Los escalofriantes diarios de Heinrich Himmler, el arquitecto del Holocausto: hablaba con su hija, jugaba a las cartas y luego ejecutaba familias enteras
Los documentos privados del jerarca nazi encontrados en un archivo militar en Podolsk detallan los macabros contrastes de un hombre despiadado
Su agenda muestra esta combinación de actividades familiares, encuentros banales y decisiones macabras. Por ejemplo, el 10 de enero de 1943, su día comenzó a las 10 con un masaje craneal con el Doctor Kersten. Posteriormente, a las 12:50, realizó una llamada telefónica a su casa para hablar con su esposa, a quien llamaba “Mami”, y con su hija, “Püppi”. Luego almorzó con los líderes de las Schutzstaffel (SS), la organización paramilitar, policial, política, penitenciaria y de seguridad al servicio de Adolf Hitler y del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán en la Alemania nazi. Finalmente, alrededor de la medianoche, ordenó la ejecución de diez oficiales polacos y la deportación de sus familias a campos de concentración.
Actividades rutinarias y genocidas
Himmler fue uno de los principales responsables de la maquinaria genocida nazi. Su liderazgo sobre las Waffen-SS y su supervisión de los campos de exterminio en Europa del Este lo convirtieron en uno de los ejecutores más implacables del Holocausto. De hecho, según revela su agenda, su rutina incluía visitas a los campos de concentración. Por ejemplo, el 10 de marzo de 1938, Himmler visitó Dachau y Sachsenhausen junto con Joseph Goebbels para “supervisar la eficiencia” de los métodos de exterminio. En otra ocasión, presenció el gaseo de mujeres y niñas judías en el campo de exterminio de Sobibor.
Nikolaus Katzer, director del Instituto Histórico Alemán en Moscú, describió estos informes como “un documento estremecedor de una importancia histórica excepcional”. Y Matthias Uhl, historiador líder en este proyecto, afirmó: “Ahora podemos decir exactamente con quién habló Himmler todos los días, dónde se encontraba y quiénes eran sus asesores más cercanos”. Estas revelaciones proporcionan una comprensión más profunda de las decisiones y operaciones del régimen nazi, ayudando a mapear la mente y las acciones de uno de sus máximos líderes.
Los diarios de Himmler muestran un claro contraste entre el despiadado ejecutor y el hombre que cuidaba de su familia. Matthias Uhl describe a Himmler como “un monstruo de las contradicciones”, reflejado en sus actividades diarias que incluían tanto la planificación del Holocausto como momentos familiares y personales aparentemente inofensivos.
En una de sus anotaciones destacadas por el diario Bild, Himmler se pronunció ante los líderes de las SS en Poznan: “Entre nosotros podemos hablar de ello abiertamente, pero nunca lo hablaremos en público. Me refiero a la evacuación de judíos, la extinción del pueblo judío”.
Este tipo de declaraciones ofrece una visión escalofriante de su sentido de impunidad y la escala del genocidio planificado.
El monstruo detrás del Holocausto
Himmler, conocido por su frialdad y eficiencia, disponía tiempo para actividades triviales entre sus decisiones genocidas. Estas incluían partidas de cartas y observación de estrellas. Actividades como estas se registraban en sus diarios.
El 3 de marzo de 1943, por ejemplo, después de una serie de citas y reuniones, Himmler terminó su día contemplando las estrellas. Además, instruyó a las SS a entrenar perros para mantener separados a los prisioneros de Auschwitz.
Himmler se convirtió en una figura clave en la implementación de la “Solución Final”, el plan nazi para el exterminio sistemático de los judíos europeos. Bajo su liderazgo, las Waffen-SS y la Gestapo llevaron a cabo deportaciones masivas, encarcelamientos y ejecuciones en los campos de concentración y exterminio. Su agenda documenta minuciosamente sus viajes e inspecciones a estos campos, así como sus reuniones con otros altos funcionarios nazis. Por ejemplo, en sus visitas a lugares como Auschwitz y Treblinka, supervisaba personalmente las operaciones y recibía informes detallados sobre la eficiencia de las cámaras de gas y los hornos crematorios.
Estos diarios estuvieron olvidados durante casi 70 añoshasta que fueron descubiertos en 2013 en un archivo militar ruso en Podolsk. El Instituto Histórico Alemán en Moscú publicó fragmentos a finales de 2017 y principios de 2018, lo que permitió un análisis más detallado de la rutina y las decisiones de Himmler.
Su publicación “ayuda a organizar mejor los acontecimientos y entender quién participó en las decisiones del régimen”, declaró Matthias Uhl. Estos archivos no solo proporcionan información fáctica, sino que también ofrecen una visión perturbadora de la mente calculadora de uno de los principales actores del Holocausto. Himmler era un hombre de profundas contradicciones. Su obsesión por el control y su meticulosidad en los detalles de la maquinaria genocida revelan una mente en la que la banalidad cotidiana coexistía con horrores indescriptibles.