Las enseñanzas que dejó la derrota ante Uruguay en la primera rueda
En qué sufrió la Selección al equipo de Bielsa y cómo combatirlo. Una preparación especial para un rival especial.
De esta forma, Argentina no lograba elaborar como siempre: los centrales Romero y Otamendi no podían hacerles llegar bien el balón a los creativos por adentro, porque La Celeste coordinó bien las persecuciones y cortó líneas de pase. Darwin Núñez, incansable; Maxi Araujo y Pellistri, en la misma sintonía; De la Cruz tapaba a Mac Allister, Valverde a Enzo Fernández, Messi tenía pegado a Ugarte y Viña, el lateral izquierdo, se emparejaba con De Paul por muchos sectores salvo cuando se cambiaba de lado. Entonces ahí enrocaban Ugarte y Viña. Enorme tarea física y mental de los uruguayos para sostener la intensidad.
Así llegó el primer gol del partido, presión bien arriba y atacar rápido, se desprendió bárbaro Araujo, que actuó de lateral derecho y definió.
No le interesaba tener mucho la pelota a la visita (36% de posesión), jugaba rápido hacia adelante luego de cada recuperación, con cambios de orientación para los extremos o bien a espaldas de Otamendi, hacia donde Darwin insistió mucho en sus desmarques. El segundo tanto fue una transición con gran pase de Nicolás de la Cruz a Darwin. Fue un plan ejecutado a la perfección: Argentina no tuvo respuesta y fue superada claramente.
Dejó un aprendizaje esa derrota: contra la Uruguay de Bielsa hay que estar preparado para una batalla, para persecuciones por todo el campo, elevar la intensidad. Si no logra fluir el juego interno, buscar alternativas por afuera. Si hay que saltar líneas, deberá haber atención extrema para una segunda pelota y puede ser una buena opción cortar con faltas a tiempo para evitar que Uruguay contraataque.
