Tchouameni y Nacho, al 50%
A cinco días del City, arranca el examen por ver quien acompaña a Rüdiger en el centro de la zaga. Desde el club trasladan que la decisión está pareja.
En Valdebebas se trazaron varios encuentros en campos con dimensiones reducidas. Ahí, tanto el capitán como Aurélien ejercieron de centrales. Pruebas para que el técnico de Reggiolo analice cuál es el mejor antídoto contra el vendaval azul. Contra Haaland, amén de un Phil Foden que instala el temor tras su exhibición ante el Palace (hat-trick). La temporada pasada, Rüdiger fue el outsider. En la ida, sin Militao, se merendó al noruego. Este curso su presencia es indiscutible. Tampoco estará de inicio el brasileño (en la vuelta, veremos) y ahora Ancelotti estudia quién acompañará a Rambo. Un duelo, el del martes, en el que Tchouameni aprieta a Nacho.
El quid
El quebradero de cabeza principal es ese, la cabeza. El juego aéreo. No por demérito de Nacho, sino por virtud de Tchouameni. Si Rüdiger es imperial, Aurélien no le anda a la zaga. Joselu gana 2,5 duelos en el aire. La plata, el internacional francés (2,4). El bronce, el muro de Neükolln (2,1). El cuarto puesto es para Nacho, con 1,3 por 90 minutos. En despejes de cabeza es Rüdiger la medalla de oro (2,1), con Tchouameni superando de nuevo al alcalaíno (1,3-1,1). También en área rival se repite dinámica: Joselu (1,5), se cuela Bellingham (0,4) y después aparecen Rüdiger y Tchouameni (0,34 y 0,31). Nacho, tras Alaba (0,26), con 0,16. Un impacto que también luce en el aspecto goleador: dos tantos aéreos para el alemán y el francés, aún a cero el español. Ahí está el quid.
Porque, en contraposición, la experiencia revienta la balanza del lado de Nacho. Aunque acostumbrado a ser navaja suiza, es central de cuna. Tchouameni, en cambio, llegó para heredar el traje de Casemiro como stopper. La necesidad hizo que el de Ruán diese un paso atrás, posicionalmente. Su rendimiento ‘ha jugado en su contra’. Son ya ocho los partidos donde ha ejercido de zaguero. Para el primero, contra Osasuna, utilizó la realidad virtual como método de entrenamiento. En el salón de casa y con gafas especiales. Así trató de interiorizar unos movimientos que no lleva en los genes. Aunque Ancelotti no piense igual: “Parece que siempre jugó ahí”. Seis victorias, dos empates y el convencimiento de que Tchouameni puede rendir ahí en días grandes. El primero sería el martes contra el City. Partido de alta tensión donde Nacho se mueve como pez en el agua. La duda es razonable. El primer examen ha sido este jueves, quedan cuatro más...
“Efecto dominó”
La decisión, si finalmente es Tchouameni el ganador de la batalla, afecta directamente al centro del campo. Por lógica y porque así lo verbalizan internamente. El “efecto dominó” dejaría un hueco libre en la sala de máquinas. Con todos sanos y disponibles (Ceballos entrenó al margen por una sobrecarga que no reviste mayor gravedad), Bellingham, Valverde y Kroos son fichas fijas. Inamovibles para Ancelotti. La duda está en el ancla. Si Aurélien luce como zaguero por novena ocasión, Camavinga al ruedo. Si es Nacho, Carletto debería de nuevo elegir. El perfil vigoroso del de Cabinda o uno más posicional, y poderoso en el juego (con Rodri en el once rival es algo muy reseñable), que representa Tchouameni. Así está el tablero a algo más de 96 horas del silbatazo en el Bernabéu. Llega el City, llegan las elecciones.
