El internet vuelve a ser considerado un servicio público esencial en Estados Unidos
La Comisión Federal de Comunicaciones aprobó la medida que había sido revertida durante la administración de Donald Trump. Ahora el acceso a la red será considerada tan esencial como lo es el agua o la electricidad
La neutralidad de la red evita que los proveedores de servicios de internet otorguen prioridad a cierto tráfico web o establezcan “calles rápidas” que beneficien a ciertos sitios web a expensas de otros. Esta medida busca asegurar que todos los usuarios de internet tengan acceso equitativo a contenido digital, impidiendo que empresas con grandes recursos económicos obtengan ventajas sobre las más pequeñas.
De acuerdo con The Wall Street Journal, el marco regulatorio, basado en el Título II de la Ley de Comunicaciones, permite a la FCC intervenir ante tarifas consideradas irrazonables. También, le da la potestad a la FCC para ejercer una mayor supervisión sobre los proveedores de banda ancha, exigiéndoles informar y responder a interrupciones del servicio, así como ampliar la supervisión de cuestiones de seguridad.
La presidenta de la FCC, Jessica Rosenworcel, defendió la neutralidad de la red y aseguró que una mayor autoridad regulatoria sobre la infraestructura de internet permitirá a la agencia proteger las redes del sector privado contra amenazas cibernéticas. Sobre esto, confirmó que las nuevas reglas afectarán a una amplia gama de compañías que proveen servicios de internet, incluyendo empresas de cable, operadores móviles y proveedores de internet vía satélite, según confirmó The New York Times.
El antecedente de la neutralidad de la red se remonta a 2015, bajo la administración de Barak Obama, cuando la FCC clasificó la prestación de servicios de internet como un servicio público e impuso reglas de neutralidad de la red. Esta medida fue revocada en 2017 bajo la administración de Donald Trump, liderada entonces por Ajit Pai.
Hace una década, la proposición de estas regulaciones desencadenó fuertes manifestaciones. Empresas de servicios en línea como Google y Netflix argumentaron en su momento que sin la protección de la neutralidad de la red, los proveedores de servicios de internet podrían incentivar prácticas anticompetitivas, tales como “la ralentización o bloqueo del acceso a sus servicios”, un punto de vista respaldado por grupos de consumidores y de libertad de expresión.