VALENCIA 0 - ATLÉTICO 3 / ‘Contundensia’ y resistencia
El Atlético gana gracias a una primera parte sublime de Griezmann que finalizó con un doblete de Julián. La segunda fue del Valencia, al que le faltó el gol. Correa redondeó el resultado. Los del Cholo, líderes momentáneos.
Había salido el Valencia con el once agitado por Corberán. La delantera, al completo otra: a Sadiq le acompañaba Guerra, que abandonaba un centro del campo fortalecido con Pepelu y Barrenechea. Un Valencia que se presenta ya con otro tono, al menos vivo aunque desde Singapur le roben el alma, pero que en la primera parte fue un mero invitado de un espectáculo: el baile de Griezmann en cuanto amarró esa pelota. Mestalla es su jardín. Respira el Turia y el Mediterráneo y es como si los espíritus de Maradona y Pelé se posaran a la vez sobre él. El Valencia convertido en su diana favorita. Cogió ese balón para ponerle música mientras se lo lanzaba a un Lino con la pierna lista en el área chica.
Pero Lino pateó alto, al travesaño. Plom. Tárrega no logró despejar el rechace y Giuliano buscó a Julian para asistirle. Picotazo con la derecha y gol. 0-1. El Atleti se ponía como líder provisional de esta Liga. Darle libertad a Grizi siempre es el mejor plan. El Cholo jugaba en Mestalla como había entrenado: Llorente, infatigable, acompañando la brújula de De Paul en el medio y la derecha, con Nahuel y Giuliano, como lado fuerte. Y un hombre libre. Ese Griezmann que revolotea sobre todas las jugadas como lo hacía Ali sobre el ring. Épico y mortal. Con pies de seda.
El Valencia, entumecido, tenía un problema: Guerra le daba alboroto arriba, que no finalización, pero le quitaba claridad en la salida de balón. Un Valencia que había cometido, además, el peor de los errores posibles: dejarle metros y espacio a Griezmann para jugar y pensar. En fútbol es como firmar una sentencia muerte. Dieciocho minutos más tarde Mestalla volvería a comprobarlo.
La pelota derretida ante lo que Grizi quisiera. El Atleti la movió de banda a banda antes de entregársela y que éste, de una caricia, la enviara desde la izquierda a la cabeza de un Julián Alvarez que, acodándose entre Tárrega y Mosquera, la cabeceó picada, imparable para un Mamardashvili a contrapié. El descanso llegó con un solo remate del Valencia sobre Oblak con cierto peligro, un cabezazo de Sadiq desviado, y con Julián incapaz de hacer de un regalo de Mosquera el tercero: el defensa del Valencia le entregó la pelota para que se escapara solo hacia Mamardashvili, pero en el mano a mano, frente a frente, la mirilla se le torció. El partido que regresó del descanso fue otro, absolutamente distinto.
Si Simeone había remozado por completo su izquierda, con Galán y Gallagher, Corberán sacaba del banquillo al amigo de Oblak: Hugo Duro. Cinco goles en seis partidos que le ha hecho y nada más pisar éste lo cambió. El Valencia y Mestalla enseguida contagiados de su energía. Su equipo volcado en Oblak, en cuya área se plantaban los de Corberán con facilidad. Reclamó Guerra penalti por el codo de Nahuel en una jugada que terminó con un cabezazo de Duro fuera. Lo hizo el Valencia al completo justo después, por un remate con la testa de Sadiq que le dio en la mano, por completo despegada pero en posición natural, a Galán. El partido sudaba más en estos primeros minutos de la segunda parte que en todos los de la primera.
Simeone introducía la pieza Giménez para que el campo dejase de ser un tobogán hacia Oblak mientras se guardaba a Grizi y Julián. Al Valencia solo le faltaba el gol. Pero ni con la entrada de Fran Pérez y Rafa Mir ni con un misil de Almedia fuera por un dedo, lo encontraría. La contundensia era rojiblanca. Correa haría el 0-3 a la primera que pisó área. El Valencia caía aunque ahora esté en pie, con Corberán vuelto a la vida, mientras el Atleti se iba de Mestalla con la corona momentánea de esta Liga, hasta que jugara el Barça. Y la victoria en el primero de esos 40 días que vienen y que todo lo decidirán.