La denuncia de Rusia por lo que estaban haciendo decenas de soldados de élite: se disparaban a sí mismos para ganar dinero
Una investigación oficial destapa a más de 30 militares fingiendo heridas para cobrar indemnizaciones y obtener condecoraciones.
El fraude, que supera los 2,5 millones de dólares, no se limitaba al dinero. Según informa United 24, los soldados implicados disfrutaban de permisos remunerados, atención médica preferente e incluso llegaron a recibir condecoraciones oficiales como la Orden del Valor o la Medalla «Por la Valentía», otorgadas en parte gracias a esas falsas lesiones.
El caso salpica a figuras de alto rango. El coronel de la Guardia Artem Gorodilov, antiguo comandante de la brigada, y el teniente coronel Konstantin Frolov, apodado “Palach” (el verdugo), han admitido su implicación y delatado a varios compañeros. En los documentos judiciales consta que Frolov declaró haber sufrido cuatro heridas en combate, aunque sus parches militares indicaban hasta siete. La realidad era muy distinta: él mismo pidió a otros soldados que le dispararan de forma controlada, evitando órganos vitales, para garantizar la compensación económica.
Simulaciones y lesiones, además de posesión ilegal
La investigación también descubrió en la autoproclamada República Popular de Lugansk (LPR) un arsenal clandestino vinculado a Frolov: pistolas, un rifle, municiones y hasta minas y granadas. Por ello, además de fraude, afronta cargos de soborno y posesión ilegal de armas y explosivos. Gorodilov, por su parte, está acusado de fraude a gran escala, tipificado en el artículo 159 del Código Penal ruso.
En los últimos meses, diversas organizaciones internacionales han denunciado que Rusia envía al frente a antiguos prisioneros de guerra recién intercambiados por Ucrania, sin apenas tiempo de recuperación ni trámites de desmovilización, lo que ha derivado en casos de soldados capturados de nuevo en cuestión de semanas.
Lo revelado ahora no solo expone la corrupción enquistada en algunas de las unidades más prestigiosas del ejército ruso, sino que también arroja dudas sobre el verdadero estado de sus fuerzas en un conflicto que se prolonga ya más de dos años. El hecho de que militares condecorados prefirieran jugarse la vida para fingir heridas antes que enfrentarse al combate real evidencia, además, la enorme erosión interna que sufre el aparato militar de Moscú.