Donar un riñón es menos peligroso de lo que se cree, según una investigación
Los datos recolectados señalan que el riesgo de muerte tras donar este órgano es ahora mucho menor, gracias a los avances en métodos quirúrgicos menos invasivos y técnicas mejoradas
Esta investigación, liderada por el Dr. Dorry Segev, cirujano de trasplantes en NYU Langone Health, y publicada en la revista JAMA, analizó más de 164,000 donaciones vivas de riñón en Estados Unidos desde 1993 hasta 2022. La mayoría de las muertes fueron de hombres y personas con antecedentes de hipertensión.
El uso de nuevas técnicas quirúrgicas ha sido clave en la mejora de la seguridad, llevando a una reducción en las complicaciones fatales. La reciente adopción de métodos quirúrgicos menos invasivos y de mejores formas de detener el sangrado de la arteria renal ha transformado la operatividad, haciendo que la cirugía sea aún más segura.
El Dr. Segev destacó que estos avances deberían reflejarse en las guías de consulta para futuros donantes, lo que también podría incrementar el interés en la donación viva.
En 2022, solamente 6,290 de los más de 27,000 trasplantes de riñón en Estados Unidos provinieron de donantes vivos, en su mayoría debido a la falta de información y preocupaciones sobre los riesgos potenciales.
El Dr. Amit Tevar del Centro Médico de la Universidad de Pittsburgh, que no participó en el estudio, también señaló que si bien la operación se ha vuelto muy segura, es importante considerar los riesgos a largo plazo, como la posibilidad de insuficiencia renal futura en el donante.
Los factores como la obesidad, el tabaquismo y el historial familiar de enfermedades renales también juegan un papel crucial en la evaluación de la elegibilidad de un donante.
Por su parte, se ha observado una tendencia hacia donantes vivos de mayor edad, ya que es más predecible que no superen la vida útil de su riñón restante. Los donantes vivos que enfrentan insuficiencia renal más adelante en su vida reciben prioridad para un trasplante.
Este avance en la seguridad de las donaciones de riñón podría aliviar la angustia de los receptores potenciales y sus familias, quienes a menudo se preocupan más por los riesgos que podrían enfrentar los donantes que por su propio bienestar.