Juegos Olímpicos París 2024: los cracks mundiales que llevaron la llama y las dos figuras que encendieron un pebetero “aerostático”
El fuego pasó por varias manos célebres, incluido ex un campeón de 100 años de edad, y se expandió en un globo que quedó en las alturas
La ceremonia, que combinó un espectáculo artístico, un desfile fluvial de atletas, himnos, discursos y múltiples emociones, tuvo lugar por primera vez fuera de un estadio olímpico. El escenario escogido fue un trayecto de seis kilómetros del Sena, con un colofón final en la Torre Eiffel. Bailarines, músicos, actores, malabaristas, patinadores poblaron sus dos orillas, puentes y tejados para componer doce escenas artísticas. A su vez, unos 7000 atletas, en representación de las naciones participantes, desfilaron a bordo de 85 barcos con los colores de sus delegaciones. Los griegos abrieron la comitiva y la cerraron los anfitriones, los franceses.
El momento más esperado fue el encendido de la llama olímpica. La antorcha recorrió miles de kilómetros en relevos, desde Atenas hasta París. Pasó por las manos de múltiples deportistas, como Bixente Lizarazu, y celebridades como Snoop Dog. El elegido en directo para la posta fue Rafael Nadal, el dueño de Roland Garros, que está a punto de despedirse del tenis, a los 38 años. Tomó la antorcha de manos de Zinédine Zidane. Sobre el agua, el viaje siguió con Serena Williams en el centro de la escena.
La aventura siguió con Amelie Mauresmo y Tony Parker, vestidos de blanco bajo la lluvia, en una impactante imagen en el Museo del Louvre. Reunidos con otros atletas olímpicos y paralímpicos, siguieron al trote por las principales calles de París. Más tarde, se sumaron Carl Lewis y Nadia Comaneci.
La ex atleta Marie-José Perec y el judoca Teddy Riner fueron los últimos relevistas de la llama olímpica y los encargados de encender el pebetero, como broche de la apertura de los Juegos. Ambos deportistas, populares en Francia, tomaron el fuego olímpico en el Jardín de las Tullerías y corrieron al pebetero, situado en la base de un globo aeroestático que estará encendido hasta el cierre de los Juegos, el 11 de agosto.
Un momento emotivo en el camino fue la presencia de Charles Coste, el campeón olímpico francés vivo de mayor edad, que a los 100 años tuvo el honor de llevar la antorcha. “Orgulloso, tan orgulloso como podría estarlo”, describió su sentir Coste, en silla de ruedas y entusiasmadísimo, sobre su regreso al escenario olímpico para portar la antorcha en París 2024, 76 años después de ganar el oro en persecución en Londres 1948. Y un siglo después de París 1924, los Juegos del año de su nacimiento.
Para este espectáculo a lo grande fueron instaladas casi 80 pantallas gigantes en los muelles para los 326.000 espectadores previstos. Un centenar de sistemas de cámaras y más de 200 teléfonos inteligentes situados en los barcos que ocuparon los atletas permitieron que más de mil millones de telespectadores siguieran el acontecimiento en el mundo.
La ceremonia, que fue transmitida en directo en un 98%, fue preparada en secreto en bases náuticas y hangares de gran tamaño, y con la ayuda de un programa informático que recrea el Sena y sus orillas. En ese 2% que no fue en tiempo real, Zidane apareció corriendo por París para transportar la llama hacia el metro.
Aunque la celebración de la cultura, la moda y la historia francesas fueron muy aplaudidas por la mayoría de los 300.000 espectadores que se congregaron a orillas del río, se vio a cientos de ellos marcharse antes de tiempo mientras caía lluvia.
Dos tercios del espectáculo tuvieron lugar de día. El cierre fue ideal, con la magnífica Torre Eiffel brillando con luces multicoloridas a la vista de todos. La ceremonia terminó más allá de las 23.30 locales (18.30 de Argentina), con el encendido del pebetero olímpico a cargo de Rinner y Perec y música de Édith Piaf, interpretada por la conmovedora voz de Celine Dion.