EURO 2024 | GRUPO A | ALEMANIA-ESCOCIA / El último baile de Kroos

El madridista empieza la Euro de su retirada con el partido inaugural ante Escocia. Alemania es una incógnita. Los escoceses, a sorprender en Múnich.

Aritz Gabilondo
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Casi medio siglo después arranca en Alemania, en el corazón de Baviera, una Eurocopa con sede en suelo germano, igual que aquella de 1988 que acabó con el inolvidable golazo de Van Basten a la URSS. La Mannschaft, golpeada entonces en semifinales por la Naranja Mecánica, no quiere repetir decepción actuando en casa y ante su gente, por lo que necesita empezar ilusionando en el duelo inaugural que hoy le mide a Escocia en Múnich.

Parece un trámite para una selección con jugadores del nivel de Kroos, Musiala, Wirtz, Gündogan o Havertz, pues enfrente estará una selección escocesa que sólo ha disputado una Eurocopa –la última, precisamente– de las últimas seis. Sin embargo, los dos años de preparación de Alemania para su torneo han sido un tormento.

Se marchó Flick, despedido, y llegó Nagelsmann, a su vez despedido del Bayern. Los amistosos desnudaron las carencias de un equipo con talento, pero inmaduro. Cualquiera fue capaz de ganar a los germanos hasta en sus estadios, lo nunca visto. Nada hacía presagiar que Alemania llegaría a este debut con optimismo hasta que se produjo la noticia: el regreso de Kroos.

Con él, el espíritu alemán es otro. El mejor metrónomo del fútbol mundial volvió para poner orden y, según se supo luego, para finalizar su carrera escuchando el himno alemán por última vez como jugador. El reto es bonito, aunque Kroos lo calificó como “cursi”: marcharse habiendo conquistado Champions y Eurocopa. Más que cursi, sonaría a Balón de Oro. Aparte de Kroos, la jerarquía de Rüdiger o la irrupción juvenil de Wirtz y Musiala disparan las posibilidades germanas ante el bajón de históricos del Bayern, véase Neuer, Kimmich o Müller.

Acumula varios batacazos seguidos el país anfitrión de la Euro. De hecho, desde Francia 1984 no lo gana el equipo de casa y, entre medias, ha habido derrotas locales históricas en casa como la de Inglaterra en Wembley en la última edición o las de Francia en 2016 o Portugal en 2004. Quitarse ese estigma de encima sólo está al alcance de un equipo con la mentalidad de hierro, o eso se supone, del alemán.

Nueva regla. El encuentro también servirá para estrenar la nueva aplicación de la norma que impide a jugadores que no sean el capitán acercarse al árbitro cuando tome una decisión controvertida. Todos los demás, hagan lo que hagan o digan lo que digan, serán amonestados. El francés Turpin tendrá el dudoso honor de empezar a apuntar matrículas si se producen corrillos alrededor de él tras las jugadas más polémicas.

En Escocia, por su parte, el potencial está en jugadores del mediocampo como McTominay o McGinn, los cachorros del United y el Aston Villa que ya fueron capaces de sorprender a España en la fase previa en Glasgow. La línea de tres centrales (uno de ellos Tierney, lateral en la Real) y la coraza defensiva deberían hacer lo demás para tratar de sorprender a Kroos en su último baile, el que a partir de hoy protagonizará en sus siete partidos, si es que llega a la final, como futbolista profesional. Que empiece el show.


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