Red Bull y la crónica de una decisión anunciada: la caída en desgracia de Lawson y los que se “queman” tras arrimarse a Verstappen
La escudería no tuvo paciencia y tomó la decisión de discontinuar al neozelandés y darle la oportunidad al japonés Tsunoda
LA NACION, Orlando Ríos
Durante 72 horas, a comienzos de esta semana, el nombre de Franco Colapinto estuvo sobre la mesa para un regreso acelerado a las grillas de la Fórmula 1 debido a la incertidumbre e impaciencia del equipo Red Bull. Fue Helmut Marko, el jefe de los pilotos a sueldo de la empresa paraguas del equipo de Max Verstappen en Austria, Red Bull Holdings GmbH, quien en los boxes del circuito de Shanghái inició conversaciones con Flavio Briatore, consultor ejecutivo de Alpine, y su jefe de equipo y adlátere, Oliver Oakes, sobre tal posibilidad.
Marko, expiloto de Fórmula 1 (disputó 7 carreras y ganó las 24 Horas de Le Mans), tiene muy poca paciencia con los graduados de su academia de talentos, y por ello el equipo principal de la bebida energética, que lidera desde su butaca Max Verstappen, es reconocido por quemar estrellas en ascenso.
Las angustias por las que pasa actualmente el neozelandés Liam Lawson, degradado de Red Bull al segundo equipo, Racing Bulls-Visa Cash, donde había estado hasta mediados de 2024, son las mismas por las que han pasado antes una serie de jóvenes con carreras truncadas por falta de rendimiento.
Ya el martes por la tarde, después de una reunión entre Marko, Christian Horner (jefe ejecutivo de Red Bull en F1), Oliver Mintzlaff (vicepresidente ejecutivo para los deportes de RB) y el socio mayoritario, el tailandés residente en Dubái Chalerm Yoovidhya, se decidió dejar en stand by, de momento, las negociaciones-consultas por Colapinto y ascender al japonés Yuki Tsunoda al garaje adjunto al de Verstappen.
Tsunoda lleva ya cuatro temporadas en Racing Bulls y confía en que debido a su experiencia no le pase como al mitológico personaje de Ícaro, quemarse cuando se arrima al sol, tal es la exigencia que representa la velocidad y contundencia de Max como primer piloto.
Verstappen ya terminó o afectó de manera profunda la carrera de F1 de siete de sus compañeros desde que llegó a la Fórmula 1. La lista es larga, entre ellos, Daniil Kvyat, a quien reemplazó en 2016; Daniel Ricciardo, a finales del 2018, que se fue cuando ya era superado por el holandés; Pierre Gasly en 2019, ascendido desde Toro Rosso pero degradado tras 12 carreras, y Alex Albon. Este anglotailandés, que fue compañero de Colapinto en 2024, fue tolerado durante 17 carreras en 2020, pero descendido a piloto reserva y después reemplazado por el mexicano Sergio Pérez, el más resistente de todos porque logró cinco victorias antes de hundirse en 2024 y ser expulsado de la F1.
Este año, por imperiosa necesidad de puntos y para apuntalar a un Verstappen en clara desventaja en su batalla contra los McLaren y en el torneo de constructores, Red Bull no podía esperar que Lawson se afirmara. Por ello, ni siquiera tuvo en cuenta que el RB21 es el Red Bull más incontrolable de los últimos seis años, nervioso, con un eje trasero que da rapidísimos latigazos induciendo al despiste si no se lo corrige a velocidad de la luz, lo que solo consigue hacer Verstappen.
Briatore, sin piedad
En esta actitud de no tener contemplaciones si un piloto no tiene suficiente velocidad destaca también Flavio Briatore. El hoy jefe de Franco Colapinto, piloto reserva en Alpine, le pondrá un listón muy alto al argentino si llegase la ocasión.
