Arma mortal
Con otro gol de pelota parada, ganó 1-0 y está en semifinales. Sufrió el partido pero supo aguantar con Marchesín y los centrales como grandes figuras.
La noche lluviosa se llenó, como suele suceder cuando los resultados acompañan, de palabras altisonantes. "Triunfazo" es una que pobló títulos de la TV, que se escuchó por radio, que pudo leerse en diferentes lugares. Ahora bien: ¿qué es un triunfazo? ¿Un partido ganado contra un gran rival? ¿Uno ganado en condiciones épicas? ¿Uno que asegura la clasificación a una etapa siguiente? ¿Un baile apabullante como el del último superclásico? Hay para discutir. Podríamos encuadrar lo de Boca en triunfazo por aquello de acceder a las semifinales. Pero hay que aclarar que lo que muchos, incluso Úbeda, llaman "defender bien", "seriedad" y "solidez" también puede implicar un mal partido del equipo, en el que sufrió, en el que nunca tuvo el control y que pudo haber perdido tranquilamente si miramos las calificaciones y vemos que las figuras fueron el arquero -tal vez su mejor actuación en el club- y los dos centrales.
Entre nosotros, engañarse es una boludez. No es que le falten razón a los elogios sobre la última línea, es verdad que la pelota parada sigue siendo un arma mortal y legítima que hay que aprovechar siempre, pero jugar como Boca jugó contra Argentinos está lejos de ser un motivo de orgullo o de ilusión. Podemos consolarnos si queremos con el "si ganamos jugando mal, imaginate cuando juguemos bien", pero es eso: un engaño. Como durante este tiempo dio muchísimos pasos adelante -en juego, en resultado, en recuperación de individualidades-, lo de esta vez fue un paso hacia atrás. Rescatemos y aplaudamos lo bueno, celebrémoslo, hasta hace dos partidos pedíamos salir con urgencia a buscar un arquero y hoy ya no sangramos por ahí -aunque Boca necesite otro que pelee el puesto. Pidamos a Costa para la Selección: Scaloni, Ayrton es argentino y Alfaro se lo quiere llevar a Paraguay. Saquemos pecho por las Inferiores capaces de dar un 2 como Di Lollo, difícil de conseguir. Pero no hablemos ni de partidazo ni de triunfazo porque la pasamos mal de principio a fin. Y eso que a los 4' ya estábamos 1-0.
Lo que debió ser un alivio y camino allanado, fue un sendero pedregoso que requirió de tres tapadas bárbaras de Marchesín. Boca también pudo haberlo definido en el primer tiempo con la de Palacios (travesaño) y la de Giménez (tapadón de handball de Siri), pero no lo hizo y jamás tuvo juego. No controló el partido y esta vez, encima, Úbeda la pifió con los cambios, que no cambiaron nada. Y alguien mintió. ¿Cómo es posible, si no, que no haya entrado Ander Herrera cuando claramente el equipo necesitaba tener la pelota? ¿Está lesionado el español? ¿Para qué puso aCavani? ¿En serio pensamos que es más útil esta versión del uruguayo que lo que puede dar Merentiel? ¿Qué necesidad hay de desgastar a Zeballos haciendo toda la banda si podría preocupar jugando de segunda punta? El técnico dijo, en la conferencia de prensa, que habían "estudiado a Argentinos" y que sabía "cómo jugaba". No pareció, porque la batalla táctica la ganó Diez, el DT del Bicho. Y así como hoy salió bien, la próxima puede salir mal.
A ver: ¿qué es esto? Un alerta, una advertencia. Boca tiene jerarquía y plantel como para jugar mucho mejor. Y Argentinos no es el City de Guardiola. Tampoco elevemos tanto, entonces, la vara de este triunfo en el que parecíamos inferiores hasta físicamente. Si hoy hubiera habido en cancha un scouter, se habría llevado a Fattori, no a Paredes (más allá de sus grageas de genialidad). No tendría datos ofensivos de los laterales de Boca porque casi no cruzaron la mitad de la cancha. En fin, ojalá sirva para crecer, para aprender, y no nos quedemos en el resultado. La gente, que suele tener el mercurio del termómetro siempre listo para pegar el salto, castigó con murmullos la pobre entrada de un Zenón sin confianza, la tibieza de Aguirre, la imagen de un Cavani que está cada vez más lejos de parecer un jugador en actividad (¿cómo un 9 no patea al arco estando dentro del área?). También alentó fuerte en varios pasajes pidiendo huevos y demás, consciente de que algo malo podía pasar.
Lo bueno es que no pasó, que estamos en semifinales, que tenemos a Paredes, que tenemos gol, pelota parada, buenos centrales, un goleador como Merentiel, desequilibrio en Zeballos... Se viene Racing. O Tigre. Y si bien nunca se le dice que no a la varita mágica cuando nos toca, hay que ayudarla. Como veníamos haciendo. Vamos, Boca. Faltan dos pasitos. Hasta los arrastrados de enfrente dependen de nosotros...


