LAKERS 141-BULLS 132 / Llega la hora de la verdad para los Lakers
Buen triunfo, con el mejor despliegue ofensivo de la temporada, para unos Lakers que desbordaron a los Bulls. Otro excelente partido de D’Angelo Russell.
Pero la cosa solo estuvo en cuestión durante un cuarto y pico. Los Bulls ganaron el primer parcial (31-32) con mucho rebote de ataque, puntos en segunda oportunidad y un tramo excelente de Alex Caruso (acabó con 17 puntos y 6 asistencias), cuya presencia en el Crypto.com siempre es un acontecimiento: recibido como uno de la casa, con el amor que merece un jugador que fue especial (y que fue campeón, en 2020) pero con la pena del error que se cometió al permitir que se fuera, una herida que sigue sin cerrarse. En lo deportivo (faltan especialistas defensivos en el backcourt) y desde luego en lo social, en el corazoncito de la afición.
Pero después, a partir del ecuador del segundo cuarto, los Lakers aceleraron y ganaron bien a un rival que, para su desgracia, es de su nivel: los dos son novenos de Conferencia y los Bulls les habían ganado en Chicago y llegaban con solo una derrota más (ahora están 21-25). La baja por lesión de Zach LaVine borró el morbo de ver a un jugador al que tanto se ha vinculado con los Lakers en unas cuentas de traspaso que ya no salen. Y aunque DeMar Derozan produjo como siempre que pisa una pista de baloncesto (32 puntos, 10 asistencias), los Bulls fueron un peso pluma cuando los Lakers se pusieron las pilas: en el cierre del segundo cuarto, con 10-0 final incluido, convirtieron un 58-54 en el 73-57 del descanso.
En la segunda parte la ventaja llegó a 24 puntos, y el último cuarto se abrió con seis puntos de LeBron James por la vía rápida (118-95) para borrar cualquier amago de traspiés tonto. Lo dicho: es todo mucho más fácil con un 60% en tiros totales, un 64% en triples (20/31, a dos del récord de la franquicia) y 35 asistencias; Un excelente despliegue ofensivo con cuatro jugadores por encima de 20 puntos. LeBron acabó en 25 y 12 asistencias para celebrar sus 20 all star, Anthony Davis, con 22, 11 rebotes y 6 asistencias; Austin Reaves con 20 y 8 asistencias y D’Angelo Russell con 29 y un 8/13 en triples. El base está jugando al mejor nivel de su carrera, seguramente mejor que cuando fue all star con los Nets, al menos si se mide solo su resurrección de enero, una recuperación extraordinaria después de un pésimo mes de diciembre en el que el cuchillo de los rumores de traspaso no dejó de afilarse.
Russell, que todavía tiene papeletas de salir antes del 8-F (aunque los Lakers se lo están pensando por su gran nivel y lo poquito que ofrece el mercado), se quedo en diciembre en 1,5 triples por partido con un 32%. En enero está en 4,2 y un 50%. Solo Paul George anota más que un guard ciclotímico que tiene picos excelentes pero valles terribles, que ha reconocido que le afectan mucho los rumores permanentes de salida… y que es un factor X obvio en los Lakers. Cuando mete tiros y dirige el juego, desbloquea un nivel extra en el ataque de su equipo. Cuando se difumina y enlaza errores…
Si se suman los puntos de Hachimura, los triples de Prince y la actividad permanente y contagiosa de Vanderbilt, se obtiene la mejor versión posible (ahora mismo) de los Lakers, una que se parece a la que llegó a la final del Oeste la pasada primavera más que esa mucho más melancólica y apagada que ha pasado de puntillas (si se excluye el In Season Tournament) por la primera mitad de una temporada por ahora decepcionante. ¿Están los Lakers a tiempo? ¿Van a cambiar mucho en las dos últimas semanas de mercado? Las respuestas están a punto de llegar en unas semanas clave, de partidos muy duros y decisiones comprometidas, que al menos arrancan después de un buen triunfo, con el público feliz y la mayor anotación de la temporada. Algo es algo.