La fría relación entre Chile y Bolivia, pese a la afinidad entre sus presidentes
Los lazos bilaterales entre ambos países no parecen afianzarse, a pesar de la cercanía ideológica entre sus mandatarios, Gabriel Boric y Luis Arce, debido a la reclamación marítima boliviana
En 2013, el entonces Gobierno de Evo Morales (2006-2019) demandó a Chile ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ), buscando negociar en firme el acceso soberano al océano Pacífico. Sin embargo, en 2018 el tribunal determinó que el Estado chileno no tiene la obligación legal de negociar con Bolivia.
Dicha postura fue ratificada recientemente por el presidente Arce, quien aseguró que el fallo reconoce que Bolivia “nació con mar” y “no cierra la posibilidad de que a través del diálogo se pueda llegar a acuerdos”.
“Eso es exactamente lo que el país debe hacer en una estrategia muy bien analizada, muy bien pensada para que podamos lograr el objetivo que todos los bolivianos queremos”, sostuvo el gobernante y ratificó además que la aspiración marítima de su país es “irrenunciable”.
La declaración de Arce surgió pocos días antes de la conmemoración este 23 de marzo del llamado Día del Mar, cuando los bolivianos recuerdan que en esa fecha en 1879 se produjo la primera resistencia del país ante lo que sus autoridades califican de invasión de tropas chilenas, que comenzó el 14 de febrero de ese año.
Relación distante
La llegada de Boric a la presidencia chilena en 2022 fue vista en Bolivia como la posibilidad de una nueva etapa de relaciones bilaterales por la afinidad ideológica de Arce con ese mandatario, como ocurrió en su momento con Evo Morales y la también izquierdista Michelle Bachelet.
Sin embargo, eso no ha ocurrido y Bolivia llegará al Día del Mar “con una relación muy fría” con Chile y “una situación que no genera ningún tipo de entusiasmo ni expectativa”, dijo el analista boliviano en temas internacionales Andrés Guzmán, según consigna una nota de El Desconcierto.
“Pero en esta ocasión, las cosas no tienen ninguna relevancia, no es un tema muy comentado y eso porque las relaciones se han mantenido muy frías, muy distantes, a pesar de las afinidades ideológicas que en un principio generaron ciertas expectativas, porque son ambos Gobiernos de izquierda”, explicó.
Guzmán recordó la ‘Agenda de los 13 puntos’ establecida por Morales y Bachelet en 2006, que marcó un “momento inédito en la historia de las relaciones” entre Bolivia y Chile por el acercamiento entre ambos gobiernos.
A su juicio, el fallo de 2018 “sigue teniendo un efecto como sedante” o “congelador” en las relaciones, que se deterioraron cuando Bolivia presentó la demanda ante la CIJ y hasta ahora no han podido volver al nivel de “alto entendimiento” que hubo entre 2006 y 2010.
Las expectativas de lo que pudiera ocurrir con Boric quedaron en nada después de que a los pocos días de su investidura, el gobernante chileno expresara su deseo de avanzar hacia la reanudación de relaciones diplomáticas con Bolivia, pero sin negociar su soberanía y sin “poner la carreta delante de los bueyes”.
Arce replicó, precisamente en el Día del Mar de 2022, que el restablecimiento de relaciones “sólo se podrá dar en el marco de la solución al tema marítimo pendiente”.
Para Guzmán, “ambos presidentes pusieron sus posiciones irreconciliables y ahí se acabó” el acercamiento, algo que al parecer no cambiará mientras las condiciones de ambos países sigan siendo “rígidas”.
El analista también consideró que Bolivia no toma la iniciativa y que “pareciera que no hay ningún tipo de interés”, o que el Gobierno prefiere dar un perfil bajo al tema ante el “fracaso” que supuso la demanda ante la CIJ, teniendo en cuenta que fue una iniciativa del oficialista Movimiento al Socialismo (MAS).
Agregó que Bolivia tendría que pasar del “reclamo” y la “victimización” a “proponer soluciones que miren hacia adelante” y que tomen en cuenta “lo que están haciendo otros países sin litoral que están mejorando sus condiciones de alguna manera”.