Un bombardeo de Israel en Beirut abatió a Ibrahim Aqil, jefe de operaciones del grupo terrorista Hezbollah
El objetivo fue uno de los integrantes del Consejo de Guerra de la organización respaldada por Irán. El gobierno libanés dijo que hubo al menos ocho muertos
En un mensaje posteado en su cuenta de X, las FDI confirmaron el ataque a Beirut: “En este momento no hay cambios en las instrucciones del Comando del Frente Interior. Si hay algún cambio lo actualizaremos”, señaló el escueto texto que prometió dar más información en breve.
Luego confirmó que abatió Aqil y otros mandos. En tanto, el gobierno del Líbano dijo que hay al menos ocho muertos y 59 heridos.
Imágenes muestran un edificio dañado en el sur de la capital, con varias personas tratando de socorrer a los que han sido alcanzados por el estallido de las bombas.
Entretanto, la embajadora de Líbano ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU condenó el ataque y aseguró que hay muchas víctimas mortales, entre ellas “cinco niños”, el primer saldo mencionado por una fuente del gobierno de Beirut.
Ibrahim Aqil era el objetivo de Israel. Se trata de un yihadista por el que Estados Unidos ofreció 7 millones de dólares, en un comunicado que lo describe como “uno de los principales miembros de la organización Yihad Islámica, que se atribuyó el ataque a la embajada de Estados Unidos en Beirut en abril de 1983 que mató a 63 personas”.
Aqil era considerado uno de los integrantes del Consejo de Guerra de Hezbollah y estaba en el edificio atacado porque tenía prevista una reunión, como parte de sus ocupaciones como responsable de una unidad de elite del grupo terrorista.
El ataque en Dahiyeh, a pocos kilómetros del centro de Beirut, ocurrió durante la hora pico, cuando la gente salía del trabajo y los estudiantes regresaban a sus casas desde la escuela.
La escalada se produjo mientras la región esperaba la venganza prometida por el líder del grupo militante, Hassan Nasrallah, por el ataque masivo de esta semana contra buscapersonas y walkie-talkies pertenecientes a miembros de Hezbollah.
El inusual ataque de Israel a los suburbios de Beirut se produjo después de que Hezbollah atacara a Israel con 140 cohetes, que según el ejército israelí llegaron en tres oleadas dirigidas a sitios a lo largo de la devastada frontera con el Líbano.
Tras los ataques, el ejército israelí dijo que había bombardeado zonas del sur del Líbano contra la infraestructura de Hezbollah, pero no proporcionó detalles de los daños.
Hezbollah dijo que sus ataques habían tenido como objetivo varios sitios a lo largo de la frontera con cohetes Katyusha, incluyendo múltiples bases de defensa aérea, así como la sede de una brigada blindada israelí que dijeron haber atacado por primera vez.
El ejército israelí informó de que se lanzaron 120 misiles contra zonas de los Altos del Golán, Safed y la Alta Galilea, algunos de los cuales fueron interceptados. Los bomberos estaban trabajando para extinguir los incendios provocados por los escombros que cayeron al suelo en varias zonas, según el ejército.
El ejército no dijo si algún misil alcanzó algún objetivo o causó víctimas.
Otros 20 misiles fueron disparados a las zonas de Meron y Netua, y la mayoría cayeron en áreas abiertas, dijo el ejército, añadiendo que no se reportaron heridos.
Hezbollah afirmó que los cohetes fueron una represalia a los ataques israelíes contra aldeas y casas en el sur del Líbano, no a dos días de ataques atribuidos ampliamente a Israel que detonaron explosivos en miles de buscapersonas y walkie-talkies de miembros del grupo islamista.
El jueves, Israel dijo que su ejército había atacado “cientos de cañones lanzacohetes” en el sur del Líbano y que estaban “listos para ser utilizados en el futuro inmediato para disparar hacia territorio israelí”.
El ejército también ordenó a los residentes en algunas partes de los Altos del Golán y el norte de Israel que eviten las reuniones públicas, minimicen los movimientos y permanezcan cerca de los refugios en previsión del lanzamiento de cohetes que finalmente se produjo el viernes.
Hezbollah e Israel han intercambiado disparos casi a diario desde el 8 de octubre, un día después de la primera salva de la guerra entre Israel y Hamas, pero los bombardeos de cohetes del viernes fueron más intensos de lo normal.
Nasrallah prometió el jueves mantener los ataques diarios contra Israel a pesar del letal sabotaje de esta semana a los dispositivos de comunicación de sus miembros, que describió como un “golpe severo”.
Al menos 20 personas murieron en los ataques y miles resultaron heridas cuando buscapersonas, walkie-talkies y otros dispositivos explotaron en el Líbano el martes y el miércoles.
Los sofisticados ataques han aumentado los temores de que los intercambios de disparos transfronterizos se conviertan en una guerra abierta. Israel no ha confirmado ni negado su participación en los ataques.
En los últimos días, Israel ha desplazado una poderosa fuerza de combate a la frontera norte, los funcionarios han intensificado su retórica y el gabinete de seguridad del país ha designado el retorno de decenas de miles de residentes desplazados a sus hogares en el norte de Israel como un objetivo oficial de guerra.