Un hombre se adentra en el bosque y encuentra una ciudad fantasma sin habitar desde los años 90: “Como una cápsula del tiempo”

El explorador documenta un antiguo destino termal completamente congelado en el tiempo tras su abrupto abandono en los 90.

Miguel Varela
As
Durante un viaje a Japón, el explorador urbano británico Luke Bradburn descubrió por casualidad una ciudad turística completamente abandonada desde los años 90. El lugar, conocido como Kinugawa Onsen, fue en su día un famoso destino de aguas termales, pero hoy sus hoteles gigantescos yacen vacíos, cubiertos de vegetación y silencio.

“Estaba explorando otras zonas cercanas a Fukushima cuando me topé con este distrito entero de hoteles abandonados”, explicó Bradburn. “Era como caminar por una ciudad fantasma”. A pesar de su estado de abandono exterior, muchos de los interiores seguían intactos, con habitaciones y objetos congelados en el tiempo.

Kinugawa Onsen entró en decadencia tras el estallido de la burbuja económica japonesa en los años 90. La caída del turismo provocó el cierre masivo de hoteles. Sin embargo, las estrictas leyes de propiedad del país impidieron su demolición: muchos propietarios fallecieron sin dejar herederos, y en Japón no se puede derribar un edificio sin el permiso legal del dueño, incluso década después.

Un hombre se adentra en el bosque y encuentra una ciudad fantasma sin habitar desde los años 90: “Como una cápsula del tiempo” No es un escenario de ‘The Last of Us’, es Kanagawa Onsen y es real

Bradburn pasó más de seis horas explorando al menos cinco de los veinte edificios abandonados, accediendo por pasillos colapsados y escaleras rotas. En su recorrido encontró desde salones onsen hasta máquinas recreativas aún llenas de premios, mesas con bebidas servidas y animales disecados como un ciervo y un halcón en los vestíbulos, todo conservado como si el tiempo se hubiese detenido.

“Desde fuera parece todo podrido, pero por dentro es como entrar en una cápsula del tiempo”, dijo. “Era surrealista: habitaciones intactas, objetos en su sitio, todo como su los huéspedes fuesen a volver en cualquier momento”. Bradburn aseguró que el lugar era tan peligroso como hipnótico, con estructuras al borde del colapso.

Hoy, Kinugawa Onsen sigue recibiendo algunos visitantes curiosos, pero sus hoteles abandonados permanecen ocultos entre la maleza, como un recuerdo silencioso del auge turístico japonés. “Es inquietante, triste y fascinante a la vez”, concluyó Bradburn.

Entradas populares