Estados Unidos pidió a Irán cambios concretos que demuestren su intención de cooperar en materia nuclear
El presidente Masud Pezeshkian aseguró estar dispuesto a cooperar con el OIEA y aclarar las dudas de la comunidad internacional sobre su programa
Las declaraciones de la Administración estadounidense saliente se dieron poco después de que el presidente Masud Pezeshkian manifestara la predisposición de Teherán para despejar cualquier inquietud sobre sus iniciativas nucleares y recomponer el vínculo con el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).
A continuación, insistió en que “basándonos en la fatua (edicto religioso) del líder supremo de la Revolución Islámica (Ali Khamenei), no hemos intentado ni intentaremos construir armas nucleares de ninguna manera, y a nadie se le permitirá desviarse de la política”, o del cumplimiento de las obligaciones delineadas en el acuerdo de 2015.
Grossi, de visita en el país con el objetivo de mejorar la relación con las autoridades locales, valoró la “oportunidad de interactuar al más alto nivel con el nuevo Gobierno, escuchar sus opiniones y explicar mi enfoque y mis esfuerzos para avanzar en uno de los temas más desafiantes de la agenda internacional”.
“Es indispensable, en este momento, lograr algunos resultados concretos, tangibles, visibles, que indiquen que este trabajo conjunto está mejorando la situación, aportando claridad a las cosas, en un sentido general, alejándonos del conflicto y, en última instancia, de la guerra”, agregó.
El vínculo entre Irán y el OIEA comenzó a deteriorarse con la salida de Estados Unidos del pacto nuclear en 2018, durante la presidencia de Donald Trump, que implicó el restablecimiento de sanciones sobre Teherán, a lo que el régimen respondió vetando la entrada de los inspectores al país, desconectando las cámaras de vigilancia en las instalaciones y aumentando el enriquecimiento de uranio muy por encima de lo permitido.
A pesar de que el nuevo Presidente iraní demostró estar abierto a conversar con Occidente, el ministro de Relaciones Exteriores, Abás Araqchí, advirtió a Grossi que su Gobierno está “dispuesto a negociar conforme a nuestro interés nacional y nuestros derechos inalienables, pero no está listo para negociar bajo presión e intimidación”.
En ese sentido, la llegada de Trump a la Casa Blanca, en enero próximo, será clave dado que la postura que adopte en esta cuestión podría definir el curso del futuro próximo. Una línea dura y una nueva política de “máxima presión”, como aplicó en su primer mandato, podría perjudicar los avances de los últimos meses.