El buque chino sospechoso de haber saboteado cables submarinos en el Báltico partió hacia Egipto luego de estar un mes retenido
Autoridades de Suecia, Dinamarca, Finlandia y Alemania continuarán investigando el caso del carguero granelero Yi Peng 3
El Yi Peng 3 fue autorizado a continuar viaje después de que representantes de las autoridades chinas e investigadores de Suecia, Dinamarca, Finlandia y Alemania examinaran el barco el jueves pasado para determinar su posible implicación en la rotura de los cables y analizar si puede tratarse de un caso de sabotaje.
Según Bäckstrand, el grupo de investigadores de los cuatro países europeos pudo interrogar a los miembros de la tripulación y llevar a cabo las investigaciones técnicas que solicitaron.
Mientras la investigación del caso continúa, la principal hipótesis que manejan los países afectados es que la rotura de los dos cables submarinos fue provocada por el ancla del buque chino, aunque se desconoce si ocurrió de manera accidental o deliberada.
Bäckstrand explicó que, durante la inspección, los investigadores pudieron examinar los sistemas de anclaje y la cadena del ancla del Yi Peng 3, aunque no lograron analizar en detalle el ancla misma debido a su ubicación en el exterior del buque. Según Bäckstrand, las observaciones realizadas a bordo serán cruciales para esclarecer lo ocurrido, pero evitó ofrecer detalles específicos. “El clima de trabajo ha sido relativamente abierto, en el sentido de que se nos ha dado acceso a la información solicitada”, señaló el funcionario a la cadena sueca SVT.
Las averías en los cables de datos -uno de ellos entre Finlandia y Alemania y el otro entre Suecia y Lituania- fueron detectadas el 17 y el 18 de noviembre y todos los países afectados han expresado sospechas de que pueda tratarse de un caso de sabotaje.
La posición del Yi Peng 3, que zarpó del puerto ruso de Ust-Lugá y se dirigía a Egipto, coincide geográfica y temporalmente con los daños, según los datos de tráfico marítimo.
El caso recuerda al del mercante chino Newnew Polar Bear, cuya ancla dañó el año pasado el gasoducto submarino Balticconnector y un cable de telecomunicaciones, ambos entre Finlandia y Estonia, dos incidentes que las autoridades chinas calificaron de accidentales.
Estos incidentes también ponen en evidencia la fragilidad de las infraestructuras submarinas, vitales para las telecomunicaciones globales y el transporte de datos sensibles. Expertos han advertido que hechos como estos podrían aumentar a medida que crecen las tensiones geopolíticas en la región del mar Báltico, donde el tráfico marítimo y la infraestructura crítica convergen en áreas de alto interés estratégico.