En la era de Michael Schumacher en Benetton, Briatore prescindió rápidamente de quienes no le satisficieron: Johnny Herbert, Roberto Moreno (reemplazado por Michael Schumacher), Martin Brundle, Jos Verstappen (padre de Max), Giancarlo Fisichella, Jenson Button (reemplazado por Fernando Alonso), Jarno Trulli y Nelson Piquet (Jr). El hijo de Nelson Piquet, tres veces campeón, fue quien denunció a Briatore y al equipo Renault por el “crashgate” de 2008 en Singapur. Eso le costó a Briatore un alejamiento de 15 años de la F1. El mismo Nelson perdió su butaca porque pedía un salario muy alto a pesar de que el novato Schumacher le superó claramente en 1991.
Relativamente más contemplativos y estables han sido Ferrari y McLaren. Con la casa italiana en el arco de los últimos 40 años perdieron grandes oportunidades Gianni Morbidelli, Nicola Larini, Ivan Capelli, Mika Salo y Luca Badoer. Les tocó a ellos las épocas de grandes frustraciones para el equipo italiano, que pasaba por una larga temporada sin títulos entre 1989 y 2000 (primer título de Schumacher con Ferrari).

McLaren también destaca por la estabilidad y por esperar hasta las finalizaciones de contratos o temporadas para dejar ir o desprenderse de sus pilotos. Le pasó a Stoffel Vandoorne, que compartió dos temporadas con Fernando Alonso, y a Daniel Ricciardo, ensombrecido durante dos temporadas por Lando Norris.
Incluso un campeón mundial como Jacques Villeneuve fue despedido en plena temporada por el equipo Sauber BMW en 2006 y reemplazado por el polaco Robert Kubica por falta de rendimiento.
Las penurias de Lawson
No habla bien de Helmut Marko, el que presionó para ascender a Lawson postergando a Tsunoda y la opción de Colapinto cuando todavía era propiedad de Williams a finales de 2024, lo sucedido con el prometedor piloto de 23 años.
Sobre el peor Red Bull de los últimos seis años tuvo que pasar, en esta temporada de Fórmula 1, por el siguiente calvario:
Gran Premio de Australia, entre el primero y el último de la primera parte de las pruebas de clasificación del sábado, Q1, hubo poco menos de 8/10 de segundo. La lucha no sólo es muy cerrada entre los 4 equipos líderes, McLaren, Mercedes, Red Bull, Ferrari; es aún más dramática en los equipos del medio pelotón que comprende a equipos como Haas, Racing Bulls, Alpine y Williams, y donde también comienza a asomarse Kick Sauber. Ese sábado 15 de marzo entre el (sorpresivo) quinto de la Q1, el Racing Bulls de Yuki Tsunoda y el 15º, el Kick Sauber de Gabriele Bortoleto, había sólo tres décimas, es decir 10 autos en tres décimas. Si se pierden dos décimas -apenas unas milésimas en cada curva- se retrocede de dos a cuatro filas de largada, una enormidad.
En Australia, Lawson quedaba último a 8 décimas de Max Verstappen. En la que debía haber sido su mejor vuelta en la clasificación sabatina, se salió parcialmente en la curva 10. Hasta ese momento sólo entregaba 4 décimas con Verstappen, pero de haber conservado esa desventaja igualmente no hubiese pasado a la Q2. Ya en la carrera, con el pavimento mojado que sorprendió a más de uno, hizo un trompo y dio contra el muro en la curva 2 de Albert Park.
En la clasificación de China, una semana más tarde, en la Q1 de la carrera corta al “sprint”, el neozelandés quedaba último a 89/100 y en la Q1, otra vez último en la clasificación para la carrera del domingo. De promedio tenía una desventaja de 8,8 décimas con Verstappen. Imposible de disimular.
Tras dos carreras, solo Verstappen obtuvo puntos para Red Bull en 2025. En 2024, a estas alturas, la escudería tenía el coche dominador y sumaba 87 puntos a los que Pérez contribuía con 36, los mismos que ha aportado Verstappen hasta ahora con un rendimiento que es solo del 41% respecto de la temporada anterior. Se le pedía a Lawson casi un milagro teniendo en cuenta su inexperiencia (13 carreras) y las notorias deficiencias del chasis.
Después de todo, a Colapinto, a pesar de sus grandes capacidades de control, quizás no le convenga volar hacia el sol sobre las alas de Red Bull.