La situación se deteriora para las tropas ucranianas en el este del país ante el avance de la ofensiva rusa
A Ucrania le faltan municiones de artillería para suprimir las oleadas de asaltos rusos y en especial bombas de racimo
Chasiv Yar, una ciudad a 15 kilómetros de Bajmut (bajo control ruso), es en estos momentos un objetivo de la ofensiva de Rusia, ha indicado el comandante en jefe del Ejército ucraniano, Oleksandr Sirski.
Tomar esa ciudad abriría el camino de los rusos hacia Kramatorsk, un nudo logístico importante y núcleo de la parte de Donetsk bajo control ucraniano, a unos 30 kilómetros de distancia.
Hasta ahora, Ucrania ha logrado repeler los intentos rusos de hacerse fuertes en un distrito de la ciudad, ha afirmado Sirski.
Sin embargo, es posible que las fuerzas rusas sean capaces de avanzar más rápidamente que en las ofensivas sobre Bajmut y Avdivka, apunta el Instituto estadounidense para el Estudio de la Guerra.
Es la combinación del “dominio total” de Rusia en el uso de bombas aéreas guiadas y el “déficit crítico” de municiones de artillería para Ucrania lo que favorece a Moscú, declaró a EFE el analista militar Oleksandr Kovalenko.
“Nos faltan municiones de artillería para suprimir las oleadas de asaltos rusos y en especial bombas de racimo, que serían especialmente efectivas”, explicó.
A este respecto, la situación es similar o incluso peor que la de finales de primavera de 2022, cuando Rusia avanzó en la vecina Lugansk.
Aunque Rusia dispara ahora una cantidad significativamente menor de proyectiles al día, 10.000 en lugar de 50.000, la disparidad entre ambos bandos es de nueve a uno, según Kovalenko.
Ucrania usa apenas un millar de proyectiles al día, una cantidad minúscula para un frente de cientos de kilómetros de extensión tan solo en el este.
En estas condiciones, lo que impide un mayor avance ruso es la “heroica defensa” de las brigadas ucranianas que, según escribió Sirski, se enterraron literalmente en el suelo para rechazar los ataques enemigos diarios.
Las informaciones desde el frente apuntan a que el uso de pequeños drones kamikaze es con frecuencia el principal modo para repeler ataques de infantería y vehículos blindados.
Sin embargo, los drones kamikaze rusos suponen también un peligro significativo.
Según Sirski, se han tomado medidas para reforzar las brigadas ucranianas en la zona “con municiones, drones y recursos de guerra electrónica”.
Falta de defensas aéreas
No obstante, Ucrania puede hacer poco para limitar el impacto devastador de otro “factor crucial”: el uso cada vez más intenso por parte de Rusia de potentes bombas aéreas guiadas, subrayó Kovalenko.
Rusia sigue enviando sus bombarderos Su-34 a lanzar cientos de bombas por semana contra las posiciones ucranianas pese a haber perdido más de una docena de estas aeronaves en febrero y marzo.
Ucrania solo dispone de escasas defensas aéreas modernas, que también necesita para proteger sus ciudades e infraestructura. Últimamente no se ha arriesgado a emplearlas en la misma medida cerca del frente, donde son un blanco más fácil para Rusia.
Kiev ha rogado a sus aliados el envío de más sistemas de defensa antiaérea y más municiones de artillería, así como de misiles de largo alcance.
Mientras este apoyo se retrasa, el sábado lanzó un ataque con misiles contra un puesto de mando del grupo ‘Centro’ de las fuerzas rusas en Lugansk para dificultar la coordinación de las tropas rusas en la zona.
“Habrá más ataques de este tipo contra la retaguardia enemiga cuando Ucrania reciba más misiles de nuestros aliados occidentales”, afirmó el comandante de la Fuerza Aérea, Mikola Oleshchuk, este domingo.