Así actuaron el bombero pirómano chileno y su cómplice brigadista para iniciar el megaincendio que dejó 137 muertos en Valparaíso
Francisco Mondaca y el ex brigadista Franco Pinto llevaban casi cuatro meses planeando un “incendio grande”. Ambos podrían recibir cadena perpetua
(Desde Santiago, Chile) El infausto 2 de febrero pasado, el Servicio Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres (Senapred) había declarado alerta roja en la región de Valparaíso. El termómetro marcaba 27,7 grados y el viento superaba los 22 km/h. Francisco Mondaca, bombero voluntario, y Franco Pinto, ex brigadista de la Corporación Nacional Forestal (Conaf), justamente las personas encargadas de combatir los incendios que suelen asolar Chile en verano, sabían perfectamente que las condiciones eran propicias para que cualquier fuego se propagara.
Tras su formalización, los acusados quedaron en prisión preventiva y fueron trasladados al Penal Santiago 1. La magistrada acogió la postura de la fiscalía de que ambos actuaron con “dolo directo” y desechó los intentos de las defensas de atribuirles “muerte culposa” tras lo ocurrido, puesto que ambos conocían las condiciones óptimas para provocar un incendio de tal magnitud y las consecuencias que ello traería, incluyendo la pérdida de vidas humanas.
Durante la audiencia, el Ministerio Público les imputó el delito de “incendio con resultado de muerte”, que a juicio del ente persecutor, “efectivamente se encuentra acreditado”. Además, acotaron que el delito de incendio de bosques señala además que “si se comunica el incendio original a edificios o zonas donde había personas, y que esto se podía conocer, efectivamente tiene una pena mayor que da hasta presidio perpetuo”.
Tras cuatro meses de investigación, el Ministerio Público pudo establecer que ese día hubo cuatro focos. Dos de ellos fueron apagados por Conaf y Bomberos, pero el resto - que terminaron unidos en uno solo - destruyó más de 8 mil hectáreas, arrebató la vida a 137 personas y dejó a 16 mil damnificados.
En todos los focos se usó el mismo truco artesanal: cigarrillos adosados a fósforos. Cuando detuvieron a Mondaca, la Policía de Investigaciones encontró el mismo invento en su casa.
Cuatro focos
Los cuatro epicentros de fuego estaban conectados a lo largo de una ruta de 6,2 kilómetros, que comenzaba en el sector Las Taguas, comuna de Casablanca, y seguía hasta Las Tablas, comuna de Valparaíso.
El primero de los focos se situó en la Ruta 68, entre las 11:49 y las 11:51 horas. Nueve minutos más tarde Conaf y Bomberos llegaron al lugar y lo controlaron alrededor de las 12:38.
El segundo fue en la zona Las Animitas por la Ruta F-718, entre las 11:51 y las 11:54. Personal de emergencia se presentó a las 12:24 y logró contenerlo.
El tercero fue localizado en el sector La Isla dentro de la misma ruta. Aproximadamente a dos kilómetros del punto anterior. Esto fue entre las 11:55 y las 11:57.
El cuarto foco fue en Las Tablas, comuna de Valparaíso. A 1.9 kilómetros del tercero. Se calculó que inició entre las 11:57 y las 12:01 horas.
Los últimos dos fueron “incontrolables e ingobernables”. Luego, el viento hizo lo suyo, arrasando vasta zonas de Valparaíso, Viña del Mar y Quilpué.
Incendio en seis minutos
Ese mismo día, ya cerca del mediodía, la Brigada de Delitos Medioambientales de Valparaíso y la Policía de Investigaciones comenzó a inspeccionar el sitio donde se habían originado el fuego. Fue en el foco 3 donde se encontró la primera gran pista: el cigarrillo con 10 fósforos adosados.
Ese artefacto fue clave para todo lo que vino después. De partida, porque concluyeron que es un mecanismo que puede ser arrojado. No es necesario detenerse para instalarlo.
“Se enciende el cigarro del modo tradicional, se lanza, y entonces el cigarro va consumiéndose naturalmente. Y en algún momento se produce la deflagración de la pólvora de los fósforos”, explicó la fiscal Claudia Perivancich.
La PDI hizo 32 pruebas simulando el mismo cigarro envuelto de fósforos. Con eso probaron que en el 96,9% de los casos se encendía y además, prendía el material que lo rodeaba. Todo, en un promedio de cinco minutos y 26 segundos.
“La conclusión desde este punto de vista en la labor policial, es que si bien es un mecanismo muy artesanal, muy básico, simple de realizar, también muy efectivo (…) La mayor cantidad de veces en las que se utilice un dispositivo de esta naturaleza va a producirse la deflagración, la ignición y se va a producir la quema del material que se encuentre en el lugar”, remató la persecutora.
Revisión de cámaras
Una vez las cámaras de seguridad confirmaron las horas del inicio de los focos, la policía comenzó a revisar todos los vehículos que transitaron por la Ruta 718. Determinaron que cada dos kilómetros aproximadamente se arrojó un dispositivo artesanal. Por lo tanto, era imposible que alguien fuera caminando debido a los pocos minutos de iniciados entre uno y otro.
Gracias a este análisis se logró identificar a todos los autos que pasaron desde las 11:40 horas en adelante, que en total fueron 32. De ese rango, sólo dos coincidían con la ruta de los cuatro focos. Uno, era el Suzuki de Francisco Mondaca.
En simple, Mondaca se demoró 5 minutos con 22 segundos en cubrir toda la distancia de los puntos incendiarios. O sea, iba a 73 km/h.
Una vez que terminó con los cuatro focos, se devolvió a toda velocidad - 134 km/h - hasta el cuartel de 13° Compañía de Bomberos de Placilla. Ahí, se reintegró como si nada a su cuartel.