El sello de Xabi, en tiempo récord

En poco tiempo, el Madrid ya lleva el sello de Xabi. Huijsen como creador, Tchouameni es otro, Güler en la media, Alaba también... Y se atisba la presión tras pérdida.

Marco Ruiz
As
En un tiempo récord, como la propia pretemporada exprés que está haciendo el Real Madrid, se ha podido ver la mano de Xabi Alonso en el equipo. El amistoso en el Tirol fue en cierto modo la extensión de lo que ya se empezó a atisbar en el Mundial de Clubes, que sirvió al tolosarra como banco de pruebas. El técnico ha sacado la varita para inventarse varias soluciones tras las que, ya se puede decir, este Madrid lleva su sello.

Presión tras pérdida.

Sin muchos alardes y con el físico aún cogido con pinzas, ante el Tirol se vio un Madrid que intentó presionar arriba tras pérdida. Los dos primeros goles de Militao y Mbappé, especialmente el segundo de ellos, llegaron de esta manera (el de Mbappé, tras un robo de Vinicius, al que ya se le vio correr para atrás). Y otro rasgo, el Madrid presiona en campo contrario si el portero del otro equipo decide sacar el balón parado jugado desde atrás.

Huijsen empieza todo.

Xabi ha apostado por él desde el principio. “Sí, me ha dicho lo que quiere de mí, también con balón”, confesó el defensa de 20 años en una entrevista en AS. El papel de Huijsen en la distribución del juego, sin un sustituto de Kroos en la plantilla, es fundamental. Fue el que más intervino de todo el equipo ante el Tirol (120), el que más pases totales dio (111, seguido de Militao con 73 y Güler con 71). Y con un acierto del 94%. Por tanto, todo empieza en el central, que además fue el que más pases dio en largo: hasta 16. Todo un bastión en la creación del juego facilitado por los galones que le ha dado Xabi Alonso.

Güler nuevo rol.

Es una apuesta de club que Xabi ha sabido llevar al campo. Le coloca junto a Tchouameni, en una posición, de mediocentro, en la que el turco nunca había jugado en el Madrid. A lo más que llegó fue a interior con Ancelotti. Y a tenor de lo que se vio en el Mundial de Clubes y en Austria, funciona. Ante el Tirol se salió: acabó rematando más que nadie (cinco disparos) y creo más ocasiones (4) que ningún otro jugador, incluyendo en ese registro la asistencia a Mbappé para poner el 0-2.

El sello de Xabi, en tiempo récordJUAN MABROMATA

Tchouameni parece otro.

Es otro jugador con Xabi Alonso. Quizá, el cambio más sorprendente de un futbolista, por encima de Güler, desde la llegada del tolosarra. Le tiene como bisagra para convertir la defensa de cuatro en defensa de cinco sin necesidad de introducir otro central. La pena, que Tchouameni no tiene sustituto en la plantilla. No hay otro jugador de ese perfil. Un futbolista ahora indispensable que la temporada pasada fue incluso pitado en el Bernabéu. Ante el Tirol brilló en ataque (la asistencia a Mbappé para el segundo gol del delantero) y atrás (el corte in extremis para desbaratar la mejor ocasión austriaca). Se le ve enchufado, con confianza, ágil, decidido...

Alaba cambia de rol.

Tan consciente es Xabi de que Tchouameni no tiene sustituto en la plantilla y tan clara la idea de juego, que está buscando un recambio en Alaba. El austriaco ya conoce la posición, que ha ocupado fugazmente con su selección aunque más en sus inicios y con el Bayern. “No es mi posición, pero la conozco”, reconoce Alaba, que tiene muy difícil jugar como central en este Real Madrid. Ya pudo actuar en la media en el amistoso fantasma disputado ante el Leganés.

Gonzalo en la recámara.

El delantero del Castilla ha sido la otra gran aportación de Xabi Alonso tras su llegada. Fue valiente apostando por él tras la fuerte gastroenteritis de Mbappé en el Mundial y se encontró un buen delantero centro para sustentar un plan B, parecido al que protagonizó Joselu con Ancelotti. Marcó Gonzalo cuatro goles (pichichi) y dio una asistencia en el Mundial de Clubes. Y Xabi ha insistido en que se quede a pesar de Endrick, por el que pagó 35 millones.

Mbappé se retrasa para recibir.


Con Xabi sigue en su mejor versión, dos goles y una asistencia en Austria, pero con un pequeño cambio táctico: ahora baja más a recibir y por lo tanto entra más en juego. Eso sí, sigue como 9 (con el 10).

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