En un clima de expectativas e incertidumbre, Macron postergó la designación de su nuevo primer ministro
El Presidente se había comprometido a dar a conocer a su elegido este jueves pero, en un sorpresivo cambió, extendió el lapso un día más
La elección del próximo primer ministro no es cuestión simple para Macron, cuya autoridad está erosionada y enfrenta dificultades para elegir al sucesor de Michel Barnier, que duró tan solo tres meses en el cargo y fue destituido por una moción de censura del Parlamento.
El mandatario ya adelantó que, en esta oportunidad, será veloz en su elección y dejará que el nominado sea el encargado de buscar sus propios respaldos en el Legislativo, lo que lo deja ante tres posibles escenarios. El primero sugiere que podría optar por alguien de su propio campo; el segundo, que se inclinaría por un socialista moderado y, el tercero, por una figura sin adscripción política, que se mantenga al margen de las disputas.
Así, en el último tiempo han tomado fuerza algunos nombres, como el del centrista François Bayrou, un antiguo aliado del Presidente que, no obstante, sería fácilmente vetado por la izquierda. También se rumoreó sobre el titular de Defensa, Sébastien Lecornu, o su par de Trabajo y Sanidad, Catherine Vautrin, aunque podrían ser igualmente rechazados por la izquierda, que los ve como continuadores de la política “macronista”.
Roland Lescure, ex ministro de Industria y fiel a Macron, también estuvo bajo consideración en los últimos días, aunque su posición en temas como inmigración le costaron el apoyo de una facción de la derecha, mientras que su cercanía con el Elíseo le costó el aval de la izquierda.
El ex primer ministro socialista Bernard Cazenueve fue otro de los que formó parte de la lista, aunque con poco optimismo dado su reciente distanciamiento con sus líderes, al igual que los izquierdistas Jean-Yvez Le Drian, ex ministro de exteriores de línea socialista convertido en macronista, y el ex dirigente sindical moderado Laurent Berger.
A la par de estas especulaciones, Macron se enfrenta a una creciente tendencia que pide que el próximo primer ministro sea una figura de la sociedad civil, sin adscripción política clara, que consiga romper el bloqueo que quedó en la Asamblea Nacional tras el último reparto de escaños.
De momento, las probabilidades de un escenario tal parecen pocas, especialmente luego de que, este martes, el mandatario convocara a todos los partidos con representación parlamentaria -con excepción de la extrema derecha de Marine Le Pen y la izquierdista Francia Insumisa de Jean-Luc Mélanchon- para reunir a los diputados de estos bloques en una opción común que garantice éxito en la gestión futura, en la que se debatirán cuestiones clave como el presupuesto 2025 y los compromisos asumidos con Bruselas.
No obstante, la estrategia fue un fracaso. Este encuentro, que en un primer momento pareció positivo, fue perdiendo fuerza con el correr de las horas, ante las exigencias de cada grupo. La izquierda exige a uno de los suyos por tener la mayoría en el Parlamento, los macronistas y conservadores apoyarán solo a alguien lejano a la débil alianza en la que se apoyó Barnier.