Copa Sudamericana: Racing no pudo en Brasil y deberá jugarse a todo o nada en Avellaneda
El equipo de Costas cayó frente a Athletico Paranaense, en un duelo cambiante; el desquite, el jueves próximo
Racing se trae de Brasil un 0-1 que resulta demasiado castigo para el esfuerzo que hizo durante los 90 minutos en el partido de ida ante Athletico Paranaense por los cuartos de final de la Copa Sudamericana. El equipo de Gustavo no pudo aprovechar su buen inicio de partido y ahora deberá revertir la serie, el próximo jueves, en el Cilindro de Avellaneda, para poder romper la racha de 27 años sin poder meterse entre los cuatro mejores de una competición continental.
El estadio Ligga Arena de Curitiba, con un techo corredizo que envuelve el ambiente en un sonido insoportable, con un césped artificial en el que la pelota viaja más rápido y tiene más pique que de costumbre, fue un escenario tramposo para Racing. La Academia arrancó haciendo pie, plantado en el campo rival, con la intensidad que pide su entrenador Costas para ganar cada uno de los duelos. Pudo haber conseguido la ventaja con un zurdazo de Adrián Martínez o con un derechazo de Gastón Martirena. Pero no.
Y la primera vez que el local se asomó al balcón del área académica no tuvo piedad: el ingresado João Cruz, de 18 años, sacó un derechazo potente que se clavó contra el palo. Así, las dudas que empezaban a crecer en la capital del Estado de Paraná se transformaron en euforia. Y el 0 a 1 en el final del primer tiempo fue un golpe duro para los de Avellaneda.
Los nervios aparecieron en el equipo con la desventaja. Ahí fue cuando creció la figura del capitán Gabriel Arias, que se hizo enorme para sostener esa mínima diferencia con un par de atajadas cruciales, con un Paranaense punzante cuando llegaba. Es cierto que el arquero Mycael, que había tenido trabajo en la primera mitad del encuentro, también se esforzó para tapar un potente disparo de Roger Martínez. El arco local le quedó mucho más lejos a la Academia en los segundos 45 minutos, más allá de que sobre el final Costas arriesgó con los cambios e hizo ingresar a Roger, Carbonero y Baltasar Rodríguez.
Para Racing, históricamente, la excursión a Brasil ha estado lejos de ser un viaje de placer, aunque en los últimos años llegaron algunas alegrías. Desde aquella primera visita a tierras brasileñas, en 1968, ante el Santos de Pelé, la Academia disputó 26 partidos en el país vecino: apenas ganó cuatro, empató diez y perdió doce. Las once veces que había jugado allí en este siglo se había dado el gusto de gritar un gol, al menos, más allá del resultado. Esta vez el tanto visitante no llegó.
Los cuartos de final de las copas internacionales son una barrera para Racing. Desde 1997, cuando dirigido por Alfio Basile se metió entre los cuatro mejores de la Copa Libertadores, que no logra meterse en esas instancias finales. No lo hizo en 2003, luego de cortar la sequía de 35 años sin ser campeón local, cuando quedó eliminado de la Libertadores en octavos de final, sin haber perdido siquiera un partido. Tampoco lo pudo hacer en esta década de participaciones consecutivas que lleva entre Libertadores y Sudamericana.
Esa es la espina internacional que tiene atragantada. Y quiere sacarse. Todavía está en carrera más allá de este 0-1. Es el sueño que persigue Gustavo Costas. Y el desafío de Víctor Blanco, que por primera vez en esta década siente crecer la competencia política en este año electoral tras el anuncio de que el ídolo Diego Milito será candidato a fin de año. Cuatro veces se quedó en la frontera de los cuartos: Libertadores 2015 ante Guaraní, Sudamericana 2016 frente a Libertad, Libertadores 2020 contra Boca, (la única que ganó en el partido de ida) y Libertadores 2023 frente al mismo rival. Va por la historia: algo que no logra hace casi tres décadas. Enfrente, el Paranaense, con un cuarteto de ataque mitad uruguayo, mitad argentino, levantó dos veces la Sudamericana en el último lustro (2018 y 2021).
Ahora, deberá revertir el resultado ante un rival que exhibió sus limitaciones. También se vieron las de La Academia, que parece ser consumido por los nervios de eso que ya resulta una obsesión: cruzar la frontera de los cuartos de final de América, en cualquiera de sus competencia. Ahora la ve en el horizonte a 90 minutos de distancia, con el terreno inclinado por la diferencia mínima en contra que se trajo desde Brasil. “Merecíamos otro resultado, no queríamos perder. Vinimos a buscar la victoria, como en todos lados. pero estamos vivos, en carrera”, se animó Costas. Lo tendrá que remontar en el Cilindro.
