Baena: “He venido al Atleti a ganar títulos”

El roquetero fue presentado como nuevo futbolista del Atlético de Madrid en el Riyadh Air Metropolitano. Hereda el ‘10′ que dejó libre Ángel Correa.

Patricia Cazón
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Las puertas que dan acceso a las tripas del Metropolitano comienzan a abrirse este lunes a las 12:20 mientras la familia de Álex Baena (Roquetas de Mar, Almería, 2001) las atraviesan. Son sus padres, sus agentes, su pareja. La imagen del futbolista les sobrevuela, llenando por completo el pantallón del auditorio del estadio rojiblanco mientras por el hilo musical suena jazz al piano con el Relaxin by the Sea de Gilbert Sigrist Trio. El futbolista que llevará el 10 que deja Ángel Correa es el último en cruzar esa puerta, a las 12:35, acompañado por el presidente del club, Enrique Cerezo; el vicepresidente, Antonio Alonso; el director general de Fútbol, Carlos Bucero; y de Ingresos y Operaciones, Óscar Mayo. Enfrente, muchos medios a pesar del verano. Tal es la expectación en la primera presentación de una semana que estará llena de ellas (la de Almada será hoy, misma hora, mismo lugar). No en vano el suyo es fichaje. En lo económico (el más caro, con ese 42 millones más ocho y más cinco) y en el afán. Porque se llama Álex, pero bien podrían decirle Baena, El Deseado.

Baena: “He venido al Atleti a ganar títulos”

De Carlsson a Correa, la historia del Atlético está repleta de futbolistas que llevaron el 10 dejando grandes recuerdos en la afición colchonera.

El primero en tomar la palabra es Cerezo. El presidente apela al esfuerzo del club “para afrontar nuevas incorporaciones y dar este paso adelante” que les servirá para “seguir creciendo y dar alegrías a la afición”. “Ahora comienza la hora de la verdad y tenemos grandes retos que afrontar”, dice antes de levantar los ojos y mirar de frente a Baena. “Te deseo lo mejor para que, entre todos, logremos alcanzar los objetivos de esta temporada ilusionante”, le interpela. “Espero que sea tu casa por un largo tiempo”, le desea antes de dejarle el sitio. Es el turno del jugador. Un Baena que viste un polo blanco y pantalón de traje azul marino, toma el micrófono con la mano del brazo que lleva por entero tatuado como un guiño a todo lo que está por decir.

Entre los tatuajes y los títulos

“Quiero agradecer, lo primero, al presidente por sus palabras y todo el cariño que me ha mostrado desde el primer día”, esgrimió el futbolista. “Estoy muy contento e ilusionado de poder estar aquí, en un club como el Atleti, y muy feliz”. Porque hace 26 días que se consumó su fichaje y ocho desde que se enfundó por primera vez la rojiblanca para sudarla, en la pretemporada del Atlético 25-26. “Y estos días en Los Ángeles de San Rafael han sido muy buenos. Conocer a los compañeros y al míster, y a la afición, que todos los días nos estaban apoyando”. Una afición por la que Dany Sánchez, el speaker del club, le preguntó directamente, antes de pasar el turno de preguntas de los medios. Y Baena fue claro: “Desde fuera ya ves que es un peso importante en el Atlético, pero desde dentro se siente aún mucho más. Es muy bonito verles siempre cerca”. Justo después contó por qué eligió al Atlético, a pesar de tener “muchas ofertas” de otros clubes, como había señalado Cerezo en su turno. “El club se ha reforzado con grandísimos jugadores y mi prioridad ha sido quedarme en España, con mi familia y seres queridos”, adujo en primer lugar, antes de contar que las ganas del club por incorporarle eran las mismas que las suyas por incorporarse. “Siempre he querido venir al Atleti: aguanté al máximo para poder venir aquí”, añadió, con palabra de ley.

Con Simeone ya ha hablado durante estos días (“aunque lo que he hablado con él es privado, solo nos atañe a nosotros”) y lo que desde el fútbol le aportará al equipo lo lleva intrínseco en las piernas: “Vengo a demostrar todo lo que he mostrado en el Villarreal (club del que es cantera, donde creció de la mano del añorado Llaneza, debutó en Primera en la 19-20 ante la Real Sociedad y se convirtió en 2024 en el segundo mayor asistente de las cinco grandes ligas, con 15 pases de gol) y vengo, sobre todo, a ganar títulos”.

Porque Baena considera al Atleti “un gran salto” en su carrera y el lugar ideal para ello. “Tenemos un muy buen entrenador y jugadores para poder conseguirlos esta temporada”, añadió. Su llegada al equipo del Cholo supone su reencuentro con Sorloth, a quien en la 23-24 asistió hasta en cinco ocasiones. También con Le Normand, compañero en la Selección de Luis de la Fuente, y Barrios, con quien en el verano de 2024 tocó el cielo olímpico en París, con la segunda medalla de oro en el fútbol para España. “Siempre lo he hablado con mi familia y mis amigos y se lo he dicho: que la primera vez que jugué con él me sorprendió muchísimo y para siempre. Pablo es un futbolista extraordinario que va a dar muchas alegrías a este club. Estoy muy contento de poder compartir y competir junto a él en el terreno de juego”. Impulsados por esa afición cuyo calor ya sentía antes, como rival, y que en ocho días ya le ha acunado como uno de los suyos. “Siempre es muy bonito que la afición te quiera y que esté ilusionada contigo. Intentaré darle también todo mi cariño desde el campo”, señaló. Su “compromiso y esfuerzo” estarán seguro, por descontado. “Espero que estemos en sintonía. tanto ellos conmigo como yo con ellos”.

Porque Baena representa en sí mismo muchos valores que desde hace 122 años enarbola este club: pasión, corazón, sentimiento y carácter. Y sobre lo último también se refirió el jugador. “Desde pequeño siempre he tenido (carácter). Es una de las cosas que me definen. He intentado cuidarlo lo máximo posible. Y entrenarlo también, para que no se vaya a la parte mala”, contó antes de volver a hablar de los títulos desde la tinta que decora casi por completo su brazo izquierdo. Porque sí, quiere ganarlos (“ya lo he dicho antes: he venido al Atleti a ganar títulos”) y a acompañar en sus brazos esas copas que ya estarán para siempre subrayados en negro bajo su epidermis: el oro olímpico, la Eurocopa con España en 2024 y la Europa League con el Villarreal.

Su piel como particular museo: siempre que gana uno, se lo pinta para siempre. “Y nos vamos a tatuar más de uno”, prometió antes de que Cerezo se subiera de nuevo a su lado en el escenario con la camiseta del 10, su camiseta hasta 2030. Porque tantas ganas mutuas solo podían tener este final: el de encontrarse en el camino.

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