Se conocieron cuando eran niños, pasaron su vida juntos y eligieron morir al mismo tiempo en una doble eutanasia
En Países Bajos este procedimiento se conoce como dúo-eutanasia. Aunque es legal y poco frecuente, cada año hay más parejas holandesas que deciden poner fin a su vida de esta forma
La pareja tomó la decisión antes de que la demencia de Els empeorara y ella ya no estuviera en capacidad de decidir por sí sola. “Si tomas muchos medicamentos, vives como un zombi”, explicó Jan a la BBC antes de su muerte. “Por eso, con el dolor que tengo y la enfermedad de Els, creo que tenemos que parar esto”.
“He vivido mi vida, ya no quiero sufrir más”, dijo. “La vida que hemos vivido, nos está haciendo viejos. Creemos que hay que detenerla”. “No hay otra solución”, dijo Els.
La eutanasia en los Países Bajos es un procedimiento riguroso. Requiere la evaluación de un médico y un experto independiente, que deben confirmar que el paciente sufre de un dolor insoportable y sin esperanza de mejora.
A pesar de las dificultades, la pareja fue aprobada para el procedimiento por el Centro de Expertos en Eutanasia, entidad que también ofrece un servicio de clínica móvil para realizar los procedimientos a domicilio.
El camino hacia esa decisión no fue fácil para nadie, especialmente para su hijo (que pidió no revelar su identidad), quien enfrentó la dolorosa realidad de perder a ambos padres al mismo tiempo. “No quieres dejar morir a tus padres”, recordó. “Hubo lágrimas; nuestro hijo decía, ‘vendrán tiempos mejores, mejor clima’, pero no para mí”, contó a la BBC.
La vida del matrimonio había estado marcada tanto por el amor como por el dolor. Jan trabajaba como operador de barcos de carga y Els era profesora de primaria. La pareja compartía una pasión por el mar, lo que los llevó a comprar un barco de carga y establecer una empresa de transporte de mercancías. Sin embargo, las tareas físicas asociadas al trabajo exacerbaron el dolor de espalda de Jan, forzándolos a mudarse a una caravana en tierra firme.
Aunque Jan y Els parecían dispuestos a continuar su vida en su autocaravana, el progreso de la demencia de Els les hizo darse cuenta de que sus días de plena movilidad y lucidez estaban contados. Ambos encontraron en la eutanasia una salida digna a un futuro incierto y doloroso. “Este es el momento adecuado para nosotros”, dijo Jan, convencido de que no querían esperar hasta que la situación empeorara.
Antes del procedimiento, la familia disfrutó de un último día juntos, jugando, conversando y caminando por la playa. Por la noche, la familia se reunió para una última cena. “Me fui a dar un paseo por la playa con mi madre”, contó su hijo. “Los niños jugaban, había bromas... Fue un día muy extraño”, dijo. “Recuerdo que estábamos cenando por la noche y se me llenaron los ojos de lágrimas sólo de vernos a todos juntos en esa última cena”.
El día de la eutanasia, Jan y Els pasaron sus dos horas finales con sus seres queridos, compartiendo recuerdos y escuchando música de Travis y The Beatles antes de que los doctores administraran las inyecciones letales. Todo ocurrió rápidamente y según lo planeado.
“La última media hora fue difícil”, contó su hijo a la BBC. “Llegaron los médicos y todo sucedió rápidamente: siguen su rutina y luego es cuestión de minutos”.
La decisión de Jan y Els de seguir adelante con la eutanasia refleja una tendencia creciente en los Países Bajos. Según datos recogidos por el Daily Mail, en 2023, 9.068 personas murieron por eutanasia, un aumento con respecto a las 8.720 del año anterior, de las cuales 29 eran parejas.
Los Países Bajos y Bélgica fueron los primeros países europeos en legalizar la eutanasia en 2002, estableciendo un precedente para el manejo de lo que consideran una “muerte digna”. Este procedimiento, aunque controversial, ha evolucionado para abordar casos de sufrimiento extremo sin perspectivas de mejora, con estrictas medidas para proteger la autonomía y el consentimiento de los pacientes.