Crece la preocupación por la influencia del régimen chino en los medios de América Latina
La última semana se llevó a cabo en Río de Janeiro el Foro de Cooperación de Medios de Comunicación China-América Latina y el Caribe 2024, que tuvo entre sus organizadores al Diario del Pueblo de China, órgano de prensa oficial del Partido Comunista del gigante asiático
En general, este tipo de comunicación va siempre acompañada de la diplomacia china in situ, que amplifica los mensajes de interés para Pekín en sus redes sociales, como la cuestión de Taiwán y la Iniciativa de la Franja y la Ruta. El momento elegido para el acto organizado en Río de Janeiro no es casual. En los mismos días del foro periodístico, la Embajada de China en Brasil publicó en su perfil X fotos de la reunión en curso en Pekín con Rui Costa, ministro de la Casa Civil, y el canciller chino Wang Yi “para discutir la profundización de la cooperación estratégica entre los dos países”, reza el texto. Además de Rui Costa, en el viaje a Pekín también participaron el futuro director del Banco Central brasileño, Gabriel Galípolo, actual director de política monetaria de la institución, y el asesor especial de política exterior de Lula, Celso Amorim. El motivo de la visita era la negociación de importantes acuerdos que se anunciarán durante la visita de Xi Jinping a Rio de Janeiro para asistir al G20 en noviembre. El propio Galípolo adelantó a la prensa brasileña que los acuerdos se refieren a “infraestructuras, tecnología y área financiera”. Dilma Rousseff, al frente del Nuevo Banco de Desarrollo, el banco de los BRICS, también participó en las negociaciones. Esta visita a China precede al posible anuncio de la adhesión de Brasil a la Iniciativa de la Franja y la Ruta, probablemente después de las elecciones presidenciales estadounidenses del 5 de noviembre.
También se habló de Cuba durante el foro de Río de Janeiro. En su intervención, el director de Monitor Mercantil, Marcos de Oliveira, criticó el embargo estadounidense, del que dijo que “intenta repetir la misma estrategia en Venezuela”. No es de extrañar que entre los ponentes del foro de Río de Janeiro figurara Dilbert Reyes Rodríguez, director del periódico gubernamental cubano Granma. En su intervención, habló de una plataforma digital llamada “Voces del Sur Global”, lanzada el pasado mes de marzo y en la que participan unos cincuenta medios de comunicación del Sur Global, no sólo latinoamericanos. Rodríguez también afirmó que la integración de los medios de comunicación con China “es crucial para contrarrestar la desinformación y reforzar la credibilidad”.
Sin embargo, según la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa de Reporteros sin Fronteras (RSF), la República Popular China ocupó en 2023 el puesto 179, es decir, el penúltimo en una escala del 1 al 180. En caída libre hasta el puesto 140 se encuentra Hong Kong, cada vez más “chino” a pesar de la autonomía que se le concedió tras su devolución a China bajo el lema “un país, dos sistemas”. El rápido deterioro de la libertad de expresión en la ex colonia británica ha coincidido con la introducción de la controvertida Ley de Seguridad Nacional de 2020, que otorga al gobierno local la capacidad de encarcelar a cualquiera que critique al régimen y que ha provocado el posterior cierre de varios periódicos liberales. El 10 de abril, Aleksandra Bielakowska, de RSF, fue expulsada a su llegada a la ciudad, adonde había viajado para seguir el juicio del empresario y activista Jimmy Lai. Fundador del periódico prodemocrático Apple Daily, Lai fue acusado en virtud de esta nueva ley. Se enfrenta a cadena perpetua por varios cargos, entre ellos “connivencia con fuerzas extranjeras”.
Foros como el de Río de Janeiro forman parte del más amplio Foro China-CELAC, una reunión ministerial establecida por la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) en 2015. El foro pretende “captar” la atención de las élites latinoamericanas, como políticos, académicos, periodistas y funcionarios gubernamentales. Durante la visita de Xi Jinping a Perú en 2016, China publicó un documento político sobre América Latina en el que destacaba la importancia de la cooperación cultural y mediática y de los intercambios interpersonales en la región. De ahí una serie de estrategias como intercambios culturales y cursos de formación para periodistas latinoamericanos en China, pagados íntegramente por el gobierno de Beijing, con el objetivo de controlar las narrativas sobre China y orientarlas a su favor. Es importante recordar que en 2018, las autoridades chinas abolieron la Administración Estatal de Prensa, Publicación, Radio, Cine y Televisión y transfirieron sus poderes al Departamento de Propaganda, que está bajo el control directo del PCCh. Esta medida ha reforzado el control estatal sobre las plataformas en línea y los contenidos de la prensa, incluida la propaganda y la manipulación de la información, tanto dentro como fuera de China. También es interesante señalar que la palabra propaganda en chino también significa “difusión” o “dar a conocer al público”, lo que demuestra que en China la difusión de información y la propaganda no son ideas distintas.
En Brasil, según el informe de Freedom House, la presencia de los medios de comunicación chinos y, sobre todo, la influencia de Pekín en los medios locales no ha hecho más que crecer, especialmente desde la pandemia del Covid. La televisión estatal China Central Television (CCTV) tiene su sede en San Pablo desde 2010. La agencia de noticias Xinhua, People’s Daily y China Radio International (CRI) tienen versiones en portugués y CRI cuenta con una oficina local. El punto fuerte siguen siendo las alianzas locales que responden a la estrategia denominada por los expertos “préstame el barco para llegar al mar”. La empresa estatal china China Media Group (CMG), que incluye a CGTN y CRI, ha establecido asociaciones con varios grupos de comunicación en Brasil. Según el informe de Freedom House, China Media Group, después de firmar acuerdos en años pasados con grupos privados como Globo y Bandeirantes de Comunicación, firmó uno el año pasado con la estatal Empresa Brasil de Comunicación (EBC). En 2021 se puso en marcha el proyecto China-LAC Media Action, una iniciativa en la que participan treinta organizaciones de medios de comunicación de toda la región, incluido Brasil, en una colaboración con la televisión estatal CGTN en una serie de proyectos como foros en línea, coproducciones, proyecciones y programas de entrevistas. Si Brasil confirma su adhesión a la iniciativa Franja y la Ruta, la infiltración de los medios de comunicación chinos podría crecer exponencialmente y con ella la desinformación.