Arabia Saudita busca afianzar su presencia en América Latina y el Caribe con nuevos lazos comerciales
Riad apunta a diversificar su economía y no limitarla únicamente a la explotación y exportación de petróleo. Con casi USD 8.000 millones en intercambio comercia, Brasil es el caso más destacado
Infobae
Arabia Saudita no esconde su interés por América Latina y el Caribe. La cooperación entre la nación árabe y la región ya había quedado al descubierto el pasado noviembre, cuando un grupo de mandatarios viajó a Riad para la Cumbre inaugural de la CARICOM junto con Arabia Saudita y regresó con un compromiso de inversión de USD 2.500 millones para el desarrollo del Caribe.
“Este es el momento para que Guyana y la CARICOM encuentren socios no tradicionales en la búsqueda de sus objetivos de desarrollo”, dijo entonces el presidente de Georgetown, Irfaan Ali.
Esto fue, sin embargo, apenas una pequeña parte del acercamiento entre las partes, que se prevé siga aumentando en los años por venir.
Riad tiene en agenda el plan Visión 2030 -anunciado en 2016 por el príncipe heredero Mohammed bin Salman- por medio del cual busca diversificar su economía y no limitarla únicamente al petróleo, que representa cerca del 40% de su PIB nominal. En su lugar, el reino busca sacar provecho de todo su dinero para promover inversiones en el exterior, principalmente en zonas donde la liquidez es escasa, e indirectamente también generar nuevas vías de empleo para los jóvenes (el 63% de su sociedad).
A pesar de mantener un perfil más bajo que otras naciones como Rusia y China, Riad ya tiene en marcha varias alianzas en la zona e irá por más. “Se ve a los saudíes como mucho más agresivos a la hora de estrechar lazos en todo el mundo, y América Latina es, sin duda, parte de ello”, comentó el ex embajador de Estados Unidos en Yemen y actual director del Programa de Asuntos de la Península Arábiga del Instituto de Oriente Medio, Gerald Feierstein, en diálogo con Americas Quarterly.
El pasado agosto, el ministro de Inversiones, Khalid Al-Falih, realizó una gira por siete países latinoamericanos en los que exploró “oportunidades para reforzar y profundizar las asociaciones de inversión”, con miras a asegurarse materias primas y acceso a mercados.
Así, por ejemplo, la petrolera nacional realizó este año su primera inversión en el sector minorista al adquirir el distribuidor chileno de combustible Esmax y abrir su primera gasolinera en el país, con perspectivas a inaugurar otras 300 en los próximos dos años. En tanto, en junio de 2023 el Fondo Saudí para el Desarrollo anunció un préstamo a Guyana por USD 150 millones, destinado a la construcción de puentes y viviendas. Además, en su caso, ya lleva recibidos más de USD 235 millones desde 2016.
En Colombia, el reino está evaluando la apertura de una embajada, que podría adelantar un acercamiento entre las partes.
Sin embargo, el caso más destacado es el de Brasil. Allí, los lazos han alcanzado otro nivel y probablemente seguirán aumentando. Su relación data de 1970 y sus intercambios comerciales ya rondan los USD 8.000 millones, según estimaciones oficiales. Sólo en 2023, las exportaciones a la nación árabe fueron de USD 3.200 millones -las más altas en una década- y se espera que podrían crecer hasta los USD 20.000 millones para 2030.
“América Latina es un socio natural (para Arabia Saudí) porque exporta proteínas vegetales y animales”, comentó a AQ Najad Khouri, socio fundador e investigador principal del Grupo de Estudos e Pesquisas sobre o Oriente Médio.
Brasilia es el principal exportador mundial de carne halal -es decir, aquella producida y procesada de acuerdo a los principios del Islam- lo que vuelve al reino dependiente de los intercambios con el gigante sudamericano. Es por ello que, el año pasado, la compañía local BRF anunció una alianza con Halal Products Development Company, filial del fondo soberano de Arabia Saudita, Public Investment Found.
Riad también puso el ojo en el sector minero. En los últimos meses, el gigante brasileño Vale vendió el 10% de su unidad de metales básicos a Manara Minerals, una empresa conjunta entre la Compañía Minera de Arabia Saudita y el PIF, por USD 2.500 millones.
A la par, el Centro Nacional de Desarrollo Industrial de Arabia Saudita y el Grupo AHQ se acercaron a la local Embraer y consiguieron acuerdos para la construcción o ensamble de los aviones en la nación árabe.
“Con la evolución del Sur Global unida a valores compartidos entre Brasil y Arabia Saudita, intereses estratégicos alineados y sectores privados fuertes… ¿Por qué no podríamos convertirnos en uno de los cinco principales inversores en la economía del otro?”, comentó el ministro de Inversiones, Khalid Al-Falih, durante el Foro de Inversiones Brasil-Arabia Saudita, celebrado en San Pablo en julio pasado.
Están “profundizando las relaciones comerciales con Brasil en todos los ámbitos” y “creo que es un plan muy estratégico utilizar los recursos de Brasil para alimentar su plan de crecimiento nacional”, sumó Elcineia de Castro, profesora de Relaciones Internacionales de la Universidad Anhembi Morumbi.
Todo esto, sin embargo, no sería posible sin una diplomacia de alto nivel, que garantice una relación equilibrada.
En noviembre, durante la cumbre en Riad, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva sostuvo que a su país “no sólo le interesa saber cuánto pueden invertir los fondos saudíes en Brasil sino cuánto pueden invertir los empresarios brasileños en Arabia Saudita”. Por su parte, el reino comentó estar analizando la apertura de una oficina de inversiones allí.
Los siguientes pasos podrían no tardar en verse. El próximo 11 de junio, en Río de Janeiro, comenzará la Cumbre Prioritaria en América Latina, un espacio en el que, durante dos días, el reino buscará nuevas oportunidades de inversión entre líderes de la industria, funcionarios gubernamentales y varios ex jefes de Estado regionales.
En tanto, a finales de año, en noviembre, Lula será el anfitrión de la Cumbre del G20, bloque del cual ambas naciones son parte. También, a principios de año, Brasil se sumó a la alianza OPEP+, mientras que en agosto de 2023 Arabia Saudita fue invitada a sumarse a los BRICS, aunque con su adhesión aún pendiente.
Por otro lado, en 2026 está prevista la celebración de otro encuentro CARICOM-Arabia Saudita, en el que el país árabe seguirá insistiendo en su interés por la zona.
Riad “está pensando regionalmente. No sólo quieren a Brasil, quieren a toda América Latina cerca de ellos… Es parte de su gran plan para convertirse, más adelante, en líder del Sur Global, junto con Brasil, India y otros países que también ocupan esta posición”, concluyó Castro.