Vélez se queda sin energía: perdió con Unión en un partido de alto voltaje y Talleres tiene una oportunidad de oro

En Santa Fe, el líder tuvo un tropiezo inesperado a un paso de la gloria; Talleres juega este domingo con Gimnasia, en La Plata: si gana, lo alcanza, a una fecha del cierre

LA NACION, Ariel Ruya

¿Y ahora? Vélez es el mejor equipo de 2024, sin ningún tipo de discusión: antes, más tarde, ahora mismo. Pero no puede más: no le dan las piernas por el desgaste descomunal de toda la temporada. ¿Y si se queda con las manos vacías en la doble competencia? Sería una injusticia histórica. Una de esas gambetas que suele ofrecer el fútbol. El equipo de Liniers perdió por 1 a 0 con Unión, en Santa Fe y abrió el juego de las preguntas sin respuestas.


Talleres está a tres puntos y juega este domingo, contra Gimnasia, en La Plata. Se ilusiona Huracán, que este lunes se cita con Platense y, si gana, queda a dos. Y juega con el Fortín en la fecha decisiva. Racing quedó fuera de carrera: la derrota por 3-1 con Central Córdoba lo marginó. Todo puede pasar. El fútbol es tan traumático como maravilloso.

Vélez llega al final de fiesta con la lengua afuera, bailó todo lo que pudo (y lo hizo muy bien) a lo largo de todo el año, no solo en los capítulos finales de la Liga Profesional. Escapó en la última recta del descenso, alcanzó la final de la Copa de la Liga (perdió por penales contra Estudiantes) y todos lo corren desde atrás. En dos frentes, todo un ejemplo.

Lo mejor del partido

Líder en el torneo doméstico y finalista de la Copa Argentina, se está quedando sin nafta. Acelera todo lo que puede, pero la máquina muestra grietas, fisuras, un plantel corto, con una oleada de juveniles en el banco de suplentes.

Marchiori en el arco, Mammana en modo mariscal (se pierde el último partido, frente a Huracán), Valentín Gómez como símbolo de la casa, la magia (recortada) del Gordo Aquino, los goles de Romero, de capa caída en los últimas semanas. Pero sin Chiqui Bouzat en Santa Fe, el termómetro, suspendido: su ausencia es un tormento.

Unión es un digno equipo, un durísimo rival que le presentó batalla al puntero. El Tatengue juega como jugaba Kily González en sus mejores años: alma, corazón y vida. Y una dosis de disciplina táctica digna de admirar. El grupo le cree, el DT se apoya en el plantel. El piberío es valiente: Mateo Del Blanco (21), Lionel Verde (20) y Joaquín Mosqueira (20) le dan ritmo al mediocampo. Más tarde, Jerónimo Domina, de 19, le dio más impulso a ese mensaje. Unión corre, mete, llega. Provoca.

Valentín Gómez, capitán de Vélez, recupera la pelota ante la presión de Nicolás Orsini, delantero de Unión
Valentín Gómez, capitán de Vélez, recupera la pelota ante la presión de Nicolás Orsini, delantero de UniónPrensa Unión

Una media vuelta de Emanuel Mammana, una salvada en la línea del mismo zaguero, un mano a mano que Marchiori le ganó a Orsini y una tapada a lo Dibu de Thiago Cardozo a Braian Romero marcaron el pulso del primer capítulo, muy interesante, bien jugado. Debió abrir el marcador Vélez, pudo ser el primer grito de Unión. Sin embargo, el cero disfrazó la realidad. En el final, hubo una clara infracción en el área de Franco Pardo sobre Francisco Pizzini, que el juez Darío Herrera decidió no sancionar. El VAR jugó rápido y avaló la decisión del árbitro.

El tramo final fue electrizante. Antes de los 10, Unión abrió el marcador, dentro de un ida y vuelta infernal. En contra: un cruce fallido de Elías Gómez, luego de un centro de Rocky Balboa. Hacía 348 minutos que Vélez no recibía un gol. Vélez debió empatarlo: tuvo, al menos, tres oportunidades claras. No pudo, no supo.

Gustavo Quinteros, el autor de esta obra, pide calma. “Los jugadores fueron los verdaderos artífices de esta temporada. Crecieron mucho el año pasado, donde jugaron en situaciones difíciles, para mantener a este club en primera división. El 80% de ese plantel sigue. Hemos agregado algunos chicos jóvenes con ese sentido de pertenencia y ganas de triunfar, que le dieron mucho al equipo”, cuenta, de ayer a hoy, en una charla ofrecida unas horas antes del encuentro.

“Es el compromiso entre ellos y el buen juego que hemos tratado de plasmar. A todos los jugadores les gusta ser protagonistas, tratar de salir a ganar, de jugar un juego ofensivo que a veces se puede, a veces no”, sostiene. La voracidad ofensiva (con la excepción de El Milagro del Kempes, el 4-3 imposible contra Boca) se va apagando. En la Liga Profesional, marcó apenas 7 en los últimos 10 partidos.

Elías Gómez marcó el gol en contra que definió el partido
Elías Gómez marcó el gol en contra que definió el partidoJuan José García - FOTOBAIRES

El DT cuenta un secreto. En el primer encuentro con el plantel, les movió la estantería. Había que crecer, recuperar el Vélez del añejo protagonismo. “La metodología de trabajo que hemos conseguido nos ha dado muchísimos resultados. Cuando yo llegué al club, lo primero que les dije a los jugadores fue que confíen en la metodología, en la forma de entrenar y en la idea de juego, que seguramente nos iba a ir muy bien”, cuenta. Esa idea los llevó hasta aquí. Solo falta un paso: el más complejo.

Dos, en realidad. La final de la Copa Argentina se disputará este miércoles, desde las 21.10, frente al sorprendente Central Córdoba de Omar De Felippe. Y con una curiosidad: como será en el mismo estadio que ayer, el plantel velezano se queda en Santa Fe. Debe refrescar ideas, conceptos. Es ahora o nunca.

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