COPA I UNIONISTAS 1-BARCELONA 3 / El Barça salva un match-ball

Supera una situación crítica tras el 1-0 de Unionistas y se clasifica para cuartos. Ferran, en un error infantil de los locales, y luego Koundé y Balde remontaron el partido.

Santi Giménez
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Sin alardes ni demostrar nada del otro jueves ni mucho menos, el Barcelona está hoy, siempre según el plan de su técnico, más cerca del éxito que de la derrota en una competición como la Copa, que se antoja ya como estratégica en el plan de ruta barcelonista. El Barça accedió a los cuartos de final tras ganar 1-3 a Unionistas de Salamanca, que se adelanto en el marcador de salida y que en la primera parte creó dudas en el conjunto blaugrana. Pero con un error de novatos y la reivindicación de Koundé y Balde, con dos goles insospechados, el Barça salvó un match-ball obligado.

Xavi, que en la previa pronunció un discurso optimista que casi lleva las masas a ocupar Canaletas preventivamente, se volvió a dar de morros con la cruda realidad en la puesta en escena de otro partido que se inicio de manera nefasta para los barcelonistas.

Dejando a un lado que el técnico catalán, quien sabe si queriendo mandar un mensaje a la dirección deportiva (que le ha ignorado sistemáticamente) alineó a Marc Guiu como titular en vez de a Vitor Roque. Una figura de 61 millones de euros que empezó el partido vestido de Amundsen en el banquillo con una expresión de no tener muy claro qué demonios hacía ahí.

El Barcelona empezó a crear dudas en cuanto el presidente Joan Laporta bajo el miércoles al vestuario para arengar al equipo antes de visitar a Unionistas, un equipo de Primera RFEF. Si el presidente quería mandar un mensaje a los jugadores tras la debacle ante el Madrid, podría haberlo hecho en Arabia, no antes de jugar ante un equipo que, desde el inicio, se comió a un Barça que parece desmentir las palabras de su entrenador y que no parece de ningún modo estar más cerca del éxito que de la derrota. A pesar del triunfo final.

Para ser claros, el Barcelona fue un desastre desde el inicio. A los 56 segundos, Unionistas, mediante Losada, ya avisó al equipo blaugrana. A los once minutos, el mismo Losada tuvo otra ocasión ante un equipo blaugrana lento, previsible, y abotargado.

Sólo Marc Guiu, la sorpresa del equipo inicial, creaba cierto peligro a base de acciones de fuerza e ímpetu con remates acrobáticos que contrastaban con las llegadas ordenadas de Unionistas, que culminaron con el gol de Álvaro Gómez a los 31 minutos aprovechó la siesta eterna de Balde, que ya dura demasiado. Con el Reina Sofía encendido y el Barcelona dando pena, los locales tuvieron una nueva ocasión mediante Serrano y esa confianza en sus opciones fue las que les traicionó.

De otra manera no se puede entender que un equipo como Unionistas atacara un saque de esquina a favor con diez jugadores en el área y el portero en la línea del centro del campo. Un suicidio en toda regla, incluso ante un equipo como el Barça, que recuperó la pelota en defensa, João asistió a Ferran, que sólo tuvo que correr 40 metros ante el portero charro para empatar un partido ridículo de parte blaugrana hasta ese momento.

El empate a uno era la mejor noticia para los barcelonistas en el descanso. En el regreso, Christensen se quedó en la caseta por molestias (las habituales desde hace tiempo) y Xavi dio entrada a Cubarsí, 16 años.

A la hora de partido, Xavi ya sacó a la artillería porque la cosa pintaba mal. Lewandowski y Gündogan salieron. Vitor Roque (61 millones al aparato) seguía vestido de esquimal en el banquillo.

A partir de ahí, el Barça cambió a base de dos jugadas individuales por parte de jugadores bajo sospecha. La primera de Koundé, señalado tras su calamitosa actuación ante el Madrid, que marcó desde lejos y luego Balde, un desastre en lo que va de año, que culminó una excursión a lo loco con un gol digno de Alphonso Davies.

A falta de diez minutos, Xavi dio entrada a Roque con el partido ya visto para sentencia. No aportó nada, pero la crisis estaba salvada.


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