El
Madrid completó ante el Betis un ensayo general para la final de
Wembley sin estridencias y con la guinda del homenaje al alemán.
As
El escenario, un Bernabéu engalanado para agasajar a Toni Kroos. El rival, un Betis experimentado en comparecer en Chamartín en vísperas de una final de Champions.
Ya ocurrió en 1998, con un profético 1-0 obra de Mijatovic, y también
en 2022, en otro ensayo general, entonces con la vista puesta en la 14. Ancelotti
desplegó el once del sábado en Wembley y gestionó homenajes, despedidas
y activaciones para tener enchufados a los que pueden ser revulsivos
ante el Dortmund: media hora a Kepa para poder despedirse y a
Militao para seguir cogiendo ritmo, un poco más de 15 minutos para
Modric y Lucas Vázquez, dos de los suplentes de lujo de este Madrid, y
el cambio final para que el Bernabéu, puesto en pie, rindiera pleitesía a
Kroos. Trámite cumplido sin mayor contratiempo.
Tanto
le faltaba de tensión competitiva al partido que el primer intento del
Betis entre los tres palos, ya en el 38′, le pilló frío a Courtois. El
VAR le concedió al belga el derecho al olvido y dejó sin efecto el gol
de Johnny por fuera de juego por interferencia de Marc Roca, que había
estorbado a Tibu y le hizo errar en el despeje. Las diez paradas
con las que el de Bree se exhibió hace un par de jornadas ante el Alavés
le confirmaron para Wembley. Anoche, cuando el Betis afinó la puntería, dejó otros dos paradones, a Ayoze y Miranda, para ratificar que la final es suya. Courtois no ha recibido ningún gol en los 333 minutos que ha jugado desde que volvió.
Ancelotti puso todo a punto para la final de la Champions.
La defensa volvió a echar el cerrojo. Rüdiger y Nacho volvieron a
bailar juntos en el eje de la zaga. Carvajal comprobó que la máquina de
poner centros está engrasada para Londres. Mendy se animó con un par de llegadas al área rival. El incansable Valverde calibró, aunque sin suerte, su fusil. Camavinga
pivotó dando cobertura a Kroos. Bellingham dejó un par de muestras de
su clase y se llevó un par de golpes fortuitos que quedaron en nada. Y
Vinicius y Rodrygo, sin forzar la máquina, fueron una amenaza latente en
el área rival.
El Madrid cerró la Liga con una buena costumbre adquirida en este campeonato: fue el 21º partido que mantuvo su portería a cero. Y con una rareza en la temporada: hasta ayer sólo el Rayo, allá por noviembre, se había resistido al poderío goleador del Madrid. Los goles se guardan para Wembley...