El bombardeo masivo ruso desnuda las defensas antiaéreas ucranianas
Al menos cuatro civiles murieron en otra jornada en la que el ejército ruso martilleó los cuatro puntos cardinales de la geografía nacional, según informó la Fuerza Aérea ucraniana
Un escudo antiaéreo permeable
El ejército ruso lanzó 51 misiles, de los que las baterías antiaéreas sólo derribaron 18, un porcentaje de acierto mucho más bajo de lo habitual. Los ocho drones kamidaze Shahed sí fueron abatidos en su totalidad.
El portavoz de la Fuerza Aérea, Yuri Ignat, explicó que el enemigo empleó una gran cantidad de misiles balísticos, lo que incluye los temidos X-22, pero también Iskander y los S-300 y S-400.
“Hoy por la mañana se efectuó un ataque en grupo con armamento de alta precisión y largo alcance, que incluía los misiles hipersónicos Kinzhal, contra objetivos de la industria militar ucraniana”, señaló la nota castrense.
Al dirigirse el domingo a los participantes en una conferencia de defensa en Suecia, el presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, volvió a demandar sistemas antiaéreos, aduciendo que “si Rusia pierde el control del cielo, perderá todo su poder en el campo de batalla”.
“Carecemos de defensa antiaérea tanto en el frente como en las ciudades a lo largo del país. Hubo 500 ataques en varios días. Sí, pudimos repeler casi todos gracias a nuestros socios, más del 70 por ciento. Pero es insuficiente”, dijo por videoconferencia.
Ni Patriot ni cazas F-16
Ignat admitió que Kiev no puede hacer frente en estos momentos al armamento de precisión ruso.
“Eso es todo lo que vuela con trayectoria balística. Esos objetivos sólo pueden ser derribados por sistemas equipados para ello. Hablamos de sistemas como los Patriot. Por eso, hoy tenemos este resultado”, apuntó.
Los Iskander fueron lanzados desde territorio de la anexionada península de Crimea, mientras los S-300 y 400 lo fueron desde la región fronteriza de Bélgorod, objetivo en las últimas semanas de los bombardeos ucranianos.
En cambio, los Kinzhal, los 32 misiles de crucero y los misiles guiados fueron disparados por bombarderos Tu-95 y Tu-22, interceptores supersónicos MiG-31 y aviación táctica.
El Ejército ucraniano es capaz de interceptar los Kinzhal en la región de Kiev, donde ha desplegado la mayor parte de los sistemas de misiles antiaéreos Patriot occidentales, pero es vulnerable a los misiles balísticos e hipersónicos rusos en el resto del país.
Por si fuera poco, Kiev asegura que aún no ha recibido confirmación oficial de Copenhague, pero la realidad es que, según la prensa, Dinamarca retrasará hasta seis meses el envío de la primera partida de F-16 debido a los problemas en la instrucción de pilotos y mecánicos ucranianos.
Además, aún no están preparadas las pistas de aterrizaje ni puesta en pie una cadena logística de munición y piezas de repuesto, aunque el Ministerio de Defensa informó hoy que Kiev avanza a marchas forzadas en el “complejo y laborioso” trabajo para preparar la infraestructura de los aeródromos ucranianos.
Los primeros seis cazas de un total de trece debían ser entregados a principios de este año, según anunció en agosto la primera ministra danesa, Mette Frederiksen, en presencia de Zelensky.
Bombardeos diarios desde final de año
Rusia comenzó a finales del pasado año la actual oleada de bombardeos, que alcanzó su cenit el 29 de diciembre, cuando lanzó contra territorio ucraniano más de 150 misiles y drones, el récord en casi dos años de guerra.
La muerte de 25 civiles en el ataque ucraniano perpetrado al día siguiente contra la capital de la región de Bélgorod, respuesta de Kiev a la muerte de más de medio centenar de ucranianos en el bombardeo ruso, enervó aún más al Kremlin.
En total, según el Estado Mayor, Rusia ha lanzado 125 misiles y “más de 400 ataque aéreos” en lo que va de año.
El portavoz del Estado Mayor, Andrí Kovalov, informó también sobre “aproximadamente 320 ataques con lanzaderas de misiles” contra las posiciones militares y la infraestructura civil en zonas cercanas al frente.