El consumo de yogurt estaría vinculado a un menor riesgo de diabetes, según la FDA

La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos destacó el papel de la nutrición en la prevención de enfermedades crónicas

La aprobación de la FDA se basó en lo que se denomina una “declaración de propiedades saludables calificada”, una categoría especial que permite ciertas afirmaciones basadas en evidencia creíble, aunque no concluyente. Aunque esta regulación ha estado en vigor para suplementos dietéticos desde el año 2000 y para alimentos desde 2002, su aplicación ha sido motivo de debate dentro de la comunidad científica y de defensa del consumidor. Según informes, consumir un mínimo de dos tazas (aproximadamente 473 mililitros) de yogurt por semana podría estar vinculado con una menor incidencia de este padecimiento, que actualmente afecta a unos 36 millones de estadounidenses.

“Existe cierto apoyo, pero no un acuerdo significativo”, señaló la FDA sobre las pruebas científicas detrás de la relación entre el consumo de yogurt y una menor tasa de diabetes tipo 2. Esta declaración resalta la complejidad y la precaución con que la agencia aborda las afirmaciones de salud en la alimentación, balanceando entre el potencial beneficio para la salud pública y la integridad científica. A pesar de que el yogurt no contiene ningún nutriente específico que prevenga directamente la diabetes, la evidencia sugiere una asociación positiva general con la reducción de ciertos biomarcadores relacionados con un mayor riesgo de desarrollar la enfermedad.

Investigadores examinan evidencia sobre el yogurt y la prevención de diabetes, tras decisión histórica de la FDA (Imagen ilustrativa Infobae)
Investigadores examinan evidencia sobre el yogurt y la prevención de diabetes, tras decisión histórica de la FDA (Imagen ilustrativa Infobae)

Sin embargo, esta decisión no ha estado exenta de críticas. Desde sectores de defensa al consumidor, como el Center for Science in the Public Interest, se han levantado voces que advierten sobre el riesgo de malinterpretación de estas afirmaciones. Se argumenta que ningún alimento por sí solo puede disminuir el riesgo de una enfermedad ligada a un patrón dietético completo y que el incentivo al consumo de yogures, especialmente aquellos con azúcares añadidos y mezclas poco saludables, podría contrarrestar los efectos beneficiosos esperados. “De hecho, el cambio de etiqueta podría aumentar el riesgo de diabetes”, expresaron desde el grupo, subrayando la importancia de un enfoque dietético integral en la prevención de enfermedades.

La experta en políticas alimentarias, Marion Nestlé, calificó las afirmaciones basadas en evidencia limitada como “ridículas a primera vista”. Este punto de vista refleja la preocupación de que la regulación pueda llevar a conclusiones precipitadas sobre los beneficios de alimentos específicos sin una base de pruebas rigurosa y abarcadora. La controversia subraya la brecha entre los hallazgos de investigaciones puntuales y las guías de salud pública, que deben navegar entre la ciencia emergente y las necesidades informativas de la población.

En respuesta, los fabricantes de yogurt defienden el potencial de su producto como parte de una dieta equilibrada y variada, apoyándose en la autorización de la FDA para promover un mensaje positivo sobre el yogurt y la salud. La decisión de la FDA y la discusión subsiguiente ilustra la compleja interacción entre nutrición, mercadeo y ciencia, una dinámica que seguramente continuará evolucionando a medida que surjan más investigaciones.

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