarle la pelota al rival y la búsqueda de Carrillo era una invitación a jugar por el aire. Explotó dos descuidos de Flamengo: primero con Medina, que le sacó una falta y la tarjeta amarilla a Léo Pereira; más tarde, con un remate de Arzamendia que Rossi controló en dos tiempos. Para no invitarlo a crecer, los cariocas apagaron el fuego con dos sablazos de Saúl: uno lo devolvió el poste derecho de Muslera y en el restante la pelota viajó al lado del palo.
Fla adormecía el partido, pero con mucho fervor, batallando por las segundas jugadas, apelando a la garra y a la historia, Estudiantes dio el paso al frente para contrarrestar la superioridad individual de Flamengo, consciente que el mínimo fallo podía sentenciar la serie. Carrillo fue una vez más contra los zagueros centrales y Benedetti sacó un latigazo para filtrar la pelota entre las manos de Rossi en el último movimiento del primer tiempo.

La diferencia de las billeteras es abismal: Fla embolsó 30 millones de dólares por el Mundial de Clubes –lo eliminó Bayern Munich en 8avos de final- y no le tembló el pulso para gastar US$ 25 millones para repatriar a Samuel Lino. El Pincha generó una revolución, y un debate, por el aporte de US$ 9.700.000 que acercó Foster Gillett. En el mercado de pases, los cariocas además sumaron a Jorginho, de Juventus, y Saúl, de Atlético de Madrid; las contrataciones de Medina, González Pirez y Leonardo Suárez, el gasto del León.
Concentración, despliegue y sacrificio fueron las cartas que bajaba en la cancha Estudiantes para contrarrestar el talento de Flamengo, que sin respuestas provoco que el DT Filipe Luis echara mano a Bruno Henrique y a Luis Araújo para modificar el escenario. El tanque de energía del Pincha empezaba a consumirse y el rival, que nunca cambió el ritmo –por momentos jugaba al trote-, avanzaba lentamente sobre el arco de Muslera. Domínguez oxigenó la zona central con Castro –por Medina- y el colombiano Cetré, de características más ofensivas que Arzamendia, para explotar la banda izquierda.
Compacto de Estudiantes 1 (2) - Flamengo 0 (4)
La pelota volvía cada vez más rápido al área de Estudiantes y Domínguez, desde la línea, se desesperaba para que el equipo se adelantara en el campo. La fórmula de lanzarle la pelota a Carrillo para que pivoteara funcionó y Benedetti definió como un delantero. El VAR anuló correctamente el festejo, por posición adelantada. El León regó la cancha con las piezas heridas… pero los penales le dieron la espalda.