De la mano de los uruguayos, Boca ganó y consiguió su segunda victoria al hilo

Con goles de Merentiel y Cavani, el Xeneize derrotó 2 a 0 a Banfield y escaló hasta la cuarta posición de la Zona A del Clausura.

Pablo Ramon, Olé

Ahora sí. Que hay una evolución en el funcionamiento general de esta Boca es una evidencia que explota a los ojos, y es un logro valioso, aunque todavía el juego no derrame a los ojos. Pero bueno, hace menos de un mes este equipo perdía contra nadie y era incapaz de sostener un dominio, un rendimiento aceptable y se exponía fácilmente a las respuestas del rival.


En cambio, del segundo tiempo de Racing para acá, Russo acomodó mejor el equipo para liberar a Paredes, lo puso a Palacios para que se asocie, encontró la dupla central titular... Ningún misterio, pero tampoco hay que quitarle mérito a Miguelo; ahora este Boca se planta, marca diferencias, ataca más, elabora mejor. Anoche goleó sin golear, acaso porque la última flor de la confianza que todavía no germinó está plantada en el área rival.

Pero bueno, gran parte del partido ante Banfield fue un monólogo de Boca, que metió presión alta, con la línea de cuatro casi en campo rival, que tuvo paciencia (a veces demasiada, como que se conformaba con tenerla y ya está), que por momentos con movilidad encontró los huecos de un parado táctico de Troglio que apostó a acumular gente atrás y ver qué onda el contraataque.

Esta postura xeneize, sostenida, no se vio con los últimos entrenadores. Ni con el conservador Alfaro, ni con los fantasistas Gago, Martínez o Almirón. Es cierto que, hasta aquí, tampoco lo había mostrado con Russo: en tal caso, habrá que celebrar este gesto y observar si es una tendencia o una simple anomalía estadística.



Lo dicho: con Battaglia cuidando las espaldas, Paredes se está pareciendo más al conductor de sus inicios, con mucha llegada al área, que al cinco proletario que mutó en el fútbol europeo. La camiseta 10 le quedaría dibujada y luciría mucho mejor que en la piel de Cavani, sin dudad. De hecho, Lea tuvo muchas apariciones decisivas, que no terminaron en gol por esas cosas: una pared con Cavani que él mismo definió y sacó Saguinetti; un centro al a cabeza de Cavani (definió mal pero lució mejor); un tiro de afuera que se fue apenas por el segundo palo y el pase brillante para el desborde de Aguirre y el gol de Merentiel.

Cuando el gol cayó no sorprendió a nadie, porque era una circunstancia catada, evidente, impostergable. Tanto, que en la demora en la concreción, después de chances perdidas por el mismo Merentiel, Palacios (buen partido), Pellegrino y Blanco, en ningún momento la gente se subió a la moto de la impaciencia. Todo lo contrario, pareció hasta disfrutar de un equipo que, en lugar de frustrarse por las chances perdidas, fue creciendo en convicción, juego asociado y generación de chances de gol.

La primera chance nítida de gol fue a los 20 del ST, en un pase profundo de Castañeda para Méndez, que cruzó el remate cara a cara con Marchesín, y nadie llegó a definir por el segundo palo. Ahí Boca lamentó las chances perdidas, porque a partir de ahí Banfield se sintió en partido y se animó. Y Boca tuvo que laburar, y sufrir. Porque en una jugada que pifia Méndez lo tuvo Adoryan (armó un lío bárbaro por derecha) a boca de jarro y otra de Méndez que aguantó y definió cruzado.

Hasta que al final, un córner que encontró la cabeza de Battaglia, el travesaño y el cabezazo de Cavani para sacarse la mufa y encaminar un triunfo valiosísimo. Si contra Independiente Rivadavia la victoria vino de la lucha, este domingo en la Bombonera fue de la mano del juego, de un equipo que se demostró que tiene fútbol por dar.

Entradas populares