Vuelve a ser niño y juega Contra: Operation Galuga, así nos fue con el clásico de Konami
Tuvimos la oportunidad de probar esta última entrega de la franquicia, que trae de vuelta muchos elementos del juego de 1987
Después de haberlo disfrutado y sufrido, al mismo tiempo, traemos una opinión sobre este juego, que está disponible en PS4, PS5, Xbox One, Xbox Series X|S, Nintendo Switch y PC, y que seguramente será un golpe al recuerdo de muchos de los que intentamos hacer el combo de las vidas infinitas en la NES.
Conociendo a Contra: Operation Galuga
Esta entrega no es un remaster o un remake del primer juego de la saga. Podemos definirlo como una reimaginación de los conceptos de aquella entrega, con cambios modernos y un formato centrado en lo que sabe hacer: disparar a enemigos mientras avanzamos lo más rápido posible en cada nivel.
De hecho, el primer nivel del juego es un claro guiño al inicio de la entrega de 1987, ubicando plataformas en lugares similares y enfrentando enemigos muy parecidos. Pero a medidas que vamos avanzando nos damos cuenta de los cambios más importantes, como la posibilidad de tener dos armas e intercambiarlas, que cada tipo de arma tenga dos niveles y la opción de sobrecargarlas para hacer un tiro especial.
En cuanto a su historia, es la misma que el título original: tenemos que ir la isla Galuga para investigar un extraño acontecimiento y enfrentar a la organización Red Falcon. Sin embargo, gracias a las cinemáticas es más fácil entender todo este contexto, que pasa a un segundo plano y lo que importa es lo que sucede en el campo de batalla.
Además del modo historia, nos vamos a encontrar con otros dos formatos de juego. Por un lado, el modo árcade que se puede jugar con hasta cuatro personas y es el escenario ideal para formar un caos mostrando lo aprendido en el modo historia.
Pero el más interesante es el modo desafío que consiste en una serie de pruebas específicas muy retadoras. En ellas tendremos que pasar un nivel en cierto tiempo y no morir o solo enfocarnos en ciertos objetivos. Este es el espacio ideal para esforzarse y tener un reto mucho más complicado. Algo interesante y de lo mejor de esta entrega.
Contra: Operation Galuga no termina de convencer
Contra es un juego difícil. La versión de 1987 era un reto muy grande para la época y Operation Galuga busca emular lo mismo. Este no es un problema del juego, porque es su esencia. La historia se puede terminar en dos horas, pero ese tiempo se extiende porque la experiencia va siendo cada vez más complicada.
El verdadero problema radica en algunos controles que no terminan siendo intuitivos y precisos. Continuamente recibíamos disparos a pesar de esquivarlos y el uso de la sobrecarga del arma no era una opción cómoda de usar. En general, por momentos los botones no estaban bien pulidos y eso dentro de un título tan frenético tiene un peso importante.
Sin embargo, la experiencia es muy disfrutable. Los run and gun tienen una magia que nunca pasa de moda y a pesar de poder cruzar todo el escenario corriendo, las armas y los entornos invitan a eliminar a los enemigos para dar mayor satisfacción.
Los niveles están bien pensados, con suficiente variedad para no sentirse repetitivos y que el enfoque del viaje esté en la forma en la que esquivamos los disparos y avanzamos por las plataformas. Además, al haber más personajes a escoger, sí se sentía una diferencia, como poder volar con los Probotectors o usar el gancho de Lucía.
Todo esto genera una mezcla de elementos que funcionan bien, pero que reciben un contrapeso en fallos en los controles y en la sensación de estar jugando un título de hace 30 años, pero con algunos elementos modernos.
Al final, Contra: Operation Galuga termina siendo un juego mucho más enfocado en los nostálgicos que quieren recordar aquellos años en NES y los salones de árcade, que en ser un título que invite a nuevas generaciones a probar esta experiencia.
Los elementos modernos sí permiten tener una experiencia diferente y retadora, especialmente en el modo desafío. Pero no hay una evolución suficiente como para revivir el interés por la saga.