Boca, un equipo con el sello de Gago: la derrota

Fue superado en el Cilindro, con muchas actuaciones individuales en bajo nivel y un rendimiento colectivo pobre. ¿Vamos a tirar otro año al tacho?

Antonio Serpa, TyC

La roja a Zenón es la imagen de la impotencia, el reflejo de un equipo que se vio superado en actitud, en viveza, en malicia, en oportunismo. Una roja de caliente y de verde, un mal síntoma cuando entramos en la cuenta regresiva hacia la Libertadores. Bah, hacia el repechaje de la Libertadores. Si una definición no le cabe a este Boca es "copero". No tiene la jerarquía ni -sobre todo- el espíritu que se requiere para las grandes citas. En ese sentido, sí puede decirse en cambio que es un equipo que representa cabalmente a Gago, un tipo que sabe largamente lo que significa perder. Las imágenes del técnico en el Cilindro, desencajado, protestando, malhumorado, son un deja vu de una época cercana que los hinchas de Racing no recuerdan precisamente con felicidad. A este Boca le falta alma como le faltaba a aquel Racing que no ganó nada salvo las copas "Víctor Blanco" y que perdió todo lo importante que se le puso en el camino.


Para ser uno de esos tipos obsesivos, que estudian todo, que te condenan a la horca por un gramo, es imperdonable que Racing empiece a ganar el partido con un gol de lateral, una jugada que ya le vimos al siempre resistido y supuestamente obsoleto Costas. No es la primera vez que la Academia hace un gol por una avivada de uno de sus chicos made in Tita, de esos que empiezan a romperla ya fuera de la cancha con asistencias como la de este sábado a la noche. Cómo no considerar una asistencia a ese pase rápido para sacar el lateral mientras Boca dormía en los relevos. En noviembre del año pasado, otro chico había sido igual de clave en un gol de Juanfer contra Corinthians.

Esa es una jugada de potrero, pero más allá de esto, Boca fue superado durante largos lapsos. Y en eso también tiene que ver el técnico. Algunas decisiones poco felices: la elección de la pareja de centrales y de la la pareja de medios. De ningún modo Battaglia y Costa -que igualmente jugó un buen partido- deberían ser el 2 y el 6 del equipo, sencillamente porque uno es 5 y el otro es lateral izquierdo. Son tipos que pueden participar de una línea de tres, pero no ser la dupla de zagueros. A su vez, el armado de la dupla de mediocentros está condicionada por esta decisión. Belmonte-Alarcón es un binomio poco menos que impresentable, de esos que pueden aparecer contra un equipo choto mientras los titulares juegan la Copa. O mejor, pueden ser el doble 5 de Huracán, de Lanús o de cualquier rival menor que juegue contra Boca. Sus espejos, Nardoni y Almendra, se los comieron en un pancho. Esto deja en evidencia, al mismo tiempo, que al supuesto mercado fantástico de Boca le faltó un central (o dos). Arruinado Lema, sin fecha de retorno Figal, una incógnita permanente Rojo, la dupla defensiva extrema del equipo, un sello de identidad de Boca en todas las épocas, termina armada con dos muchachos que no son centrales. Insólito.

El mercado también hace agua en el rendimiento de algunos elegidos. A saber: para costar 10 palos verdes, Velasco debería ganar un mano a mano de vez en cuando. Aunque más no sea para ilusionarnos con un futuro mejor, ¿no? Se sabe que viene de un fútbol inexistente como el estadounidense, que estuvo lesionado y que ni antes ni después de aquella lesión hizo la diferencia. Contra Racing, después de haber perdido todo lo que tocó y de haber aportado apenas un tiro desde lejos, fue reemplazado en el entretiempo por Zeballos, que en 6 minutos ya había metido desborde y centro atrás -al que no llegó nadie, por cierto. Tan imprescindible como intermitente Palacios, Boca quedó a merced de lo que pudieran hacer Merentiel -encaprichado en la gambeta- o Cavani, que salió contrariado pero que no había hecho nada para quedarse salvo llamarse Cavani.

Cinco puntos en cuatro partidos es una miseria. Como lo es el fútbol pobre de este Boca. Estar a cinco puntos de Argentinos, a 4 de Central Córdoba, a 3 de Independiente Rivadavia; ubicarse en el puesto 11° de 15, es un papelón. Tan injustificable como que Barinaga sea titular desplazando a Advíncula. O como que te metan tres chances de riesgo desde un lateral. O como no generar peligro, casi. No hay equipo titular ni sistema elegido. Un cambio detrás de otro, un manotazo por acá y otro por allá. Así anda Boca, a la deriva. ¿Vamos a tirar otro año a la basura?

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